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Un barco para la serpiente emplumada

Publie le Jueves 2 de febrero de 2006 par Open-Publishing

Por Patricia Rodríguez Jurado y Boris Leonardo Caro
de La Zezta http://lazezta.blogspot.com

El pasado

Tres barcos cruzan el Atlántico y descubren, a sus ojos cansados de travesía e historia milenaria, una tierra nueva: América. Brazos que aún no sospechan el hierro y la conquista, la sangre feroz: la guerra.
Veintinueve años después cae Tenochtitlán, la ciudad de los aztecas. La colonización española devuelve una profecía desfigurada. Las naves de velamen blanco y hombres barbados no han regresado a Quetzalcóatl, la Serpiente Emplumada.
Los siglos prosiguen su marcha ineluctable. El colonizador cambia sólo de nombre y de país. Abajo, los nietos de aquellos que ayer fueron arrasados por la barbarie, continúan a la sombra, aguardando una esperanza redentora. En el penoso andar de olvido y muerte: los sin rostro.

La propuesta

Casi al concluir el Foro Social Mundial de Caracas, centenares de organizaciones participantes en esa cita se pronunciaron a favor del EZLN y la Otra Campaña. Dentro de esa corriente de apoyo, se propuso que la comitiva zapatista hiciera un recorrido en barco más allá de las fronteras mexicanas. La idea, quizás en términos demasiado prácticos, parece un nuevo desafío a la utopía, pero históricamente posee una justificación extraordinaria.
Más que un bojeo, el viaje apunta simbólicamente hacia un redescubrimiento continental. Empujado por la marea alta de los movimientos progresistas en el continente, el EZLN vendría a cumplir una función de enlace: mensajeros de la mano del mar, que abraza a la América Nuestra.
Si las carabelas del Almirante Colón trajeron tras de sí la colonización rapaz; este otro barco, casi nave intergaláctica según el vocabulario zapatista, expandiría una nueva conquista, la de la revolución, la vida, la esperanza.
Nuevo periplo para aunar fuerzas y prepararnos, porque al norte y al este las garras imperiales nos acechan.
Las profecías de nuestros ancestros hablan de un salvador que vendrá caminando por sobre las olas: Viracocha o Quetzalcóatl. Venido de México, esta será canoa de la serpiente emplumada; la confluencia de dos tiempos, el punto donde la parábola vuelve a tierra y la flecha ansiosa se transfigura en árbol, en hogar, en Patria.

La esperanza

Otro barco zarpa de las costas mexicanas. Cruza el mar Caribe, abre con su proa el Atlántico, bordea las playas de Brasil, roza apenas la Patagonia y retorna al norte, impulsado por la brisa del Pacífico.
Hombres y mujeres del color de la tierra, que cubren su rostro con telas negras, oscuras como un grito. Hombres y mujeres de palabra verdadera, venidos de la montaña, de la selva rebelde. Los llaman zapatistas.

Preparen las bahías, los muelles, los mesones de cada puerto. Ajusten los catalejos, limpien sus lentes hechas para la luz. No miren con terror al horizonte, antaño anuncio de piratas, de voraces buscadores de fortuna. Aguarden la bandera de la estrella rojinegra, las velas de verde selva y verde esperanza, la brisa de la palabra nueva.