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E.UU. libera a secuestradores iraquíes para que espíen a los combatientes contra la ocupación

Publie le Lunes 21 de marzo de 2005 par Open-Publishing

Un informe en los medios revela que oficiales de la inteligencia y de la policía militar de EE.UU. en Irak, están liberando rutinariamente a peligrosos criminales a cambio de su promesa de espiar a los combatientes contra la ocupación.

Según el Independent on Sunday [IoS], hay documentos que muestran que en un caso la policía rescató a un médico después de un tiroteo con sus secuestradores y arrestó a dos de la banda, que hicieron una confesión total. Pero la policía militar de EE.UU. se hizo cargo de los dos y los dejó ir.

En la comisaría en la que estaban detenidos los hombres, se registró que habían sido entregados a un teniente de la policía militar estadounidense para que fueran transferidos al centro de detención de Campo Cuervo, dirigido por EE.UU.

Sin embargo, un portavoz militar estadounidense informó al IoS que no existía un registro de los dos prisioneros en su base de datos.

“Los estadounidenses están permitiendo la descomposición de la sociedad iraquí porque sólo les interesa combatir a la ‘insurgencia’”, dijo un alto oficial de la policía iraquí.

“Estamos confrontando una epidemia de secuestros, extorsión y crimen violento, pero aunque sabemos que los estadounidenses controlan los llamados en teléfonos móviles y satelitales, que son utilizados a menudo en negociaciones por pagos de rescate, no nos pasan ninguna inteligencia criminal. Sólo quieren utilizar la información contra ‘insurgentes’.”

Una fuente del gobierno iraquí confirmó además que a menudo criminales sospechosos son liberados si aceptan dar información sobre ‘insurgentes’, a pesar de los peligros que un acto semejante representa para ellos.

La clase media iraquí ha sido terriblemente atacada por secuestradores desde la caída de Sadam Husein. Numerosos médicos, un objetivo preferido, y empresarios, han huido a Siria, Jordania y Egipto. La policía admite que no ha podido hacer nada por detener la ola de secuestros.

El doctor Thamir Mohammed Ali Hasafa al-Kaisey, un médico de cabecera de 60 años, fue capturado por una banda de 11 secuestradores mientras conducía a casa desde su clínica en Bagdad, temprano por la tarde del 23 de diciembre.

“Estaba a 50 metros de mi casa cuando hombres con pistolas en un Jeep Cherokee me detuvieron y me golpearon con sus puños”, declaró más tarde el doctor Hasafa a la policía. “Me pusieron en su coche con la cara en el piso y me ataron con mi propia chaqueta.”

El doctor tuvo una suerte extraordinaria. Sus captores se encontraron con un punto de control policial y estalló un tiroteo. Aunque su pierna había sido quebrada en la paliza recibida, el doctor pudo salir gateando del coche.

El caso fue un éxito poco común de la policía. En sus confesiones, los dos sospechosos - uno de ellos teniente de la policía en servicio - explicaron cómo trabajan las bandas y el creciente número elevado de raptos que cometen.

Mohammed Najim Abdullah al-Dhouri, el teniente de la policía, y Adnan Ashur Ali al-Jabouri son los dos miembros de poderosas tribus de las que Sadam tomó a muchos para su círculo interno de seguridad y de oficiales del ejército.

Adnan Ashur informó al juez investigador que los dirigentes de la banda eran Eyhab, alias Abu Fahad, que tenía un negocio de teléfonos móviles, y su hermano, Hisham.

Según Ashur, Eyhab era un criminal condenado a 40 años de prisión por el antiguo régimen, pero que había sido aparentemente liberado durante una amnistía general de Sadam a fines de 2002.

Todos los miembros de la banda estaban armados de pistolas. Tenían pisos francos en los que retenían a las víctimas de los secuestros. Ambos sospechosos dijeron que habían participado en numerosos secuestros en los meses anteriores, y que sus víctimas pagaban hasta 60.000 dólares cada uno.

En el caso del doctor Hasafa, la banda había sido informada de su ‘valor’ como objetivo de un secuestro por un guardia contratado por los propietarios de casas para proteger la calle en la que vivía.

Los policías iraquíes estaban felices de tener por fin información detallada sobre cómo opera una banda de secuestradores. Los dos hombres capturados estaban dispuestos a dar los nombres y direcciones de otros miembros de la banda, y el éxito fue elogiado por la televisión iraquí y la prensa local.

Pero, para amarga desilusión de la policía, el 30 de diciembre llegó un convoy de policías militares de EE.UU. a la comisaría al-Khansa, donde estaban detenidos Najim y Ashur. El oficial de la policía iraquí en la comisaría anotó: “Han solicitado la custodia de los dos asaltantes”.

La policía abandonó el caso contra el resto de la banda.


Al Yazeera
Traducido para Rebelión por Germán Leyens