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La guerra mundial por el petróleo y el gas natural (II)

Publie le Jueves 30 de diciembre de 2004 par Open-Publishing

Por Adán Salgado Andrade*

Leer la primera parte

Y otra vez petróleo caro

Durante el apocalíptico año 2000, el mundo no se acabó, gracias a Dios, pero en EU se produjo la debacle financiera debida a la quiebra de las .com (las virtuales empresas del Internet, como Yahoo o Amazon), consideradas en ese entonces las estrellas económicas de la mal llamada Nueva Economía.

Enseguida, se produjeron los muy sospechosos atentados terroristas a EU (pues dieron lugar, principalmente, a su escalada bélica), tiempo durante el cual, los precios del crudo se estancaron. Sin embargo, a partir de la invasión a Irak, comenzaron a subir rápidamente los precios por barril, debido a la supresión del petróleo iraquí provocado por la guerra.

Pero a pesar del alza, el consumo sigue en ascenso. Esto se debe, por un lado, a una aparente reactivación económica estadounidense, provocada, sobre todo, por la devaluación inducida del dólar que la Reserva Federal ha impuesto (después de haber importado EU por tantos años más de lo que exportaba, ahora los países exportadores tienen exceso de dólares muy baratos).

Las industrias de EU, al ser el dólar más barato, han aumentado sus exportaciones, con tan solo aprovechar su capacidad instalada, la cual, durante la recesión se mantuvo a media carga (por esta razón, la reactivación se ha dado sin empleos o muy pocos). Así, el aumento en la actividad económica, requiere, por tanto, de un incremento en los energéticos y productos derivados del petróleo. Dicho aumento se calcula en un 2% para este año del cual, tan sólo EU absorberá el 20%, unos 288.000 barriles diarios más, que deberán obtenerse a toda costa, so pena de detener la recuperación, pues la carencia de dicho insumo podría, por ejemplo, obstaculizar los procesos industriales, por la falta de materia prima o energéticos suficientes para la generación eléctrica o escasez de combustibles.

Dicha recuperación lleva atada a otro país, China, cada vez más un fuerte socio comercial de EU, que para este año absorberá el 40% del aumento de la producción de crudo, o sea, unos 576,000 barriles diarios más al día, el doble del consumo estadounidense. Esto porque su producción industrial, tiende a aumentar, especialmente la maquilación de productos estadounidenses, europeos y japoneses, cuyas grandes corporaciones se han llevado sus fábricas allá, armando sus productos y reexportándolos a sus países de origen o a otros lados, pues de esa manera les sale más barato hacerlos.

Tanto es así, que de la producción total china, un 65% proviene de empresas no chinas. De las cuarenta mayores empresas exportadoras de China, nada menos que 10 son estadounidenses, como Motorola Inc. y Dell Inc., fabricante la primera de celulares y, la segunda, de computadoras (así que cuando Bush y sus secuaces critican que por culpa de China, están perdiendo los estadounidenses trabajos, más bien deberían hacerlo contra sus corporaciones).

Por ejemplo, cadenas de tiendas de autoservicio como el gigante Wal-Mart Stores Inc. (una de las mayores corporaciones mundiales, con ventas superiores a los $247.000 millones de dólares durante 2002) o Target Corp., cuentan con los bajos precios de las mercaderías chinas para ofrecer sus ’grandes ofertas’, no sólo en sus cadenas estadounidenses, sino en todo el mundo. Wal-Mart ha duplicado sus importaciones chinas durante los pasados cinco años, a $12.000 millones de dólares anuales, lo cual representa 10% de las importaciones totales chinas a Estados Unidos.

Ganancias máximas

Pero además de lo ya citado, la excesiva producción de crudo se debe también a la necesidad creciente de las empresas petroleras por aumentar sus ganancias al máximo posible, como es el caso, por ejemplo, de Exxon-Mobil. Esta compañía bombea por sí sola más petróleo que Kuwait (2,54 mbd) y es una de las así consideradas ’cinco grandes’ (sus ventas en el 2003 ascendieron a la enorme cantidad de $229.000 millones de dólares, la mitad del PIB mexicano), junto con Royal Dutch/Shell, British Petroleum, Total y Chevron Texaco.

Justamente para mejor dominar al mercado mundial, Exxon compró en 1999 a Mobil, por la astronómica suma de $81,000 millones de dólares (una quinta parte del PIB mexicano), y por tanto, siempre anda en pos de nuevas regiones petroleras para explotar sus reservas. Por ejemplo, intentó ’asociarse’ con Yukos-Sibfneft, el gran consorcio petrolero ruso, cuyo ex presidente Mikhail Khodorkovsky está preso en una cárcel de Moscú, que muchos especulan fue un desesperado movimiento de Vladimir Putin, el mandatario de Rusia, para contrarrestar esa asociación y evitar que, así, dichas empresas se quedaran con el petróleo ruso, despojando a ese país de una vital fuente de ingresos.

Y lo mismo busca hacer Exxon en México, junto con otras empresas, en donde la privatización parcial que se dio desde el período de Salinas y luego se reforzó con Zedillo, ha permitido la concesión velada de explotaciones, con los tramposos ’contratos de servicios múltiples’, gracias a los cuales, ya se cedió la explotación a corporaciones extranjeras de la llamada cuenca de Burgos, en los estados de Tamaulipas y Nuevo León, y de las cuencas de Sabinas y Piedras Negras, en Coahuila, para extraer gas natural.

Dichas reservas ascienden apenas a 8.8 billones de pies cúbicos, según la publicación Oil & Gas Journal, y a 15 billones de pies cúbicos, según la revista World Oil, ambas estimaciones muy reducidas, si se comparan con las reservas de EU, país al que se le va a vender el gas natural, y que cuenta con 187 billones de pies cúbicos.

El anterior presidente de Exxon, el gerontócrata Lee Raymond (sustituido por el vicepresidente Rex Tillerson), además de agresivo protector de los intereses de su empresa, es uno de los más acérrimos opositores al control de emisiones contaminantes debidas a los hidrocarburos, alegando que no hay ninguna base científica para afirmar que a ellas se deba el calentamiento del planeta, a pesar de las fehacientes pruebas de los expertos. Y obsesionado como todos los grandes CEOs (los jefes ejecutivos de las empresas) en lograr las máximas ganancias, Raymond tiene el compromiso permanente, sobre todo con sus codiciosos accionistas, de incrementar la producción, o sea, la extracción petrolera, nada menos que 3% anual.

Leer la tercera parte


* Adán Salgado Andrade es economista mexicano y profesor de la UNAM.