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Indiferencia venezolana

Publie le Lunes 21 de febrero de 2005 par Open-Publishing
1 comentario

"Instrucciones para atrapar a las nubes"
de Jaime Cabrera Liévano
(www.jaime.com.mx)

Por José Del Grosso

Muy buenas tardes tengan todos ustedes amigas y amigos. ¿Cómo están ustedes? Espero que bien.
Quien les habla, José Del Grosso, les da la bienvenida a su programa favorito Controversia. En la tarde de hoy hablaremos sobre uno de los peores males de nuestra época, la apatía.
Para hablar sobre el tema hemos invitado al doctor en Psicología Cornelius Freud. Doctor Cornelius, muy buenas tardes.


CF. Buenas tardes tengan todos ustedes. Gracias colega por invitarme a su programa, el cual es requetebueno. Por allá en México lo escuchamos mucho. A las cuates y a los cuates les encanta.

P. Doctor Cornelius, ¿Qué lo trajo por Venezuela?

CF. Pos la preocupación. La preocupación de que están ocurriendo muchas cosas graves en el mundo y la gente se mantiene indiferente. ¡Allí tiene usted! Venezuela ha vivido en los últimos 6 años dos espantosas aguadas, la de 1999 y ahora la de febrero del 2005 y entonces, ¿entonces, qué? ¡A pos sí! Que allí tenemos el Protocolo de Kyoto, el cual se ratificó el 16 de febrero de este año, el cual es un acuerdo jurídico a través del cual se obliga a los países industrializados a reducir sus emisiones de gases contaminantes... pero Venezuela Nada.

P. ¿Venezuela nada?

CF. ¡Pos sí! ¡Nada! Que Venezuela no ha firmado el acuerdo a pesar de ser una de las víctimas del calentamiento global que produce la emisión de gases contaminantes.

P. ¿Venezuela no ha firmado el acuerdo? ¿Por qué?

CF. ¡Pos no! No ha firmado el acuerdo. La razón es muy sencilla: “burrocracia”. Por allá en 1997 hubo en Venezuela quien propuso que debíamos firmar el Protocolo de Kyoto con el fin de controlar la contaminación. Sin embargo, los cuates del Poder Legislativo esperaron 7 años para aprobarlo. ¡Burrocracia!

P. ¿7 años?

CF. ¡Pos sí! Siete años esperaron. Hasta donde sé muy pocas personas conocen sobre el Protocolo de Kyoto y quienes se han ido interesando, sólo son voces solitarias y aisladas que pelean contra la contaminación.

P. Sí, a pesar de lo que significa el calentamiento global en nuestras vidas, es como si la gente esperara a que alguien se encargue de la situación por ellos.

CF. ¡Pos no!

P. ¿Pues no? ¿Cómo que no?

CF. ¡Pos sí! Pos digo que no, que no se preocupan. Que cuando hay una tragedia es que reaccionan unos pocos y hablan de ayudar a las víctimas.
¿Por qué no nos ocupamos de prever en lugar de tener que socorrer a la gente en medio de las tragedias como las últimas lluvias en Venezuela? ¿Por qué, por ejemplo, no arreglamos los tubos de escape de nuestros vehículos?

P. Tiene usted razón, sólo cuando hay tragedias nos rasgamos las vestiduras. Allí tenemos las masacres que han venido ocurriendo en Colombia durante 50 años y no hemos dicho sino “pobrecitos los colombianos”. Hechos como ese los vemos como algo muy distante.

CF. ¡Pos no, no hemos dicho nada! Así como no hemos dicho nada sobre las masacres en Bosnia, Afganistán, Irak, Palestina, países africanos...
¡Pos sí, no decimos nada! Vivimos en las nubes, la gente no quiere saber, no quiere pensar, no ha dicho nada. Así, por ejemplo, sobre las semillas Terminator, que es un problema que involucra el interés de toda la Humanidad, allí los ve usted, mirando las telenovelas o tomándose una cervecita.

