Académicos conservadores defienden la dictadura chilena

Adital - Expertos, académicos e historiadores chilenos empezaron un embate sobre el Informe Valech, divulgado en el final de 2004, con el testimonio de unas 28 mil personas víctimas de prisión política y tortura en los 17 años del régimen militar. El general Augusto Pinochet tomó a la fuerza el gobierno democrático de Salvador Allende. De un lado está un documento firmado por especialistas y académicos de derecha, que pone en duda los 28 mil testimonios. De otro están historiadores y académicos que rebaten las declaraciones de los que defienden la dictadura. Los dos documentos han sido divulgados por la Agencia de Noticias de Chile (Anchi).

Los primeros, expertos y académicos, al criticar el Informe Valech, llaman a los opositores de régimen dictatorial de “terroristas”. Y los segundos, defensores del Informe Valech, dicen que “la violencia política ejercida desde las esferas del Estado es una característica que la sociedad chilena no está dispuesta a seguir callando ni aceptando”.

Con relación al Informe Valech, los expertos de derecha reconocen la gravedad de los actos denunciados y la necesidad de evitar “toda acción de esa naturaleza”, pero declaran que no hay manera de comprobar la veracidad de los testimonios. “Como historiadores valoramos el informe como fuente, pero debemos ser muy cautos en el uso de cada uno de sus datos específicos”, observan. Comentando el capítulo III del Informe - Contexto histórico -, ellos concluyen que no, que es presentado un conjunto de falsedades, contradicciones y afirmaciones infundadas, acompañadas de graves omisiones.

Entre esas falsedades, es citada la declaración de los testigos que en Chile no había grupos armados capaces de constituirse en un ejercito popular. Para ellos, la ley de amnistía estuvo destinada a conseguir la impunidad de las violaciones a los derechos humanos y “se minimiza el hecho de que miles de subversivos y terroristas se beneficiaron de ella”.

Los conservadores comparan las declaraciones de que con frecuencia en los Tribunales militares se admitió la sola confesión para acreditar los delitos, a lo que ahora ha hecho la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura: “darle crédito completo al testimonio individual. Según las evaluaciones, se resume en le Informe la política de detenciones como un estado policial, “cuando correspondieron al 0,3% de la población y no alcanzaron ni al 2% de los electores de la Unidad Popular en las elecciones parlamentarias del 1973”. Al enumerar tipos de recintos de detención, cubriendo una amplia gama, los testimonios inducen al lector a pensar en un gran campo de concentración. “Se afirma que la doctrina de la seguridad nacional proponía eximir del respeto a los derechos humanos, sin dar fundamento alguno”, resaltan.

Para los defensores de la dictadura, lo más grave es que la Comisión pretende hacer creer que para el contexto histórico no importa nada lo que hacían los 34 mil declarantes del Informe Valech antes de ser detenidos.

La contestación de otros historiadores y académicos chilenos vino de pronto. Defendiendo el Informe Valech, ellos afirman que la memoria social, por la verdad, la justicia y la democracia ha dado una dura lucha contra las estrategias pro olvido. “El Informe Valech no hace sino poner en papel y difundir por los medios de comunicación, esta lucha constante de quienes sufrieron - y sufren - la represión por negarse a olvidar”, observan.

En otra declaración, estos académicos dicen que asumir la historia desde los testimonios, conduce desde los hechos al corazón del subjetivo social e individual y se antepone ante quienes “se autodenominan "voces autorizadas" y que desde la tribuna de la academia tradicional, por largo tiempo construyeron (y pretenden seguir haciéndolo) un conocimiento histórico que se levanta como una “verdad completa” y hegemónica.

La contestación es clara: “los términos en que está planteada la Declaración no son dignos de ser rebatidos” pues las justificaciones para emprender el golpe de Estado son trasladadas mecánicamente para justificar también largos 17 años de dictadura. “Nuestra historia está muy fresca como para borrar la ferocidad del régimen, la instauración del terror como dispositivo para sostener el poder conseguido militarmente, el genocidio como práctica cotidiana y la pretensión de impunidad posterior”, resaltan.

El régimen de Pinochet es considerado lo más sangriento y arbitrario de la historia de Chile, que construyó una política de Estado basada en el exterminio sistemático y organizado. Un ejemplo de ello es el apoderamiento de las aulas académicas, la censura, la delación, la persecución o “simplemente” la desaparición y muerte de una larga lista de profesores y estudiantes, que hasta la mañana del 11 de septiembre de 1973 trabajaban en universidades y centros de estudio en la región y en el país. “Resulta lamentable que la perpetración de estos crímenes de lesa humanidad - sobre todo a la luz de la experiencia histórica del siglo XX- sean presentados, por estos historiadores, como fruto de "defectos" del gobierno liderado por las FFAA (Fuerzas Armadas”.

El Informe Valech, además de los testimonios de quienes sufrieron las acciones represivas de la dictadura, los documentos emanados de quienes formaban parte del aparato represivo y político del régimen. Los extractos de sentencias de Tribunales Militares muestran como el régimen pasó por alto las normativas jurídicas del proceso, violó los tratados internacionales y condenó a personas por el hecho de pensar distinto.

Según los contrarios a la dictadura, el Informe, el que en su Capítulo II, señala con certeza y claridad los nombres y ubicaciones de los centros de detención y también contiene los nombres de los 30 mil hombres y mujeres, jóvenes y niños, ancianos y ancianas que sufrieron la detención arbitraria, tortura y vejamen. “El Informe Valech, nos permite hoy obtener justicia social y ciudadana”, agregan.

El Informe Valech completo puede ser leído en el sitio de la Internet:
www.servicios.gov.cl/comision/