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Por Giorgio Trucchi
Tres países centroamericanos, El Salvador, Honduras y Guatemala, ya han votado a favor del CAFTA. No la gente pero los diputados. Ningún gobierno quiso convocar a una Consulta Popular para saber que es lo que la gente piensa de este tratado.
Después de las fiestas pascuales, será el turno de Nicaragua que se ingenia entre un gobierno abiertamente alineado a favor del tratado y a una clase política ambigua, que no ha decidido todavía que hacer realmente.
La cosa más probable es que el Cafta sea aprobado.
De aquí el esfuerzo que muchas organizaciones de la sociedad civil están haciendo para involucrar la población en la protesta, pero por ahora las reacciones no son proporcionadas al daño que este tratado provocará justo a los sectores más pobres.
Diez razones para rechazar el TLC
Orlando Núñez Soto
– 1. El llamado TLC o Cafta (Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Centroamérica), no es de libre comercio, sino todo lo contrario, pues las transacciones comerciales estarán reguladas por leyes de obligatorio cumplimiento, diciéndole adiós a la vieja y famosa libre competencia del mercado. No hay libre circulación de mercancías ni de trabajadores centroamericanos a Estados Unidos, sólo de estadounidenses a Centroamérica. La igualdad del tratado comercial es como la que existe entre un tigre suelto y un burro amarrado. ¿Y qué proponemos a cambio, nos preguntan los servidores de Washington? Proponemos libre comercio, que nos permitan enviar todo el queso, la carne, el azúcar y toda la mano de obra que queramos, igual que ellos nos envían toda su Coca Cola y todos sus celulares.
– 2. El TLC no puede ser discutido por nuestros diputados para enmendarlo, pues el gobierno norteamericano decidió que tiene que aceptarse o rechazarse, y si se rechaza seremos bloqueados comercial y financieramente o acusados de terroristas. La consulta que hizo el gobierno nicaragüense no fue más que un plan de publicidad pagado con nuestros impuestos, para convencernos de la conveniencia de dejarnos vencer por la competencia comercial. El TLC no es más que la culminación de una apertura comercial unilateral que empezó con las medidas fondomonetaristas.
– 3. El TLC destruirá la economía campesina y la soberanía alimentaria, tal como está sucediendo en toda América Latina, donde productos agropecuarios que nosotros producimos (leche y derivados, maíz, arroz, carne, huevos, frutas, verduras, otros), son introducidos, directamente o a través del resto de países centroamericanos, a precios menores en un primer momento, quebrando y desplazando así la producción interna de alimentos de nuestros países. México, por ejemplo, después del tratado comercial con Estados Unidos compra más frijoles al propio Estados Unidos. Nicaragua que siempre ha dispuesto de alimentos producidos por su campesinado, ahora gasta más de USA $ 300 millones de dólares en comprar los mismos alimentos que antes producíamos (gasto equivalente al 40% de las exportaciones en el 2004).
– 4. El TLC permite que Estados Unidos podrá introducir entre hoy y los próximos años todos los productos agropecuarios e industriales que quiera. Nicaragua en cambio está sujeta a pequeñísimas cuotas en los pocos productos que podríamos exportar y a fuertes restricciones fitosanitarias o a incontrolables obstáculos por concepto de bioterrorismo. Por ejemplo, al firmar el TLC, nos permitirán vender 132,000 quintales más de azúcar (3% de toda nuestra oferta exportable); en queso nos permitirán vender 15,620 quintales adicionales (4% de toda nuestra oferta exportable); y en carne nos permitirán vender 154,000 quintales adicionales (24% de toda nuestra oferta exportable).
De qué sirve, entonces, producir para exportar, bajar los costos, bajar los precios, aumentar la calidad, aumentar la productividad del trabajo y del capital, ser más competitivos en el mercado mundial, atenernos a la ley de oferta y demanda, desgravarnos unilateralmente, si a la hora de llegada Estados Unidos regula el comercio, subsidia a sus productores, nos cierran sus fronteras, aumentan sus aranceles, nos impone cuotas y monopolios, y al final hasta nos multarán cuando nuestros productos, igual que nosotros, sean tildados de bioterrorismo.
– 5. El TLC terminará de desmantelar el sistema arancelario nicaragüense, pues la desgravación arancelaria entre 1990 y 2004 fue casi total, bajando del 45% al 5% de promedio, (véase cuadro), con el consiguiente daño a nuestras recaudaciones fiscales, la desprotección del productor y el desmantelamiento de nuestra economía.
Todo esto quiere decir que el capital nacional y la pequeña industria tienen que despedirse para siempre de la industrialización, pues jamás vamos a poder competir con un imperio que sobreprotege a sus productores, mientras nosotros desprotegemos totalmente a los nuestros (empresarios y campesinos), les aumentamos los impuestos, les cortamos el crédito, los privamos de infraestructura económica y les negamos los servicios sociales. ¡Qué farsa la de los negociadores al decir que el gallo pinto, por ejemplo, será protegido con impuestos y límites a la importación, si ya los aranceles a todos esos productos son insignificantes, si ya el maíz amarillo gringo está quebrando a nuestros sorgueros, si el maíz blanco, antes de que se permita entrar libre del ridículo 10% de impuesto, ya está entrando hecho harina desde Costa Rica a través de una empresa transnacional!