P. ¿Las semillas Terminator?

CF. ¡Pos no! Pos no hemos dicho nada de las semillas Terminator. Allá ve usted a la gente echadota o corriendo de aquí para allá, estresada, diciendo: “No me alcanza el tiempo”, “No tengo tiempo para esas cosas”. ¿No sé para qué van a querer el tiempo cuando todos estemos bien muertos como los muertos. ¡Pos sí, como los cadáveres que están enterrados en el cementerio!
Mire usted sí nos debería importar. Las semillas Terminator, son unas semillas muy simpáticas que han sido creadas por los científicos ociosos que se llaman ingenieros genéticos. Esos bichos han creado unas semillas que son incapaces de reproducirse.

P. ¿No pueden reproducirse?

CF. ¡Pos no! No pueden reproducirse. Usted siembra una de esas semillas, crece la planta, da su fruto y su semilla, pero esa semilla no es fértil, no capaz de generar una nueva planta.

P. De manera que el agricultor se ve obligado a comprar nuevas semillas cada año en lugar de guardarlas y sembrarlas en un momento oportuno.

CF. ¡Pos sí! No puede guardar las semillas y sembrarlas. Lo peor es que vienen estos animalitos... Estos que... bueno, los insectos. Los insectos vienen y se posan sobre las flores y entonces se llevan el polen de las flores de las semillas suicidas y al llevárselos a otras plantas, pos nada, que se contaminan y también se vuelven estériles.

P. Eso suena a una declaración de guerra contra los agricultores del tercer mundo... ¿Usted ha escuchado que la gente haya presionado a su gobierno para respaldar el repudio formal contra la tecnología Terminator?

CF. ¡Pos no! Los gobiernos siguen discutiendo, matando y peleando por la democracia. Los partidos políticos hablan estupideces y nosotros aquí a punto de desaparecer, mientras que compañías como Dupon y Monsanto se adueñan de las semillas de nuestros alimentos y quieren fabricar semillas Terminator para controlar el mercado.

P. ¡Eso significa que todos podríamos quedarnos sin alimentos. ¡Seguramente los medios lo saben y callan!

CF. ¡Pues sí!

P. Y nosotros no hacemos nada.

CF. ¡Pos no! ¿Y por qué no hacemos nada? Pos mire doctor, no es una cuestión simple de culpar a la gente. Se trata del hecho de que cuanto ocurre en nuestra cultura, la cultura capitalista, lentamente ha conducido a la mayoría de las personas hacia la indiferencia. Una cantidad muy importante de gente se ha vuelto insensible, apática, algo así como que le han desaparecido los afectos y los sentimientos.

P. Bueno, en las últimas décadas de manera muy rápida, hemos ido pasando de la crisis de identidad, a la crisis de angustia existencial, de allí a la crisis del aburrimiento y ahora, como usted dice, nos hallamos en la crisis de la apatía y la indiferencia.

CF. ¡Pos sí! La gente, es decir, ustedes que están afuera y escuchan, con frecuencia se sienten vacíos y ello se debe en parte a un profundo sentimiento de impotencia compartido.

P. Sí, cuando uno habla con los conocidos, con los amigos, con el que enfrenta un problema similar al de uno y habla de este, después de exponer sus quejas, se limitan a decirte: “¿Pero qué podemos hacer? No se puede hacer nada”.

CF. Lo que es signo de impotencia.

P. En Venezuela, siento que la gente se conforma con quejarse, culpar al otro, esperar a que a alguien se le ocurra solucionar el problema. Se habla de términos anónimos y abstractos para no comprometerse.

CF. Pos, por decir algo, los permisos de deforestación y tala han sido emitidos por personas concretas que firmaron un documento. Entonces, ¿por qué no emprender acciones legales concretas contra ellas?

P. Yo creo que la gente prefiere no hacerlo porque se siente derrotada antes de comenzar a pelear. Durante décadas, los venezolanos hemos debido enfrentar la politiquería y la burrocracia que funcionan como dos monstruos para desanimar, para que no te queden ganas de reclamar, para que te sientas impotente y todo marche lento.

