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Se abre un nuevo capítulo en las relaciones entre los dos países

Publie le Lunes 31 de enero de 2005 par Open-Publishing

Por León Valencia *

Hugo Chávez y Alvaro Uribe se reunirán al terminar crisis diplomática
(foto AFP)

El cierre de la disputa entre Venezuela y Colombia ha sido claro y contundente. El mensaje del gobierno colombiano es que, de ahora en adelante, buscará la coordinación con los gobiernos vecinos ateniéndose a los principios y a las normas que orientan la cooperación policial y judicial.

Habla de no repetir hechos que resulten inconvenientes para la República Bolivariana de Venezuela. Señala que existe la voluntad política conjunta de de adelantar una estrategia binacional contra el terrorismo, el narcotráfico, el contrabando, el secuestro y otros delitos.

El incidente ha servido para redefinir las relaciones entre los gobiernos de Colombia y Venezuela. Ahora sabemos aquí que tenemos que tratar con extrema delicadeza la soberanía de la República Bolivariana y saben allá que no pueden darle ninguna señal de aprobación a las fuerzas irregulares que contienden contra el Estado Colombiano. La crisis ha terminado bien, pero ha dejado varias lecciones.

Los acontecimientos de este mes largo de tensión mostraron con lujo de detalles el especial momento que viven los dos países. Ambos tienen gobiernos con propósitos definidos y con la decisión de jugársela toda por esos objetivos.

El mandatario colombiano con la determinación de cerrarles todos los espacios a las guerrillas y con la disposición de pagar un alto precio por ello. El gobernante venezolano con la meta de realizar cambios radicales en su país y con la necesidad apremiante de atajar cualquier injerencia exterior que pueda truncar su camino. El uno, particularmente sensible a cualquier signo de connivencia con las guerrillas y el otro, especialmente delicado en los temas que tienen que ver con la soberanía.

Pero ambos aprendieron que ese "jugársela toda" toda tiene sus límites. El presidente Uribe supo que no es posible echar por la borda un intercambio comercial de más de 2.500 millones de dólares y que tampoco puede desdeñar formalidades y normas del derecho internacional. Se dio cuenta también de que los mandatarios de la región, incluido Fidel Castro, tienen ahora un especial afán de conjurar cualquier manifestación de inestabilidad y de conflicto y están dispuestos a presionar soluciones y a servir de mediadores y garantes.

Chávez pudo palpar una vez más que el gobierno de los Estados Unidos tiene toda la intención de mantener una gran presión sobre el gobierno de Caracas y, en este contexto, la acusación de que Venezuela es albergue de terroristas o el estallido de un conflicto serio con Colombia pueden ser el pretexto para una intervención abierta en el territorio venezolano.

La crisis se cerró bien, pero el balance no es igual para todos, hubo ganadores y perdedores. Se ganó en claridad para el futuro de las relaciones entre Colombia y Venezuela. Ganaron los mandatarios y países que ayudaron a resolver el conflicto, especialmente Cuba y Perú.

Perdió la manera desafiante como se comportaron los dos gobiernos. Perdió la diplomacia colombiana que empezó manejando el incidente como si fuera un caso de policía para terminar reconociendo que era un tema de alta sofisticación. Perdió la economía y perdieron especialmente los que a un lado y otro de las fronteras viven del intercambio entre los dos países.

Y, finalmente, las Farc tuvieron una pérdida y una ganancia. Perdieron a uno de sus hombres y van a tener que ceder un espacio internacional importante como Venezuela, pero fortalecieron su ego como guerrilla al desatar el principal incidente diplomático en muchos años entre dos países tan obligados a la hermandad.

* leonvalencia@hotmail.com


Fuente: El Tiempo