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"Plan neutrales" contra indígenas y periodistas

Publie le Miércoles 25 de mayo de 2005 par Open-Publishing

Por Jhony Richard Leahy y Ana Patrick Golinger
Visur
Miami, Bruselas, 25 de mayo de 2005

La severas críticas a la farsa que se escenifica en Santa Fe de Ralito, como el enredo de la ley que busca institucionalizar el paramilitarismo con partido político, el fracaso de la política de guerra expresada en el chasco del Plan Patriota, así como los pronunciamientos de la ONU y otras instituciones internacionales para que Uribe admita la existencia del Conflicto armado y le busque salidas políticas, ligado a lo que se le llama el problema indígena en la guerra, "ha llevado a sectores de la llamada sociedad civil y medios periodísticos que defienden una tal ’neutralidad’ a denunciar, filtrar y a presionar con fuerza al régimen, luego de que las encuestas aún sesgadas, dejan mal parado al Gobierno ante el incumplimiento manifiesto de su programa autoritario en lo económico, social, político y sobre todo militar".

Ello ligado al fracaso de la dinastía Bush en la guerra contra Iraq que lo aplasta en las encuestas, ha hecho que el deterioro y la hecatombe del uribismo militarista haya empezado mucho antes de lo que sus panegíricos y aduladores le pronosticaban.

Las rabietas y cambios inesperados en la cúpula militar más allá de enredos de táctica operacional y desplazamiento estratégico, obedecen a la resistencia de antiguos generales y coroneles a aceptar la dirección y el mando de una guerra a fondo, por un ministro civil, un presidente y un vicepresidente ignorantes del arte militar, pero con una catadura guerrerista y chafarote.

Es el resumen de un extenso análisis de inteligencia de de los mandos del Pentágono, de siete folios, conocido en Miami por colaboradores de la Red Vientos del Sur (Visur) y que a renglón seguido traza una urgente estrategia para "detener el retroceso" con la única fórmula conocida para remediar situaciones, "cuando la guerra se acerca a un punto muerto".

Con el descrédito que la prensa nacional e internacional viene haciendo del sainete paramilitar, adonde el Gobierno ha refugiado y protege a los grandes criminales narcotraficantes, y el fracaso de la "seguridad democrática" del Gobierno, la desbandada uribista y el rompimiento de esas conversaciones pueden acelerarse dejando en cueros al Presidente y haciendo peligrar la reelección.

Todo este componente unido a la ofensiva guerrillera que ataca en todo el país, librando combates permanentes hasta de tres meses en cuatro zonas del país y que han puesto las cifras en más de cuatro mil efectivos de las fuerzas militares dados de baja y cerca de 700 de la guerrilla en 2004, año definitivo del Plan Patriota; y varios miles en cuatro meses de 2005, "hizo tomar medidas con aquellos sectores de la sociedad civil" que se reclaman neutrales, especialmente las llamadas comunidades de paz (Apartadó, Magdalena Medio, Chocó, el Sur, Llanos, Costas), las comunidades indígenas, así como importantes periodistas influyentes en la vida nacional, el área Andina, el Caribe y el Sur, "que social, cultural y políticamente sirven la estrategia de la subversión y proyectos bolivarianos vecinos".

La idea es reprimirlos con operaciones encubiertas para presionarlos a definirse en favor de la política gubernamental o una "verdadera neutralidad intectual que priorice la movilización contra las organizaciones terroristas en Colombia y sus vecinos".

El plan empezó en marzo con las comunidades de paz y algunos defensores de derechos humanos a la vez dirigentes sindicales y estaba orquestada por el vicepresidente en lo político y el segundo comandante del Ejército en lo militar.

De otro lado la contradicción entre los mandos comprometidos a fondo con el paramilitarismo y el narcotráfico aupados por el Gobierno y aquellos que no se han untado de tal corrupción y que han presionado el combate de las tropas a los escudrones, que exigen su desmonte, juzgamiento y extradicción de los narcos con crímenes de lesa humanidad, que hoy son gobierno en Ralito.