CF. ¿Y eso no ha dejado de pasar con la Revolución Bolivariana?

P. La mentalidad de mucha gente sigue siendo IV República: “¿Dónde hay? ¡Póngame dónde hay! ¿Cuándo se va a encargar el gobierno de eso?”.

CF. Pos diera la impresión de unos vivos que se quieren robar todo y de unos lisiados que esperan que les tiren migajas.

P. La situación es terrible. Cargamos con miles de empleados de la IV República. Hay gente que se dice bolivariana, pero que se apropia los cargos de representación popular como un adeco cualquiera y que impide las transformaciones necesarias. Hasta al presidente lo quieren amaniatar. Da órdenes y muchos hacen como si trabajaran. Chávez ordena despedir a los de meritocracia y los compadres y amigotes vuelven a meter a los vende patria.

CF. Pos yo les diría que comenzaran a usar el cerebro. En México vivimos algo parecido. Los vivos, como dicen ustedes, se hicieron de unos dólares pensando sólo en el hoy, pero no en el mañana. El mañana los alcanzó, los dólares se le han hecho polvo, deben obedecer como perros porque tienen rabo de paja y México ha pasado a ser una colonia más de USA.

P. Bueno en esta ciudad, la gente ha protestado contra el trólibus y el gobernador que piensa que democracia participativa es imponerle a la gente lo que él dice, continúa con su buena labor de cortar unos mil árboles, contribuir a empeorar el tránsito y afear la ciudad. Ahora llaman a Mérida, “El cementerio”.

CF. ¿El cementerio?

P. A Mérida la llaman el cementerio, por los postes en formas de cruces que están por toda la ciudad.

CF. ¡Pos a mí me han parecido requetechocantes esos postes!

P. ¡Y la gente de la ciudad sólo mira con rabia contenida lo que sucede!

CF. Pasa en el mundo, porque la mayoría siente que su vida está encajonada y no pueden influir efectivamente en el mundo que los rodea. Esto es un trabajito que deriva de la mentalidad capitalista.
¡Mire usted! No se trata de mera propaganda en contra del capitalismo. En el capitalismo el dinero y la mercancía están por encima del ser humano.

P. Y como he dicho otras veces, la valoración del ser humano dentro del capitalismo está en función de lo que gana y de lo que gasta. La imagen de sí mismo, la autoestima dependen de ello.

CF. ¡Pues sí! Y cuando nos miramos hemos terminado mirando al otro como si fueran billetes con diferentes denominaciones. Si es una moneda o un billete de uno, te ven como chusma. Si eres un billete de denominación media más o menos te respetan y si eres uno de alta denominación, entonces todo el mundo te hace la venia.

P. ¡Pase por aquí doctor! ¡Tome doctor! ¡Doctor, por favor!

CF. ¡Pues no! No deberíamos ser tan chupa tintas. Mire usted colega. En los últimos 100 años la Humanidad ha sido sometida a tantas amenazas y peligros, reales e imaginarios, que eso ha creado una fuerte ansiedad durante décadas. Y cuando la gente es sometida a ello, a esa continua ansiedad, pues nuestros mecanismos de defensa comienzan a protegernos a través de la insensibilidad.

P. ¡Correcto! De otro modo, moriríamos a causa del estrés que nos ocasionan el terror, los constantes peligros y amenazas, la impotencia.

CF. ¡Pues sí! La gente se ha vuelto bola fría, porque de otro modo enloquecería o moriría de la ira. Es mucha la frustración que ha venido acumulando la gente. Los padres se la han transmitido a sus hijos y les han inculcado la conclusión de que si no pueden detener los atropellos de las autoridades locales, ¿cómo podrá hacer algo contra los crímenes de USA?

P. Por eso es que la gente se ha vuelto insensible, por eso le falta pasión en lo que hace, le hace falta emoción. Por eso tanto desapego.

