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MACHI SIN BOLETAS

Publie le Jueves 3 de noviembre de 2005 par Open-Publishing

Por: Carlos Bongcam

Un gran revuelo se produjo cuando los inspectores del Servicio de Impuestos Internos de Chile multaron al machi de Quepe por recibir dinero, sin entregar boletas de compraventa de servicios, de parte de los mapuches que acuden a él porque creen en sus poderes divinos, el de sanación, entre ellos.

Las protestas surgidas en el seno de las agrupaciones indígenas y el temor al escándalo internacional hicieron intervenir a la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena, organismo que recurrió ante Impuestos Internos planteando el reconocimiento de los machis con el argumento de que estas personas, según las creencias de los mapuches, desarrollan su actividad porque son elegidos por sus dioses, que son superiores a ellos mismos y a su comunidad.

En consecuencia, argumentó el fiscal de la Corporación, el ejercer la actividad de machi, que es de origen divino, no puede ser una actividad económica por la cual haya que pagar tributos y, además, porque las personas que son atendidas por los machis le entregan dinero en forma voluntaria y el machi no persigue con sus servicios un fin de lucro.

Si por el contrario, los argumentos del Servicio de Impuestos Internos prosperaran, dentro del mismo marco en que se pretende ubicar las donaciones que reciben los machis por sus actividades, habría que considerar los dineros que recibe la Iglesia Católica en las tradicionales colectas al final de las misas y los donativos que los creyentes entregan a sus iglesias, entre ellos los adventistas, los anglicanos, los asambleístas de Dios, los bautistas, los ortodoxos,
los episcopales, los mormones, los Testigos de Jehová, los pentecostales, los luteranos, los judíos y los mahometanos.

Habría que agregar, además, como donativos sujetos al pago de impuestos los que reciben los partidos políticos, tanto los procedentes de asesorías brujas, contratos por obras inexistentes o no justificadas ni técnica ni económicamente, traspasos camuflados de fondos estatales a las campañas, donaciones secretas de empresas privadas y las contribuciones personales de sus miembros, que suelen muy mínimas.

Por todo lo anterior, y ante el temor de que dictar misa, que tal como se hace hoy en día a espaldas de Jesús no está muy lejos de ser eso, y hacer reuniones políticas pudieran ser consideradas actividades económicas, se han movilizado todos los probables afectados para buscar una rápida y efectiva solución que de paso ni siquiera mencione lo que someramente se ha descrito en este artículo.

Esta solución, al parecer, tendrá la forma de una nueva ley que, amparada en el legítimo derecho que tiene el pueblo mapuche de desarrollarse como tal a partir del reconocimiento de sus tierras y de su cultura, “legitime” la práctica de sus ritos, tradiciones y costumbres, sin gravarlos con impuestos. De esta forma muy a la chilena y sin mayor alboroto, se dejaría contentos a los mapuches y tranquilos a los españoles y a sus descendientes mestizos.