Los enfrentamientos y combates entre Policía y Ejército, como entre cuerpos especiales antisecuestro y asesores de la DEA con fuerzas contraguerilla, DAS e informantes, no han sido "equivocados ni casuales" sino "el producto de la improvización, las vendetas, los botines, la puja por los ascensos y las mismas contradicciones entre el alto mando, incrementadas por las denuncias y enjuciamientos de militares colombianos y norteamericanos en el tráfico de estupefacientes con paramilitares".

Se habla así mismo de las encuestas, auspiciadas por empresas norteamericanas y fundaciones que reciben financiación extranjera y de empresas nacionales adonde se ha descubierto infiltración o manejo directo de empresarios del paramilitarismo, que se ha comprobado trabajan con prefabricación de los sondeos, en las cinco ciudades adonde la gran burguesía financiera y el capital gringo han fortalecido su nomenclatura estructural, anclando los megaproyectos de vitales regiones geopolíticas en que el narcotráfico paramilitar fundó las nuevas coordenadas de dominio y adonde se concentra la "seguridad democrática" de Uribe Velez.

"Las encuestas no se realizan en el campo adonde el Gobierno tiene un 60% de rechazo y la guerrilla sube en simpatía por apoyo consciente o más por presión militar... más de la mitad de los colombianos no tiene acceso a un teléfono, por tanto no figura en los directorios de dónde la Gallup y otras toman las muestras aleatorias y las preguntas se hacen en horas laborales cuando trabajadores, empleados, estudiantes, profesores, médicos, desempleados, desplazados no se encuentran en sus domicilios sino laborando o buscando trabajo o resbuscándolo. Ellos son en verdad la mayoría de colombianos. Medir la opinión de los gobernados por mil o 1.500 encuestados, en un pais de 43 millones es ridículo".

Cuando periodistas "neutrales", algunos incluso directores de grandes medios y los más de fundaciones otrora asesores del mismo Gobierno, se ven duramente cuestionados por una "opinión pública abierta" que ve y siente otra cosa, se desligan cada día más y empiezan a admitir una grosera realidad, como viene sucediendo en los primeros meses del año, la alarma cunde en el alto mando político y militar.

"¿Hasta cuándo los militares del Sur y el Centro de las Américas van a resistir el influjo del mal ejemplo venezolano y del viento demoledor de proyectos seudoizquierdistas y populistas en Latinoamérica?", se pregunta el infoanálisis en mención.

Las operaciones encubiertas, a la manera de la guerra preventiva del Norte, o planes u operaciones con raros nombres, que no es más que nuevos desarrollos de la guerra sucia, se diseñaron en las reuniones de diciembre, especialmente en las salidas de vacaciones y debían empezar simultáneas a la ofensiva final y a fondo del Plan Patriotas, que el Presidente anunció conversando y coqueteando con una bella y sexi sargento del Ejército, que confesó tener un curso de adiestramiento especial en guerra psicológica en Estados Unidos, desde el cerro paleolítico del Chiiribiquete (antiguo emporio narcotraficante de Tranquilandia) para "ir hasta las cuevas de los mandos de las FARC, a capturar vivos o muertos a los integrantes del Secretariado".

La operación final se demoró porque el Plan ya habia sido contenido por los frentes del Sur y los Llanos, las tanquetas estaban inmovilizadas, las bajas eran numerosas y la leishmaniansis, la falta de agua y el control de la guerrilla de las áreas estratégicas habían parado la ofensiva y los combates. "Muchos soldados y mandos medios rebelados hicieron huelga y pidieron sacarlos de este infierno" y muchos mandos no tuvieron más remedio en el terreno que "pactar treguas de no agresión con los insurgentes".

