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Bolivia: Al que no quiere caldo...

Publie le Miércoles 8 de junio de 2005 par Open-Publishing

Por Gabriel Molina

EL presidente Carlos Mesa renunció por tercera vez en tres meses a la primera magistratura de Bolivia, pero esta vez el panorama se ha radicalizado demasiado como para que pueda continuar.

Llegado al poder desde su cargo de vicepresidente por las protestas masivas con que fue derrocado en el 2003 el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, Mesa dijo al renunciar que se mantendría hasta que se reuniese el Congreso y decidiera, por lo cual técnicamente aún ocupa la Presidencia. Pero el líder de los cocaleros y del Movimiento al Socialismo (MAS), Evo Morales, quien cuenta con el mayor arrastre popular, advirtió que las manifestaciones iniciadas el 16 de mayo continúan hasta que se atiendan las demandas de la nacionalización de los hidrocarburos y la convocatoria a una asamblea constituyente.

Abel Mamani, presidente de la Federación de Juntas Vecinales del cercano y revuelto municipio de El Alto, explicó que la renuncia de Mesa puede ser una maniobra para desmovilizar a la población como ocurrió recientemente. Y advirtió también que las protestas continuarán, inclusive con el presidente interino que reemplace eventualmente a Mesa, hasta lograr atención a las demandas sociales. Por tanto, ratificó una nueva concentración en La Paz, similar a la del lunes, que es considerada la más grande vista en La Paz durante los últimos 20 años.

Morales y Mamani coincidieron con Jaime Solares, secretario ejecutivo de la Central Obrera Boliviana (COB) -que también llamó a manifestarse en las calles-, en rechazar la posibilidad de que Mesa sea reemplazado por el presidente del Congreso, Hormando Vaca Diez, y el de la Cámara de Diputados, Mario Cossío.

Morales precisó que Vaca Diez y Cossío deben declinar la opción de suceder a Mesa. El cargo quedaría en manos del titular de la corte suprema, Eduardo Rodríguez, quien se declaró dispuesto a aceptar lo que disponga la Constitución.

Estas posiciones de las fuerzas populares hacen que se mantenga incertidumbre sobre fecha y lugar de la sesión del Congreso que debería tomar una decisión sobre el alejamiento de Mesa.

Analistas consultados tras la renuncia coincidieron en que Vaca Diez y Cossío, ligados al pasado régimen de Lozada, son inviables y de asumir la Presidencia alguno de ellos la crisis se agravaría.

Vaca Diez declaró que cualquier solución deberá sujetarse a la Constitución y respetar al Congreso, lo que se interpreta como la pretensión de hacerse de la jefatura del Estado.

El senador Hugo Carvajal, socialdemócrata como Vaca Diez, propuso que todos los parlamentarios renuncien a su mandato y que en diciembre haya elecciones generales. Pero se apartó de las aspiraciones populares, reclamando que el nuevo Congreso tenga facultades constituyentes y efectúe un referendo autonómico, evento por el que presionan los dirigentes de la oriental región de Santa Cruz, de influencia empresarial, calificados de oligarcas separatistas por los movimientos campesinos, indígenas y sindicales.

Por otra parte, Vaca Diez gestiona una sesión del Congreso para debatir la renuncia de Mesa, quien sugirió la posibilidad de realizarla en otra ciudad ante las manifestaciones que cercan a La Paz.

Evo Morales exigió que la sesión se realice en La Paz y rechazó, como los demás dirigentes sociales, la pretensión de Vaca Diez de que las protestas se suspendan para permitir la reunión legislativa.

Al compás de las multitudinarias marchas y concentraciones se llama sobre todo a la nacionalización de los hidrocarburos, a una Asamblea Constituyente y contra los intentos de autonomía de Santa Cruz.

El mayor partido político, el opositor Movimiento al Socialismo (MAS), antes de estos acontecimientos, en el cercano abril, reclamaba que las ganancias de los recursos minerales se repartan desde la boca del pozo a partes iguales 50 y 50% entre el Estado y las compañías transnacionales y la convocatoria a una Asamblea Constituyente, rechazando airadamente la autonomía que piden los departamentos de Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando.

La oligarquía de Santa Cruz, el departamento de mayor peso económico y sede de las mayores empresas y transnacionales, convocó la consulta de autonomía y ha logrado arrastrar tras sus llamados a una parte de la población local. La Cámara de Diputados aprobó, junto a las enmiendas a la Ley de Hidrocarburos, una ley de convocatoria a ese referéndum al que fijó como fecha el 28 de agosto.

Los dirigentes sindicales, vecinales y políticos de La Paz y el resto del occidente nacional, en particular el MAS, consideran que la oligarquía de Santa Cruz busca abrir las puertas para dividir a Bolivia.

Morales, también diputado y líder de los campesinos cocaleros, denunció aprestos de un golpe fascista contra el Gobierno. Pero ya no rechaza la renuncia del presidente Carlos Mesa. El dirigente del MAS ha señalado que no busca la partida de las petroleras, pero según fuentes periodísticas, muchos de sus seguidores exigen esa medida, como lo hace la COB.

El MAS reclama que las petroleras paguen las regalías como antes de la ley de Losada del 94, que eran de un 50 por ciento. Pero el Congreso votó no aumentar las regalías y crear un impuesto del 32 por ciento a la producción, que el MAS considera insuficiente, vulnerable y una traición. Demanda una asamblea constituyente con plenos poderes.

Tanto el MAS como la Central Obrera Boliviana, la Federación Sindical de Campesinos y movimientos indígenas, universitarios, de maestros urbanos y rurales y federaciones de abogados, médicos y otros profesionales, han expresado su oposición a las enmiendas a la Ley de Hidrocarburos aprobadas por el Congreso.

Los opositores consideran que se debe nacionalizar sin indemnización a las empresas privadas que hoy explotan en su beneficio esos importantes recursos nacionales o imponer mayores tributos a ese recurso natural para que aporte en beneficio de toda la nación.

Las enmiendas a la Ley de Hidrocarburos aprobadas por una ínfima mayoría del Congreso el 17 de mayo último, han sido el detonante que ha radicalizado a los movimientos populares frente al pretendido documento e incluso sobre todo el ordenamiento legal de Bolivia. Morales en los últimos días reclama con más fuerza refundar la nación.

Las incesantes manifestaciones que convergen hacia La Paz, amenazan con obligar a tomar un caldero de caldo a quienes rechazan tomar una taza.


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