Portada del sitio > Nuevo tipo de solidaridad internacional

Nuevo tipo de solidaridad internacional

Publie le Viernes 15 de abril de 2005 par Open-Publishing

Por Sérgio Ferrari*

Director de la radio independiente "La Primerísima" - una de las de mayor audiencia en Nicaragua- William Grigsby Vado, 47, resume una intensa vida militante de casi 30 años y una desbordante actividad profesional. Periodista por pasión; agudo analista de la dinámica centroamericana por vivencia; interlocutor de la cooperación internacional por aprendizaje ya que entre 1997 y el 2003 se desempeño como director ejecutivo de la Fundación para el Desarrollo Municipal "Popol Na". La situación centroamericana; las tensiones del sandinismo; las prioridades de la solidaridad, afloran así en esta entrevista exclusiva, pocas horas antes de su llegada a Suiza en el marco de un intercambio sur-norte invitado por GVOM (Grupo de Voluntarios de más allá del Mar)y con el apoyo de E-CHANGER, ambas ONG de cooperación solidaria implantadas en Nicaragua desde hace 25 años.

COROLARIOS DE LA REVOLUCION

 

P:
Hace 26 años el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) tomó el
poder en Nicaragua. Se plasmaba una de las revoluciones más innovadoras
de la historia latinoamericana moderna. ¿Mirando para atrás, que
significó esa revolución para la gente? ¿Qué quedó y que se perdió?

 

R:
Creo que hay muchas cosas que hoy forman parte de la idiosincrasia de
los nicaragüenses pero que realmente son obra y resultado de la
Revolución. Una de ellas es que los "nicas" normalmente dicen lo que
piensan y siempre tratan de saber por qué ocurren las cosas. No les
basta constatar que algo ocurrió y punto... Y eso no siempre fue así,
porque la larga dictadura de Somoza (más de 40 años) se encargó
de impedir esa búsqueda de la comprensión y ese lenguaje directo.

 

Lamentablemente,
otras cosas que eran parte nuestra todavía hace unos cinco o seis años,
cada vez se están perdiendo más. Sobre todo no se reproducen 
automáticamente en los jóvenes en tanto valores propios. Por ejemplo,
el orgullo de ser nicaragüense. O el espíritu de solidaridad. Ambas
cosas, están siendo devoradas por el mercado y la individualización de
lo cotidiano.

 

Pero
quizás, lo que más lamento, es que se ha ido perdiendo el derecho a
soñar. La gente cada vez se resigna más a su realidad, muchas
veces influenciada por grupos religiosos sectarios y el
providencialismo fatalista que estos promueven. Y en la medida que no
se ejerce al derecho a soñar, se pierde también el deseo de luchar para
cambiar...Debemos ayudar a recuperarlo.

 

LA COMPLEJIDAD DEL SANDINISMO

 

P:
En noviembre 2006 habrán elecciones. La campaña ya está en marcha.
¿Está convencido que las elecciones son el camino idóneo? ¿Cuáles
son los retos de esta etapa para el sandinismo? ¿Qué es hoy realmente
el sandinismo?

 

R:
Si la contienda electoral es o no el camino para que la izquierda
alcance el poder es una discusión resuelta desde 1989, cuando el FSLN,
entonces en el poder, decidió convocar a elecciones entendiéndolas como
el mejor camino para acabar con la guerra. Entonces, en el cálculo
político, no entraba la posibilidad de lo que luego fue la
derrota de 1990. Pero de todas formas, la decisión transformó
profundamente la naturaleza del sandinismo y su estrategia.

 

El
sandinismo está dividido desde hace muchos años, tal vez incluso desde
la propia Revolución. En tanto que movimiento ideológico amplio, más de
caracter nacionalista y antiimperialista que socialista, se expresa en
una doctrina que convoca desde cristianos conservadores hasta
comunistas ortodoxos.

En
los últimos años, esa división se acrecentó porque ahora hay
sandinistas pobres y sandinistas enriquecidos; sandinistas de izquierda
y sandinistas de derecha.

 

Quizás siempre los hubo, pero ahora es mucho más notorio.

Lo
peor es que los sandinistas ricos se tomaron el Frente Sandinista en el
congreso de 1998, y desde entonces, el partido que alguna vez estuvo en
la vanguardia latinoamericana, se ha transformado en una simple y
triste caricatura.

 

P: Es decir...

 

R:
La dirigencia del FSLN, encabezada por Daniel Ortega, es una cúpula
ideológicamente castrada, políticamente oportunista y socialmente
corrupta.

Pienso
que hoy lo más importante no es si se puede o no ganar elecciones.
Primero, es necesario querer ganarlas realmente; segundo, saber para
qué se quiere alcanzar el poder; y tercero, contar con una
estructura partidaria consciente, democrática, luchadora y con
identidad socialista. Cuando uno analiza lo que ahora hace la
dirigencia del FSLN, se da cuenta que ni quiere ganar las elecciones
(porque tiene poder de veto suficiente en tanto segunda fuerza y
principal partido opositor); ni tiene ideas claras sobre qué
haría si ganase el gobierno; ni promueve un partido democrático,
conciente, luchador y mucho menos socialista.

 

El
desafío más importante para los sandinistas de izquierda, es ganar la
conciencia de todos los sandinistas para recuperar el FSLN histórico
tal como lo imaginó su fundador Carlos Fonseca. Y luego, lanzarnos a la
disputa del poder político por la vía electoral y realizar un gobierno
que verdaderamente ofrezca a los ciudadanos soluciones a sus problemas.