Mientras tanto la reelección de Bush se había tragado la segunda parte del Plan Colombia y fue preciso esperar otras aprobaciones congresionales. La plata para gasolina, repuestos y demás sólo llegó en marzo, cuando ya la guerrilla había tomado la inciativa y la contraofensiva se sentía en todo el país. De nuevo se bombardearon entonces campamentos falsos en regiones campesinas y montañas abandonadas por los frentes.

Las tropas no avanzaron sino que se prendieron de nuevo los enfrentamientos en las mismas áreas hasta donde habian penetrado el año anterior.

Las operaciones encubiertas paralelas contra organizaciones de población civil comenzaron con la infiltración de informantes y militares de civil en las comunidades de paz, los proyectos de desarrollo para la paz, los resguardos indígenas y los medios de comunicación. En todos ellos fueron pronto descubiertos y rechazados la mayoría de las veces.

La ofensiva siguió en forma descarada con la penetración de fuerzas de tarea contraguerrilleras y comunidades como la de San José de Apartadó y alrededores, adonde el Ejército con atuendos paramilitares realizó dos masacres a pueblos y caseríos indígenas del Cauca, Nariño, Caquetá y los Llanos, adonde fueron desaparecidos tres indígenas, detenidos 17 y asesinados 12 durante dos meses.

Se instalaron puestos de Policía y del Ejército en los pueblos indígenas, pese a estar prohibido en las convenciones internacionales y las "leyes para tiempos de guerra", y se establecío allí control, contingentación, bloqueo y se reclutaron sapos de dentro y fuera del área que empezaron a señalar a los vecinos.

Fue ahí cuando los frentes de las FARC, "que tienen muchos campesinos e indígenas contraatacaron, incluso demostrando mucha fortaleza en esas zonas con control y guerra de posiciones que aún se mantiene".

El nuevo plan paramilitar de guerra sucia que algunos llaman "Neutrales definición" se volvió entonces contra los periodistas independientes mas consecuentes en la denuncia y los de izquierda, precisamente los que más se han movido por el intercambio humanitario y posiblidades de nuevos diálogos de paz.

El nuevo plan con los mismos métodos de "amenaza esconde o mata" está en marcha con algo tan sintomático como que entre los mas amenazados se encuentran ya dos buenos periodistas que van a trabajar con Telesur, empezando con William Parra a quien ya se le hizo un atentado disimulado, cosa que los medios no han difundido, pero que hacen parte de "una lista grande de 17 personajes claves en la crisis actual" y líderes locales no menos influyentes, todos pertenecientes o simpatizantes de la Gran Coalición Democrática, la mayoría del Frente Social y Político, encabezados por Gloria Cuartas y Carlos Lozano.

Quienes han filtrado el análisis-info, como el plan en sí, dicen no suministrar una lista completa, pues se sabe que en la mayoría de los casos los mandos y paramilitares cumplen. En todo caso sería bueno que muchos colegas y gente del pueblo se cuidara para no reptir negras experiencias.

El acuerdo de la dirección de Polo Democrático con el uribismo para la reelección, así como el apoyo de algunos prelados, es ya una gran ganancia del régimen en la definición de los neutrales, muchos de ellos defienden esa posición.


* Jhony Richard Leahy y Ana Patrick Golinger., son dos investigadores consagrados. Lograron tener trabajo como corresponsales de guerra para medios norteamericanos y europeos en Centro América y en el Medio Oriente, hasta que les propusieron trabajar para la Agencia y renunciaron. Han hecho buenas investigaciones sobre lo que llaman "la gusanera anticubana de Miami" y la investigación sobre participación de la CIA y el Pentágono en el ataque a las Torres en Nueva York. Trabajo bien peligroso por lo que han sido presos dos veces. Richard fue torturado cuando lo detuvieron por denunciar torturas en el Golfo y los propios EU. Ahora trabajan con una red de medios independientes, pero tienen muchos amigos en organismos del poder gringo. Por ello, como todos los buenos periodistas, escriben con seudónimo.