CF. ¡Pues sí! No hay sino distancia psicológica entre las mujeres y los hombres, entre los padres y los hijos, entre vecinos. Cada cual guarda distancias incluso frente aquello que antes nos excitaba, nos emocionaba.

P. Es por ello que cuando alguien habla con pasión de su pareja, o de su trabajo o de sus estudios lo ven como a un extraterrestre.

CF. ¡Pues sí! Y la gente ha aprendido “a usar” en el sentido negativo de la expresión. Uso los objetos, uso las personas. Incluso la gente llega a usarse a sí misma sólo para obtener un poco de placer o de satisfacción y darle un poquito de sentido a sus vidas. Algo que sirva para llenar el tiempo, para matar el tiempo y pasar la vida.

P. Bueno, yo me pregunto muchas veces, ¿para qué sirve la vida sin la pasión del amor por la pareja, por los hijos, por aprender cada día cosas nuevas y compartirlas? ¿Para qué sirve el dinero sin amigos, sin una buena conversación?

CF. ¡Pos de nada! Si yo fuera un chamaco, haría como los chamacos de hoy. No me importaría la escuela. ¿Para qué sirve la escuela si no hay pasión? ¿Para qué quiero estudiar si estudiar es para ganar dinero y el dinero se consigue de muchas formas distintas a la de ser licenciado en alguna loca universidad?

P. Sí, perdimos la capacidad de amar y con ella el querer hacer algo. Nos volvemos desinteresados. No nos involucramos y participamos en los hechos significativos de la vida, porque es como si eso careciera de sentido.

CF. ¡Pos sí! No participamos en los hechos que comprometen nuestro presente y nuestro futuro. Sin la pasión por ese sentimiento de impotencia que nos han sembrado, hemos dejado todo aquello que nos movía hacia el exterior, que nos movía a intervenir con corazón, que llevaba a hablar con el otro de nuestros problemas de convivencia comunal y social. Ese hablar con pasión y tratar de convencer al otro de participar.

P. Bueno en nuestro país, desgraciadamente la única locura, porque no ha sido sino exaltación, ha sido la de dividirnos como enemigos en oposición y chavistas. ¿Qué une a la oposición? ¿Qué une al chavismo? ¿Será la mentalidad de lobos hambrientos por cargos públicos, por el poder y el dinero?

CF. ¡Pos tienes razón! Y ahora que hablas de disputas, tenemos que las disputas de este tipo tienen una razón de ser importante. De alguna manera mantienen vivos a la mayoría.
La cultura de hoy es una cultura vacía, sin emoción, de lo impersonal, de la frialdad. Una cultura que en casi todas sus manifestaciones deseca el alma. Al desecarse el alma decrecen los sentimientos de solidaridad, de sentir que ese ser humano frente a mí es muy parecido a mí.
En esta cultura del desecado del alma, ya nuestra presencia no suele conmover al otro. Al menos no con la emoción de antes. Hasta en el saludo somos mecánicos.

P. Bueno, para muestra un botón. Mucha gente se limita al ¡Quiubo! Y sigue caminando. Responde al saludo con “más o menos”, ¡Ahí! Para colmo, ahora el saludo es agresivo. El saludo es un insulto, una degradación del otro y es de tal nivel que aquí no me atrevo a repetir esos saludos.

CF. ¡Pues sí! ¡Caricias negativas! Te explico. Lo que has dicho significa que no nos emocionamos al ver al otro. Que nuestra presencia es indiferente. En el saludo, cada quien se mantiene a distancia, en el anonimato. Tratamos de mantenernos en el anonimato.

P. Pero el Ser Humano como todos los mamíferos necesitan de amor, de reconocimiento.

CF. ¡Pos precisamente! A pesar de que muchas veces queremos ser pasados por alto y vivir en el anonimato, también queremos que nos reconozcan y ser reconocidos en esta sociedad es un acto heroico. Así que, ¿qué hace la gente?

P. Busca formas de seguir escapando o busca formas notables de ser reconocido, escuchado, visto... Comprendo, recurre a la violencia para dejar el anonimato de vez en cuando.