 

CENTROAMERICA SIGUE ESPERANDO

 

P:
En los años setenta América Central explotó. A fines de los ochenta se
plasmaron las soluciones políticas-negociadas en esa región. En los
noventa, las antiguas guerrillas se debilitaron en Guatemala y El
Salvador, y el FSLN vivió, en la oposición, la profundización de su
propia crisis. ¿Qué marca hoy la dinámica actual de América Central?
¿Hacia donde es la apuesta de futuro?

 

R:
En la mayoría de Centro América, es el movimiento social, popular, el
portador de los sueños estratégicos. Lo vemos hoy en Honduras,
Guatemala y Costa Rica, un poco menos en El Salvador, y casi nada en
Nicaragua. Pero creo que si el movimiento popular logra a nivel local
convertirse en la principal expresión de la resistencia al
neoliberalismo y luego eslabona sus fuerzas a nivel regional, obligará
a los partidos (sin importar su signo aparente) a tomar posiciones más
sensatas, más nacionalistas y menos serviles hacia el poder
imperialista de Estados Unidos.

 

LA INFORMACION INDEPENDIENTE

 

P:
Usted es director de una radio independiente en un país profundamente
dependiente... ¿Qué es hoy la radio “La Primerísima”? ¿Cómo logra
sobrevivir en el marco de la profunda competencia de mercado sin
renunciar a su perfil de medio alternativo?

 

R:
Definimos a “La Primerísima” como una radio al servicio de la gente.
Concepto que integra los principios que nos inspiran, desde el
antiimperialismo que nos heredó Sandino (Augusto Cesar), hasta la más
elemental de las funciones de una emisora en Nicaragua, como es avisar
la muerte de una persona, o enviar un mensaje de un familiar a otro que
reside muy lejos y no tiene teléfono.

 

Evidentemente,
estamos claros que la radio es también un poderoso instrumento que
opera sobre la conciencia de los ciudadanos. En nuestro caso, el
poderío se asienta en la credibilidad como medio y en la credibilidad
de sus periodistas. Es un primer lugar que nos hemos ganado (y
conservamos desde hace nueve años) a pulso.

 

En
este sentido, no tenemos ningún problema de decir claramente que
somos sandinistas, que analizamos los problemas como sandinistas, cómo
revolucionarios, como profesionales que amamos al país y a su gente.
Pero al mismo tiempo somos veraces, exigimos profesionalismo y nos
apegamos a los hechos.

 

Es
esa credibilidad, la seriedad con la cual asumimos nuestro papel de
comunicadores, lo que nos ha permitido poco a poco ganar un sitio en
una economía de mercado, con empresarios recelosos por nuestra
identidad política, pero conscientes de que somos una radio muy
escuchada, y sobre todo, creída.

 

P: ¿Qué papel juega la información independiente en esta época marcada, a nivel de medios, por la globalización de contenidos?

 

R:
Lo más importante es tratar de ofrecer un punto de vista que va más
allá de las noticias y sus protagonistas. Intentamos de dar a los
oyentes no sólo la noticia fría, sino también analizarla, escudriñar
sus causas y advertirles sobre sus consecuencias. Y al mismo tiempo,
queremos que los oyentes no sólo saquen sus propias conclusiones, sino
que también se animen a organizarse y trabajar para cambiar aquellas
cosas que les perjudican.

 

COOPERACION Y SOLIDARIDAD INTERNACIONAL

 

P:
La solidaridad internacional ha vivido su propia crisis en los últimos
años. Al mismo tiempo el nuevo movimiento alter-mundialista en ascenso
pareciera convocar a los actores sociales planetarios a cambiar el
mundo juntos (sin insistir demasiado en la clásica solidaridad del
Norte hacia el Sur tan propia de los ochenta-noventa). ¿Que piensa de
la Solidaridad hoy?

 

R:
En mi opinión, el apoyo externo más importante es el que propicie las
condiciones internas para fortalecer la conciencia de la gente. En
otras palabras: educación popular, en todo el sentido de la palabra. Me
parece que ese es el gran desafío de los revolucionarios en Nicaragua,
y en correspondencia, de la solidaridad internacional.

 

Habitualmente,
este tipo de esfuerzos no gozan de mucha simpatía en determinados
sectores de la solidaridad (sobre todo la institucional), porque no hay
resultados tangibles, porque no hay foto que ilustre su éxito. Incluso,
también en la solidaridad popular, existe suspicacia, porque sospechan
que sus esfuerzos pueden ser consumidos por unos cuantos oportunistas.
Algo de razón hay, pero creo que somos lo suficientemente inteligentes
en ambos lados del océano, como para saber construir mecanismos que
garanticen transparencia en la rendición de cuentas y eficacia en el
trabajo realizado.

Se
trata de sembrar para cosechar dentro de siete, ocho o diez años.
Pero seguro, la cosecha será tan abundante, que vamos a producir otra
Revolución.

 

P: ¿Y con respecto a la cooperación material concreta?

 

R: Es importante puesto que vivimos en un país empobrecido con enormes necesidades de todo tipo.

Pero
tan vital es resolver el problema del hambre o de la salud o de la
vivienda, como también estimular que la gente involucrada, a ambos
lados, ocupe esas obras como un instrumento para cambiar sus
conciencias, para ganar respeto en sí misma, para estimular su
autonomía, para promover ideas creativas sobre qué tipo de sociedad
necesitamos.

 

Es
decir, la solidaridad material debe estar vinculada a la transformación
de la conciencia de receptores y donantes. Me parece que de nada sirve
seguir regalando casas, parques, calles, u otro tipo de obras, si,
mientras tanto, la gente no va asumiendo su papel protagónico en la
transformación de la sociedad de la que es parte.

 

(Colaboración UNITE)

* Colaborador de Adital en Suiza