Por Gennaro Carotenuto
Hace poco me llamó una amiga muy querida: "están hablando de Chávez en la Rai". Es raro que se hable de Chávez en la Rai y normalmente lo hacen los corresponsales desde Washington. La penúltima vez que pude hablar de Chávez en la Rai fue en enero 2005 y me sancionaron no invitándome más. Me volvieron a llamar esta semana y como que una vez más no hablé nada mal de la Revolución bolivariana, supongo que me cobré otra tarjeta roja quien sabe hasta cuando. [//] "No quiero ni escuchar", contesté brusco a mi amiga con la duda de ser descortés, "no quiero hoy, 15 de agosto de 2005, escuchar críticas escuálidas sobre el juramento de Montesacro”, con el cual, exactamente hace 200 años, Simón Bolívar juraba dedicar su vida a la causa de la liberación de América. No he resistido, por supuesto. Los que hablaban eran personas que conozco y que estimo mucho. Sin embargo, si no lapidaban escuálidamente Chávez, no podían no hacer ejercicio de realismo y terciedad, y al fin y al cabo terminaron lapidando afablemente el veleidoso de Chávez.