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Un caso de manipulación malintencionada y mentirosa

par Orlando Cruz Capote

Publie le Jueves 25 de julio de 2013 par Orlando Cruz Capote - Open-Publishing
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La “Carta abierta al pueblo de Cuba” con fines de protesta que nunca firmé.

El uso de las autopistas de la información, como internet, no es tan imparcial e inocente desde el ángulo político como se afirma por algunos autores. Es un campo de batalla ideológico entre el bien y el mal que cada día aumenta su extensión y profundidad con las ciberguerras, las guerras culturales de “cuarta generación” y el espionaje cibernético: el reciente caso de las revelaciones del ex-funcionario de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) y de la CIA estadounidense, el señor Eduard Snowden viene a confirmar esta realidad contemporánea. El politólogo y lingüista estadounidense Noam Chomsky lo expresó hace una semana al escribir: “(…) por otro lado, Internet también tiene el efecto opuesto. Es como cualquier tecnología: es básicamente neutra, puedas usarla en formas constructivas o dañinas. Las formas constructivas son reales, pero muy pocas”. En uno de sus párrafos previos escribía también el activista político que “(…) si te aproximas a internet de manera desinformada, el efecto puede ser el opuesto”. (Noam Chomsky “¿Por qué Noam Chomsky desconfía de internet?”, Cubadebate, 10 de julio de 2013, La Habana, Tomado de BBC Mundo).

En un artículo extenso, publicado en el blog cubano La Polilla Cubana, subrayamos hace dos años, bajo el título “El complejo mundo capitalista que rodea a Cuba socialista”, las siguientes ideas “(…) Se hace necesario llevar a cabo una transformación radical en las mentes y las acciones para encaminar la real democratización de las informaciones y los conocimientos, expuestos de formas transparentes y comprobables. Los experimentos y descubrimientos científicos deben ser debatidos y aprobados por consensos mayoritarios de ciudadanos conscientes y responsables antes de ser aplicados, y todos los habitantes de la Tierra, sin distinción, tienen pleno derecho a conocer la verdad (…) Uno de los problemas más acuciantes de la contemporaneidad es la enorme existencia y afluencia de información sistemática, incoherente, diversa e inadecuada, en muchos casos, que el ciudadano planetario común recibe diariamente y a la cual debe enfrentarse a través de los grandes medios masivos de comunicación, monopólicamente transnacionalizados en su inmensa mayoría. De un denominado “cuarto poder” estos han pasado a ocupar el “primer poder”, convirtiéndose en parte esencial de los aparatos de control y dominación de las hegemónicas clases políticas y económicas explotadoras y opresoras”. (Orlando Cruz Capote “El complejo mundo capitalista que rodea a Cuba socialista”, 6 de junio de 2011, en tres partes. http://lapolillacubana.typepad.com).

Esta realidad se convierte en hecho evidente cuando en algunas de las páginas web, blogs y periódicos digitales nacionales, regionales e internacionales tienen espacio, con bastante frecuencia, noticias espurias y distorsionadas, elucubraciones malintencionadas de personas sin escrúpulos, principios y ética profesional. Engaños y falacias medio inventadas, retomadas de fuentes no precisadas y verificadas que luego viajan en el éter a la velocidad de la luz, sin casi tener tiempo y poder para desmentirlas. El impacto negativo inicial es el que les importa a estos mentirosos de pacotilla, nunca las posibles rectificaciones, si alguna vez la aceptaran.

Tal es el caso que nos ocupa. Recientemente se efectuó en la Universidad de La Habana, con el coauspicio y co-coordinación del Instituto de Filosofía, el intercambio anual -que cumple más de 20 años- entre académicos, filósofos y científicos sociales cubanos-norteamericanos, sumados ahora estudiantes, el cual se denominó en esta ocasión Seminario “Renovación socialista y crisis capitalista”, celebrado del 24 al 28 de junio de 2013. Con un amplio programa de sesiones científicas se expusieron y discutieron numerosos temas cubanos, regionales, internacionales y sobre los Estados Unidos de América. Un evento en que la delegación estadounidense aprobó una declaración final contra del genocida bloqueo del establishment imperialista norteño contra la mayor de las Antillas. Un acto solidario que se repite una y otra vez por un grupo de intelectuales que han manifestado ser simpatizantes de la Revolución Cubana, aunque mantengan valoraciones críticas, no plenamente coincidentes, con muchas realidades que se analizan en el cónclave, pero siempre con respeto, mesura y profundidad científica y ética política.

En los marcos del seminario, el académico Mitchell Cohen, miembro del grupo estadounidense, redactó una “Carta abierta al pueblo de Cuba”, protestando contra el uso de los transgénicos en la Isla que, según informaciones recibidas desde los EE.UU., entregaría al diario Granma, órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba pero que, en conclusión, paró en manos de los integrantes del Observatorio Crítico Cubano y Havana Times, siendo publicada en esos medios, pero además con un listado de -supuestamente- firmantes cubanos y norteamericanos.

