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El regreso del péndulo

Publie le Miércoles 9 de marzo de 2005 par Open-Publishing

Por Juan Barbagelata
Desde Paraná, Entre Ríos, Argentina.

Primero fue la oscuridad, luego la luz, el agua, los animales y las plantas.
Si seguimos el recorrido de la evolución vemos un montón de monos recolectando frutos silvestres. Estos monos comienzan a pelear entre ellos por lo recogido. Hasta que uno, más fuerte y agresivo que los demás, toma un fémur de un esqueleto que estaba allí tirado y lo usa como arma contra sus congéneres.
Lastima a varios y se queda con el botín. Festejando, lanza el hueso ensangrentado hacia arriba y mientras da vueltas en el aire grita salvajemente.
Así comienza “2001 Odisea espacial”, la película de Stanley Kubrick sobre la novela de Arthur C. Clarke.

La humanidad evoluciona. El hombre es primero cazador. Luego agricultor y sedentario.
Nace el lenguaje y los idiomas.
Nace el sistema numérico. Y los humanos todos corremos hacia delante, al futuro.

Mi abuelo materno trabajaba el campo. Largos días desde la primera a la última luz.
Se iniciaba el siglo XX y los campos de Corrientes eran casi tan salvajes como los de una hacienda africana.
A pesar de esa dura vida, nunca faltó un plato de comida, agua y cama para el viajero que pasara por allí.
Los números servían para un pequeño balance anual y para marcar fechas en el calendario.

Matemáticas: las matemáticas representan una ciencia que engloba, a través del razonamiento y la lógica, el estudio de entes abstractos tales como los números, las figuras geométricas, la filosofía del entorno que los comprende y las relaciones y operaciones que conectan estos distintos conceptos entre sí.
La base es el número uno que sumado, multiplicado, restado y dividido da las diferentes alternativas.

Uno, la base del sistema, nos habla de unidad, de lo indivisible. Y la unidad de saberes y progresos compartidos.

Las matemáticas y su estudio de lo abstracto (tal la definición de la Enciclopedia Británica) tapan al individuo. Y los Josés, Carlos y Marías se ven tapados como individuos al convertirse en una cifra (x habitantes por kilómetro cuadrado, por ejm.).

En los años ’80, Laurie Anderson, música y artista plástica/performer, se presentaba en escena con un telón de fondo que repetía mediante proyecciones unos y ceros, mencionando al sistema binario que con la combinación de estos números generaba un lenguaje que al poco tiempo fue habitual para nosotros. El de las computadoras.
La tecnología seguía avanzando y ese mono del principio ya tenía ametralladoras, bombas nucleares y armas químicas.
El mundo baila al compás de los números, ganancias, Wall Street, porcentajes de venta, millones producidos.
Los números copan todo.

“El problema humano básico es la falta de compasión”. Dalai Lama.

Alvin Tofler en “El shock del futuro” y luego en “La tercera ola”, predice durante los años setenta, que dentro del sistema capitalista, la humanidad va hacia la “industria blanca”, la industria de servicios (y no de producción) industria bancaria, telefónica, de tarjetas de crédito, pre pagas medicinales, empresas de seguros, seguridad privada, inversiones financieras.
Todos elementos habituales en esta época.

Las matemáticas, una ciencia fría y objetiva, comandan las relaciones actuales. Toman distancia del individuo para observar “objetivamente” la evolución de los países y su economía.
Vivimos rodeados de cifras que nos hablan de los financistas de la bolsa, de lo barato del teléfono celular con cámara fotográfica o que sintoniza la TV, de la evolución del Dow Jones, el Merval y el Nasdaq en sus respectivas batallas bursátiles.

EEUU aumentó su productividad para el cuarto trimestre del 2004 del 0,8 al 2,1% anual.
Venezuela devaluó su moneda en un 10,7%, pasando a valer un dólar 2150 Bolívares.
La deuda externa colombiana se situó en 39.212 millones de dólares, que son el 41,3% del producto bruto interno anual.
El mundo afirmó sus patas en la matemática capitalista.
Números que suben y bajan sin contar los daños “colaterales” y los muertos de las fluctuaciones.
¿Cuan lejos estamos del mono fuerte y agresivo, cuando invadimos países porque no nos gusta su color político, o por apoderarnos de su petróleo, su agua potable (en breve) o su situación geopolítica?.

Sin embargo esta Aldea Global rodeada de reproductores de DVD, computadoras laptop, cámaras digitales, levantavidrios electrónicos y aire acondicionado, se resquebraja por los cuatro costados.
Y la matemática nos cuenta de los 800 millones de personas al borde de la inanición en 36 países. Según el informe de la Organización para la Agricultura y la Alimentación de Naciones Unidas.
La mayoría son africanos, con 23 integrantes de esta lista. Cabe mencionar que en un futuro cercano Africa tendrá 80 millones de personas infectadas de Sida, que como se sabe en un rumor a voces, se sospecha que fue un experimento de armas bacteriológicas de los EEUU.
En la misma lista hay 7 países de Asia y 6 de América Latina.
La crisis de producción de alimentos afecta y afectará a todo el mundo en forma directa e indirecta.
Las causales principales, un 50%, son guerras causadas por el hombre y fenómenos metereológicos debidos a la contaminación y cambios del medio ambiente.

En Africa, el continente más golpeado, Eritrea tiene sequía hace tres años. Sudán con guerra civil y falta de lluvias reduce su producción de alimentos. Kenia, por segundo año consecutivo produce menos maíz del que necesita. Zimbabwe, Lesotho y Swazilandia están parados al borde del abismo.
En Asia, 1.300.000 personas (para seguir con los números) tiene que recibir ayuda alimentaria a causa del Tsunami en Indonesia, Sri Lanka, Maldivas, India y Tailandia.
China, aunque su producción aumentará, no logrará producir los alimentos necesarios y la población más pobre se verá afectada por el alza de precios. Corea del Norte sigue necesitando ayuda. En Irak habrá un aumento de la producción pero el porcentaje de niños menores de 5 años desnutridos se ha duplicado hasta el 7,7%.
En América, tendrán problemas de sequía por cambios climáticos Ecuador y Perú. En Haití las inundaciones de invierno se alternan con las sequías de verano para dañar la producción. Aún en EEUU la superficie cultivada ha bajado un 4%.
La Unión Europea y Australia preveen una baja en la producción de cereales, elemento básico para la alimentación.

Mientras, el Congreso de EEUU aumenta los fondos para la guerra de Irak.
Mientras, las empresas multinacionales fabrican tecnología cada vez más moderna e innecesaria.
Mientras, nos preocupa la rentabilidad de los inversionistas.
Mientras, aumentan los servicios de seguridad privada y crecen los muros de los barrios cerrados.

Mi amiga Silvia, que estuvo en el Foro Social Mundial de Porto Alegre 2005, me decía "impacta ver la determinación de los integrantes del Movimiento Sin Tierra de Brasil, dicen - nosotros no tenemos nada que perder, porque no tenemos nada, y antes de morir de hambre moriremos luchando".
Es terrible imaginar una guerra civil global por la comida.
 Los países industrializados la ganarían porque tienen la tecnología - dice un joven abogado mientras manda mensajes de texto por su celular.
 No creo - le respondo - porque unos luchan con la tecnología y otros por vivir.
El caso más concreto es Irak, con una guerra “terminada” hace más de un año y que sigue volteando infantes de marina del opresor.

“El problema humano básico es la falta de compasión” resuena en mi cabeza.

Mientras, el péndulo regresa hacia el mono fuerte y agresivo que tira el hueso al cielo en “2001 Odisea espacial”.