CF. ¡Pos efectivamente! Ante el no ser nadie porque no se tiene dinero o no se tiene tanto dinero, ante el anonimato y la alienación la gente se dice algo así como: “Si no logro conmover a nadie, si nadie me considera importante, al menos mediante la agresión y la violencia me hago notar”.
Al herir al otro, aunque esto sea una manera forzada de hacer sentir, la gente se dice de manera inconsciente: “Ahora tengo la seguridad de que los dos sentimos algo”.

P. O sea, “Si no soy tomado en cuenta por ser como soy, el ser activamente odiado con mis agresiones es mejor que ser ignorando”.

CF. Pos que sí, porque interrumpe el vacío y la soledad interior. Proporciona una forma de desahogar el estrés, la impotencia, el ser ignorado, me da una importancia, me recuerda que sí estoy vivo.

P. Doctor, ¿Usted diría que existe una relación entre la apatía y la violencia?

CF. ¡Estoy seguro de que es así! La violencia es una forma de salir de la apatía. La apatía provoca violencia y la violencia induce a la apatía. Lo que se convierte en un círculo vicioso. La violencia viene a llenar el vacío donde no hay ninguna relación.
Mire usted, doctor, por ejemplo, ¿se ha fijado cuánta violencia se desata en el tráfico?

P. Sí. Es un hecho muy frecuente.

CF. ¿Se imagina en una cola de tránsito entre decenas de personas que no lo conocen, que usted no conoce, con personas con las cuales no puede hablar, que no se atreven a hablar con usted? ¿Se imagina en ese anonimato sólo, angustiado de llegar ¿a tiempo?; impotente porque no puede desplazarse como le gustaría? Usted ignora a todos y todos lo ignoran a usted.

P. ¡Claro, el que está adelante o al lado deja de ser uno igual a mí para pasar a ser un enemigo. Se convierte en un culpable a quien golpear.

CF. ¡Pos allí está el problema! En mi angustia, en mi vacío y anonimato, el otro deja de ser como yo. Ya no es ser humano, es un animal, un enemigo. Si le grito me hago sentir. Si me coleo y me chocan, no importa puedo entablar una relación, aunque sea temporal y a puños.

P. ¿Usted diría que los medios tienen algo que ver con esta vacuidad, con este vacío?

CF. ¡Pos yo no acusaría sólo a los medios, aunque los medios son grandes responsables de la indiferencia!
Los medios no comunican ni informan; nos abruman de violencia y desgracias, banalizan los sentimientos. Con sus novelas, por ejemplo, distorsionan lo que significa ser mujer, ser hombre, ser joven o viejo. Imponen relaciones frías, calculadoras, basadas sólo en el interés y el sexo, un sexo mecánico. Nos imponen una música mecánica desprovista de sentimientos, de pasión.

P. Bueno, la música de los 70 hacia atrás transmitían emociones. Llamaban a la imaginación, a la emoción de conquistar a una pareja por el encanto personal. De lo que la persona tenía interiormente.

CF. Pos ahora es de lo que aparenta exteriormente. ¡Qué chula, véngase para acá que quiero hacer el amor!

P. Sí, no media un sentimiento válido que una a una pareja de ese tipo. Después del acto sexual, a pesar del goce, queda un abismo entre mujer y hombre.

CF. Pues eso ocurre con mucha frecuencia, porque hasta ese acto tan íntimo, se hace con distancia, con miedo a comprometerse, con miedo a sentir algo duradero.

P. Agregue que los medios, en particular, la TV se han convertido en un instrumento que se interpone en la comunicación entre los miembros de la familia. Agregue que esos medios son impersonales y no escuchan nuestra voz y nos imponen su realidad. Agregue que nos inundan de violencia y nos hacen sentir que vivimos en un mundo amenazador.

