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El laberinto de Uribe Vélez

Publie le Miércoles 9 de febrero de 2005 par Open-Publishing

Por Alberto Pinzón Sánchez

Es muy sencillo: no solo aceptar sino resolver el conflicto histórico social armado que existe en la sociedad colombiana y él ha llevado al punto de no retorno. Cuyo centro estratégico no es como dice el guanaco salvadoreño Joaquín Villalobos la debilidad del aparato Estatal, sino la Lucha de Clases tanto interna como externa: Una oligarquía latifundista y financiera hoy transnacionalizada, que a la muerte de Simón Bolívar en 1830, dirigida por Francisco de Paula Santander y apoyada por las potencias capitalistas NorAtlanticas, tomó la dirección del Estado colombiano y bajo cobijo ideológico de la alta jerarquía de la Santa Madre Iglesia, impuso a sangre y fuego sobre el pueblo trabajador una Relación de Dominación llamada VIOLENCIA POLITICA, con el fin de usufructuar el botín burocrático y perpetuarse en el poder.

Durante el siglo 19, desató nueve (9) guerras sectarias bipartidistas que cínicamente llamó "civiles", pero cuyos 139. 300 -ciento treinta y nueve mil trescientos- muertos (según el historiador W. Mc Greevey, citado por Álvaro Tirado Mejía en su ensayo aspectos sociales de las guerras civiles en Colombia), todos fueron RECLUTADOS A LA FUERZA dentro del pueblo trabajador; negros esclavos, indígenas tributarios o mestizos concertados, principalmente campesinos y artesanos. A los primeros terminó de despojarlos de las tierras que tenían de tiempo atrás o hubieran conseguido con su trabajo para sembrar café de exportación y engordar ganado. Y a los segundos los arruinó totalmente y exterminó sus obrajes y talleres al imponerles como Gobierno, la teoría LIBERAL del libre comercio o apertura de fronteras a las mercancías de lujo provenientes del NorAtlantico, y que hoy denomina Neo-Liberalismo.

A fines del siglo 19 y comienzos del 20, desató otra confrontación sectaria de tres años de duración (mil días), que produjo según la misma fuente,170 mil muertos ( 1 colombiano de cada 20 ) mas la desmembración de Panamá; y a partir de 1928 con la masacre en el enclave bananero de la United Fruit Co, hasta 1959 según el tan citado informe de monseñor Guzmán, le produjo a la llamada "chusma gaitanista", mas de 300 mil muertos civiles.

En 1964, con la experiencia adquirida en diez años atrás con los bombardeos aéreos a Villarrica (Tolima) y el Sumapaz, esta vez con un plan elaborado y financiado minuciosamente por la Embajada mas grande del mundo, denominado Latín American Security Operation (LASO), inicia con su Máquina de Guerra bien aceitada, otra ola de violencia que llama "contrainsurgente", al bombardear a 48 miserables campesinos en Marquetalia (Tolima), acusándolos de ser guerrilleros Comunistas.

Luego buscando exterminarlos, la extiende hasta hoy día con otros planes recurrentes cada vez mas grandes, como el plan Golpe de Gracia, los Destructores I y II, el Plan Colombia-Plan Patriota y la Iniciativa Regional Andina, los cuales según cálculos de las diversas ONGs han dejado más de 70 mil muertos la mayoría serruchados y/o desaparecidos, más de cuatro millones de desplazados internos y la ampliación de esta guerra sin reglas a los países vecinos.

¿Donde está en Colombia el monumento a todas estas victimas, que como un Auschwitz acusador muestre los millones de muertos que produjo la matanza industrializada del Fascismo europeo, y nos recuerde el holocausto similar que parece no tener fin en nuestro país? Donde están los Benedetis y demás ruiseñores del régimen, que desde hace muchos, pero muchos años, vienen haciendo semanalmente en la falsimedia, hermosas metáforas Garciamarquianas, con los doloridos destellos de la triste luz del cielo azul tropical, mientras colocan a sus parientes cercanos en embajadas y senados pero sin decir ni pío sobre la realidad colombiana? ¿A cuenta de qué, se rasgan las vestiduras como una moda chic para conmemorar lutos distantes, pasando por alto los propios?

Sin embargo la realidad del conflicto va haciendo madurar lentamente, hay que reconocerlo, a la sociedad colombiana. No hay ya nadie, ni siquiera los ruiseñores del régimen, que no hablen de la verdad, la justicia y la reparación, aunque sea para nublarla o quitarle su verdadero significado, reduciendo el problema a la expedición de una simple ley; cuando los hechos, incluso reconocidos en el exterior, están dejando en claro y eso es lo que produce el patatús diarreico al Mini-führer Uribe Vélez en Cartagena este fin de semana: La gran verdad de que la Relación de Dominación, de la VIOLENCIA POLITICA impuesta durante 175 años por la Oligarquía latifundista y financiera transnacionalizada al pueblo trabajador colombiano, se encuentra en una crisis IRREVERSIBLE a causa de la resistencia creciente que este le opone, y no se va a resolver incrementando la guerra fascista sin reglas ( de perdón y olvido), así la denominen con el tierno y provocativo nombre de Seguridad Democrática.

La Verdad con mayúscula, según tengo entendido corresponde a Dios. En Colombia se está llegando a las diferentes verdades que durante tantos años estuvieron ocultas por una muy bien blindada doble moral santanderista. Son muchas y habrá que enfrentarlas, así sea sentados en el piso y llorando como lo hizo valientemente ese héroe solitario de icopor, con el pecho lleno de condecoraciones por lo que hizo en Mapiripán de apellido Uscátegui.

O reconociendo que la voz de don Fabio, quien parece ser el único le habla al oído al mini-führer, le produjo daño severo en el laberinto y en la rama del equilibrio del nervio auditivo, que le impide percibir cuando le están moviendo el andamio donde está trepado. O que las más de 3.500 bajas que ha sufrido el Ejército en el último año no son producidas por la "Leismanihasis", porque esto constituiría una mentira epidemiológica de tal magnitud que solo la actuación conjunta de la Organización Mundial de la Salud y la ONU podría resolver. O que la desaparición de la otra parte del binomio de Uribe, el señor Mancuso, al igual que la de Castaño y su reemplazo por "Botalón", va a impedir que la Corte Penal Internacional sepa quienes fueron los patrocinadores oficiales del genocidio que no precluye. Y así sucesivamente.

La justicia punitiva, que el pueblo llama "para los de ruana", no se limita a que el cenizo y opaco Osorio corrija sus actuaciones, todas, políticas en el partido Uribista de la Fiscalía y acepte por fin ponerle siquiera alguna penitencia simbólica a los RitoAlejos y demás protegidos del Ralito, sino que es necesario hacerle una grande y verdadera reforma que le dé credibilidad y legitimidad. Y sobre todo que "haiga (sic) Justicia para todos" es decir JUSTICIA SOCIAL, como pre-requisito esencial de la existencia de nuestro país.

Para no hablar de la reparación, que está contenida en las demás reformas enumeradas en la Agenda firmada en 1999 en la Machaca entre las FARC y el representante en aquel entonces de esta oligarquía santanderista: Andrés Pastrana.

En ese listadito, esta la verdad verdadera, la justicia verdadera y alguna que otra verdadera reparacioncita que está esperando hace tantos añitos el pueblo trabajador colombiano.


Fuente: ANNCOL