– 6. El TLC enriquecerá más, no solamente a las corporaciones norteamericanas, sino a una élite de grandes productores y comerciantes nicaragüenses, que hasta ahora han sido los más favorecidos en las negociaciones y quienes han tenido mayor incidencia en las consideraciones de nuestros diputados para aprobar el tratado. Por ejemplo, la pequeña cuota de 132,000 quintales más de azúcar que nos comprará Estados Unidos, apenas servirá para aumentar las ganancias de la familia Pellas, mientras los consumidores nicaragüenses seguiremos comprando internamente azúcar carísima en relación al precio del mercado mundial; sería deseable al menos que la ganancia producto del aumento de la cuota se distribuyera entre todos los nicaragüenses. Uno de los sectores más favorecidos son las empresas de zonas francas, quienes actualmente no pagan ningún impuesto. Con el TLC los empresarios extranjeros podrán importar, libre de impuesto, más telas de sus propios países (Corea o Taiwán), para luego maquilarlas y exportarlas, libre de impuesto, a los Estados Unidos.
– 7. El TLC establecerá para siempre la propiedad intelectual para patentar y tener el monopolio de venta de cualquier producto de nuestra naturaleza, impidiéndole a los nicaragüenses utilizar libremente las semillas o cualquier otro producto generado por la biodiversidad del territorio nacional. Lo que de paso nos condena a tener que pagar y consumir las semillas genéticamente manipuladas (transgénicas) cultivadas en los Estados Unidos y perjudiciales para el suelo y la salud humana. El tratado implica que el estado nicaragüense no podrá interponerse en los negocios de una corporación, bajo riesgo de ser demandado y multado, no importando si dicha corporación está contaminando, polucionando y destruyendo el medio ambiente.
– 8. El TLC impedirá que nuestros laboratorios elaboren y vendan medicamentos genéricos, cuyos componentes se encuentran disponibles en el mercado para su combinación, obligándonos a proteger y consumir a mayores precios las marcas patentadas por las corporaciones transnacionales. En consecuencia nuestros pobladores tendrán que comprar los mismos medicamentos consumidos anteriormente, pero a precios exorbitantes.
– 9. El TLC no es el garante de la inversión extranjera, pues la misma siempre ha venido a Nicaragua, desde hace quinientos años. Tampoco la inversión extranjera ha garantizado el bienestar de la mayoría de los nicaragüenses. El capital extranjero de las maquilas que viene a Nicaragua lo hace por el bajo costo de la mano de obra nicaragüense. Por ejemplo, en Estados Unidos una mujer gana $ 8 dólares por hora haciendo lo mismo que hacen nuestras mujeres maquileras, en México ganan $ 2 dólares, en Costa Rica ganan $ 1.50 dólares, en China ganan $ 0.80 centavos de dólar, mientras que en Nicaragua ganan actualmente $ 0.30 centavos de dólar.
– 10. El TLC destruirá más empleos que los que genera, al igual que lo están haciendo ya las empresas extranjeras. Los empleos generados por las maquilas en 15 años (alrededor de 50,000), son insignificantes comparado con los 100,000 nuevos jóvenes que entran cada año al mercado a buscar trabajo; en cambio, las medidas neoliberales han expulsado del campo y enviado al exterior a más de un millón de nicaragüenses. Por ejemplo, por cada empleo que genera la empresa MASECA en Centroamérica, introduciendo, sin impuesto, tortillas de harina de maíz blanco importado de USA, manda al desempleo a miles de productores campesinos y tortilleras de la ciudad.
El desempleo afectará no sólo a los sectores marginados, sino también a los profesionales en general. Las empresas y ciudadanos norteamericanos tendrán mucho más derechos para establecerse en Nicaragua, en el campo de los servicios de telecomunicaciones, servicios financieros (banca, seguro, bolsa, asesoría), distribución y ventas, computación, audiovisuales, energía, transporte y construcción, servicios de consultoría (ingeniería, arquitectura, contabilidad, otros), publicidad, servicios digitales, medioambiente, etc.
* Reducción de los Aranceles a las importaciones en Nicaragua| |1990 |2004 || |% |% ||Sector Agricola |31,7 |7,1 ||Alimentos |51,2 |9,0 ||Manufactura |63,7 |5,6 ||Bebidas |144,6 |10,6 ||Tabaco |183,0 |6,4 ||Vestuario |105,7 |9,9 ||Calzado |95,1 |8,4 ||Muebles |113,0 |9,6 ||Farmacia |38,7 |0,1 |
Texto inicial, foto y traducción Giorgio Trucchi