CF. Pos agréguele que a ese mundo amenazador no incluye lo que de verdad nos amenaza, como lo es la falta de amor, la desesperanza, el que continuamente nos presentan a un mundo de buenos y malos, de gente malévola, malvada, de criminales. Añada que la cultura nos impone a competir, lo que quiere decir, que nos pone a luchar entre nosotros y nos estimula a que seamos “ganadores”.
Pos que así nadie gana. Todos perdemos. No puede haber mundo, no puede haber pueblo, sino lucha entre todos.
Ahora, ¿qué le parece si le hablamos a la gente de semillas Terminator? ¿Qué le parece si le hablamos del Protocolo de Kyoto? ¿Qué le parece si le hablamos a la gente de organizarnos? ¿Con qué amor, si nos robaron el amor? ¿Con qué pasión si nos robaron los sentimientos? ¿Con qué ganas si nos enseñaron a ser sumisos y a no sentir? ¿Por qué cree que la gente se ha vuelto indiferente y prefiere esconderse en su concha?
¡Con seriedad! ¿Usted cree que la gente quiere pensar?

P. No, bajo estas condiciones psicológicas no creo que nadie quiera pensar o saber sobre la última tecnología para asesinarnos.

CF. Pos por eso mismo, la gente no sólo no quiere pensar, sino que prefiere el alcohol, las drogas o el sexo como evasión de la realidad.
La gente no es que es chismosa, o prefiere leer artículos en los diarios que no presentan evidencias porque tiene el cerebro lleno de cucarachas. No. ¡Pos no! La gente se siente tan vacía que no quiere saber lo que dicen James Petras o Noam Chomsky. Ni siquiera desea saber quiénes son.
La gente está tan aturdida que habla de distraerse, de no querer saber nada. Fíjese, me metí en Aporrea.org; que al final de cada artículo dice el número de veces que ha sido leído, y me puse a ver qué clase de cosas leía más la gente.

P. ¿Y qué ocurrió?

CF. Pos que curiosamente los artículos más significativos para la supervivencia y la convivencia, con la sensibilidad, con lo humano, eran los menos leídos. En cambio, era abrumadora la cantidad de veces que leían chismes como los escándalos de Hojilla. ¿Y qué es más importante para la vida y la convivencia, los dimes y diretes de la Hojilla o los reportes de la Cruz Roja, la no participación de Venezuela en el Protocolo de Kyoto?

P. Bueno, esa clase de artículos distrae. Uno puede tomar partido, que es hacer algo. Al menos, la gente se siente viva, se identifica con alguno de los bandos. Pero, la gente se pregunta: “Bueno sí, Venezuela no participó en el Protocolo de Kyoto ¿y qué?”.

CF. Pos que si no comenzamos a entender que todos estamos en el mismo barco y nos mostramos indiferentes, la apatía nos puede matar a todos.

P. ¿Qué nos recomendaría que hiciéramos?

CF. ¡Pos que deberíamos a comenzar a reconsiderar nuestro propio valor como seres humanos! Como decía Krishnamurti, todo eso de la comparación de nosotros con nosotros mismos, de nosotros con los demás no es más que una fuente de angustia, de conflictos y crea una ficción muy peligrosa.
Si me comparo conmigo mismo y me digo que no llego a ser como debería, comienzo a dejar de amarme para convertirme en un inconforme que se aliena. Si me comparo con otra persona y llego a la conclusión de que es inferior a mí, llego a la falsa conclusión de que puedo maltratar y gritar al otro.
Hay que rescatar el amor por nosotros mismos. No el egoísmo, no actuar desde la falsa adoración de mí mismo a través de engordar mi ego.

P. Hay que abandonar el síndrome del Yo-yo. Atreverse a sentir positivamente hacia uno mismo y hacia el otro. Confiar en uno mismo y en los demás.

CF. De otro modo. Pos nada, que estamos perdidos.