Y entre los rubricantes de la misma aparece la “firma” de este autor, junto al centro laboral (Instituto de Filosofía), lo que constituye una gran mentira pues no sostuve reunión al respecto con personas de una u otra delegación, no conocí el texto, no firmé nada en absoluto, ni nunca se me envió correo comunicándose con mi persona, ni tampoco mandé alguno a la página web o blog de Mitchell Cohen, a la cual entré más tarde cuando tuve conocimiento del hecho porque el responsable de la delegación estadounidense, el colega Cliff Durand, envío un correo a la directora de mi centro de trabajo, luego a mi persona, haciéndonos llegar su preocupación y el asombro de ellos ante ese acontecimiento.

La susodicha “carta de protesta”, que parece ser una idea original de Mitchell Cohen -lo de las firmas se ha convertido en un misterio, porque lo que aparece es un listado de nombres e instituciones sin las rúbricas originales- es un hecho inusual en estos encuentros pues siempre se ha coordinado cualquier documento que se vaya a hacer público por parte de un lado y otro de los delegados de los países participantes. Y ese documento se cuestiona el uso de los transgénicos en la agricultura nacional.

El problema no radica, para este investigador, en si estoy de acuerdo o no con el uso de la biogenética -los transgénicos- en la producción agropecuaria cubana, porque la temática aludida no ha sido objeto de estudio personal ni profesional desde la profundidad que el enfoque científico merece, aunque conozco del posible impacto negativo sobre la biodiversidad, el medio ambiente y la salud humana si no se regula el control de sus posibles causas y efectos alrededor de su uso, hasta ahora muy poco estudiadas y sin conclusiones científicas profundas. Esa no participación personal en temas que no manejo con cierto rigor es lo que me ha llevado hasta el momento a no escribir sobre ello en las discusiones que se sostienen y se despliegan, paulatinamente, en el ámbito nacional. Debates transparentes que aplaudo y apruebo, según lo manifestado por el ensayo que escribí y que expuse en el segundo párrafo de este breve artículo.

Y cuando realice mi análisis, entonces tomaré la posición que considere más justa y no haré o suscribiré una “Carta abierta al pueblo de Cuba”, protestando ante ese uso. Si lo escribo, lo realizaría a las organizaciones e instituciones pertinentes pues trabajo, por más señas, en el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, y mis canales estarían bien enrumbados hacia quien debería plantear mis preocupaciones y criterios como siempre he realizado en los artículos y ensayos que he escrito con plena libertad, pero con principios inalienables éticos, políticos y posiciones científicas sólidas.

La problemática consiste, a mi modo de ver, cómo estas publicaciones digitales nacionales se hicieron rápido eco de esa carta, y el por qué el norteamericano Mitchell Cohen, activista verde y antibélico, cayó en la ingenuidad, según Cliff Durand, de entregarla a algunos intelectuales del Havana Times, del Observatorio Crítico Nacional y hacerla circular por e-mail, a través de su sitio web. Ello propició que uno de los integrantes de estos círculos de publicistas cubanos, Dimitri Prieto-Samsonov, hiciera uso de ella sin miramientos e indiscriminadamente.

Para ir cerrando mi artículo, deseo expresar mi indignación y protesta, además de exigir un desagravio de parte de Mitchell Cohen y los que publicaron la noticia falaz, por la mentira de agregar un listado con mi nombre en un documento que no conocí y nunca rubriqué.

Me resta, solamente, hacer algunas preguntas: ¿Cuál es el propósito de confeccionar ese documento protesta y encaminarlo bajo el rimbombante título de “Carta abierta al Pueblo de Cuba”, publicarlo en Granma y que después haya ido a parar al Havana Times? ¿Quién distorsionó todo este camino, incluyendo el contenido, las formas y las firmas? ¿Alguien estará interesado en liquidar el provechoso intercambio académico entre cubanos y norteamericanos levantando documentos con fines calumniosos y espurios al inscribir falsamente nombres de personas que no firmaron el texto referido? ¿Qué se busca con esta provocación y mentira? ¿Quiénes re-elaboraron y firmaron de verdad ese documento y por qué recurrir a añadir más nombres falsos al listado?

No encuentro mejor forma de ponerle punto final a este artículo que invitando a los lectores a conocer algunos fragmentos del correo que me envió Cliff Durand, el viernes, 12 de julio de 2013:

“(…) Havana Times presentó el texto como un desafío a Cuba. Eso es un irresponsable manejo de la información. Sé que es desagradable para ti que tu nombre aparezca relacionado con dicho artículo. Estás en lo correcto al deslindarte de ella. (…) Yo no creo que Mitchel haya querido provocar algún daño. Sólo ha sido muy ingenuo. Él dice que envió la carta a “Granma” y también le entregó una copia a alguien que conoció del Observatorio Crítico. De ahí fue que comenzaron a circularla. Exactamente de dónde vinieron las distorsiones, es difícil de saber. (…) Mi corazón está contigo como viejo amigo. Me gustaría que hubiera algo más que pudiera hacer para enmendar las cosas. Si tienes alguna sugerencia al respecto, por favor házmelo saber.
Venceremos
Cliff

Y es así, siempre venceremos, porque la mentira no debe caminar muy lejos si juntos luchamos por desenmascararla y la verdad se abrirá paso.

La Habana, 15 de julio de 2013.

Dr. Orlando Cruz Capote
Investigador Auxiliar
Instituto de Filosofía
CITMA.
Cuba

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