P. Se nos acabó el tiempo. Quisiera dejar algún mensaje.

CF. ¡Pos quiéranse! ¡Quiéranse bonito! ¡Atrévanse a confiar! No se dejen engañar con la propaganda de que quien no piensa o vive como nosotros es nuestro enemigo. No se dejen engañar con la falsedad de que amar es comprarle cosas al otro.
Amarse es comenzar a escucharse. ¿Qué le dice su Yo interior que quiere de verdad? ¿Dinero, fama, distracciones o sentir, sentir al otro y estar cerca del otro?

P. Yo diría que vale la pena acercarse al otro. Escuchar y ser escuchado. Experimentar la vida, no pasar el tiempo o matar el tiempo. Hay que buscarle otro sentido a lo que hacemos. Buscar la pasión de hacer algo juntos.

Mis queridos amigos, muy buenas tardes. Gracias por su amable atención.

CF. Feliz amor chamacas y chamacotes.


Fuentes: Rebelión

Mensajes

  • http://www.rnv.gov.ve/noticias/index.php?act=ST&f=2&t=10086

    La ministra del Ambiente, Ana Elisa Osorio, anunció este miércoles que el gobierno venezolano está dispuesto a sumarse a este tratado internacional que busca disminuir la emisión de gases con efecto invernadero entre el periodo 2008-2012.
    Venpres
    3 de Noviembre de 2004, 06:32 PM

    El gobierno venezolano está dispuesto a sumarse al Protocolo de Kyoto, según anunció este miércoles la ministra del Ambiente y los Recursos Naturales, Ana Elisa Osorio.

    La ministra Osorio ratificó la voluntad del Ejecutivo nacional de adherirse a este tratado internacional, cuyo objetivo principal es lograr que para 2008-2012, los países desarrollados disminuyan sus emisiones de gases con efecto invernadero, en un 5 por ciento menos del nivel de emisiones de 1990.

    Con el objetivo de diseñar mecanismos para mitigar los efectos del cambio climático, la responsable de la cartera del Ambiente informó acerca de la creación de una oficina compuesta por varios despachos del Ejecutivo -incluido Ambiente-, como Energía y Minas, Planificación y Desarrollo, Agricultura y Tierras, Infraestructura, Petróleos de Venezuela.

    Destacó que esta oficina deberá formular políticas públicas en el corto, mediano y largo plazo, que deberán ser asumidas tanto para la mitigación como para la reducción de emisiones. Osorio aclaró que aunque Venezuela no ha sido obligada por la legislación internacional a ello, está dispuesta a colaborar.

    Subrayó que el año pasado su despacho culminó el inventario nacional de gases "efecto invernadero" y el resultado fue "muy alentador". Sostuvo que aunque Venezuela es un país petrolero, la cantidad de emisiones de estos gases es relativamente baja y corresponde al 0,48% de todas las emisiones mundiales. Solo Estados Unidos, por ejemplo, produce el 35%.

    De acuerdo con la alta funcionaria, y en cuanto a cantidad de emisiones, Venezuela se encuentra en el cuarto lugar en América Latina después de Brasil, México y Argentina, por lo que añadió que "no somos grandes productores de emisiones con efecto invernadero".

    Recordó que el cambio climático está relacionado con el incremento de la temperatura global del planeta, por lo que se estaría hablando que para mediados del siglo XXI, ésta pudiera aumentar entre 1 a 3 grados.

    Osorio exhortó a los medios de comunicación de todo el país a colaborar con esta iniciativa en el sentido de difundir lo que significa el fenómeno del cambio climático y como influye negativamente sobre las especies animales y vegetales, así como, por el contrario, su control, redunda en beneficios.

    Asimismo, felicitó al gobierno de Rusia por haberse adherido también al Protocolo de Kyoto, lo que posibilita la entrada en vigencia del tratado para el próximo año.

    Consideró como negativo el hecho que Estados Unidos se niegue a ratificar este acuerdo. Algo para la titular del Ambiente "altamente cuestionable" por la cantidad de gases "efecto invernadero" que produce.

    Aprovechó la oportunidad para informar acerca de la celebración de un foro sobre el tema, en la sede del ministerio de Ciencia y Tecnología, el próximo jueves 4, a las 9:00 a.m.