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Por Juan Barbagelata
“Puedo narrar, puedo también guardar en secreto lo que aprendí en esta región - silencio prudente o impuesto por un temor reverencial-. No sólo he comprendido lo que movió a los hombres de los tiempos y lugares más remotos. Lo he visto en su espacio, y con sus ojos.” E. Junger, Acercamientos.
Ante publicaciones aparecidas recientemente en medios masivos y no tanto, revistas, documentales, diarios, donde se debate la legalidad/ilegalidad del consumo de marihuana, donde entran a tallar los derechos individuales del hombre - tengo derecho a tomarme cuatro frascos de cacao si deseo, y luego morir de eso, o regularlo...-, creo que es necesaria como primera medida un acercamiento a la información de lo condenado, de su ubicación histórica en el transcurso de la humanidad.
La aspirina por ejemplo, puede ser mortal para los adultos a partir de tres gramos, la quinina a partir de bastante menos y el cianuro de potasio desde una décima de gramo.
Todos estos elementos son de venta libre en farmacias y droguerías. Sin embargo lo tóxico o envenenador de una cosa no es nunca esa cosa abstractamente, sino las proporciones de ella conforme con un patrón de medida, en este caso el cuerpo humano.
De allí que es totalmente imprescindible saber, con mayúsculas SABER, de qué se trata la sustancia que por prohibida o ilegal no deja de ser consumida cada vez más, obligando a mucha gente, profesionales, artistas, padres de familia, estudiantes universitarios, a transitar los caminos de la ilegalidad con el consecuente riesgo de ser apresados por efectivos policiales, de meterse en lugares de riesgo a comprar, de ocultarse como si portaran un estigma social.
La propaganda oficial ha sido errónea, capciosa y malsana, como vemos en el documental “Grass” de Ron Mann, que bucea en la propaganda oficial de los Estados Unidos de América desde la década del ’20 hasta nuestra época donde vemos como señoritas de “buena familia” fuman un par de pitadas de porro y seguidamente se desnudan y se entregan a desenfrenadas orgías, o como otra niña luego de darle una calada al porro se tira por una ventana atravesando un cristal. O el cowboy ese que luego de fumar mata al capataz de la finca a tiros.
Esta manipulación de la información del país del norte ya la hemos visto en las invasiones de Afganistán, Irak, la guerra del Golfo, los envíos de ántrax por correo (a propósito, luego de ajustar filas con el miedo desaparecieron los terroristas del ántrax...), las leyes de patentes de medicamentos en contra de los genéricos generosamente más económicos, que han servido para cerrar filas a través del temor y la paranoia con el “otro”, el externo de sus fronteras, peligroso por naturaleza por ser extranjero. No es casual que en casi todos los juegos de video games en red que están en el mercado, los terroristas son externos, incluso vestidos como árabes y que los “asesinos con licencia” que manipulan nuestros niños son las fuerzas especiales que nos defienden. Claro se olvidan de sus masacre de Waco, sus atentados de Oklahoma, sus asesinos seriales, donde deberíamos incluir a George W. Bus.
Situaciones que por lo menos producen vergüenza ajena y la risa general en la sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín donde se proyecta el documental de marras.
Infelices campañas publicitarias que están destinadas a provocar miedo y no a formar o informar al público.
Recordemos esa campaña de “maldita cocaína” cuando eran épocas que la policía bonaerense y federal argentinas se dedicaban a fusilar jóvenes de barrios marginales y no tanto argumentando “enfrentamientos”.
Los datos científicos y médicos, falseados ampliamente, los dejo de lado para abordar un marco histórico cultural de las drogas que vienen de los vegetales (no químicas) y sobre todo, la marihuana.
En el Perú del imperio incaico las hojas de coca eran reservadas exclusivamente al Inca, y miembros de la corte.
En la Roma pre imperial el libre uso del vino estaba reservado a los varones mayores de treinta años y la costumbre permitía ejecutar a cualquier mujer u hombre joven descubierto bebiendo. En esa misma época existían en Roma unos setenta locales legales de venta de marihuana para consumo doméstico.
En Rusia beber café, fue durante medio siglo un crimen castigado con tortura y mutilación de las orejas.
Fumar tabaco se condenó con excomunión entre los católicos y con desmembramiento en Turquía y Persia.
La yerba mate, nuestro querido mate criollo, se consideraba brebaje diabólico y sólo las misiones jesuíticas del Paraguay lograron convencer al mundo cristiano de que sus semillas no fueron creación de Satán sino traídas a América por Santo Tomás.
Los valores sostenidos por cada sociedad desde el poder influyen en las ideas que se forman sobre las drogas y no tanto a saber fueron prohibidos a lo largo de la historia el té, la yerba mate, el café y el alcohol.
Generalmente valores inventados para sostener o contener aspectos políticos no convenientes, por ejemplo la persecución de la marihuana por el gobierno de los Estados Unidos sirvió como elemento de control de la enorme masa de inmigrantes mejicanos (acusados de contrabandearla y consumirla) para frenar cruces de frontera.
Demonizar el exterior, ya que aún hoy no hay mayor cantidad de traficantes, vendedores, policias y guardias de aduana presos por este tema, cuando la mayoría que purga condenas son latinos y negros.
Durante la Edad Media Europea, los remedios favoritos eran momia pulverizada de Egipto y agua bendita, mientras en la misma época las culturas centroamericanas consideraban vehículos divinos el peyote, la ayahuasca, el ololiuhqui y el teonanácatl, plantas de gran potencia visionaria (al igual que la marihuana) que los primeros misioneros denunciaron como perversos sucedáneos de la Eucaristía. En general puede decirse que los monoteísmos no han dudado a la hora de condenar elementos de liberación y/o placer en los pueblos. Sin ir mas lejos George Bush ha declarado que la forma de evitar el contagio del SIDA es la abstención sexual de los solteros, en increíble sintonía con el Vaticano y sus cruzadas a Medio Oriente también.
El prohibicionismo, está comprobado históricamente, sólo ha logrado potenciar el deseo.
En Rusia durante la prohibición del café, resultaba frecuente que los usuarios lo bebieran por litros entrando en estados de gran excitación, lo cual creaba en las autoridades una visión de que esa bebida creaba un ansia irreprimible.
Caso similar fue el del opio en India y China durante el siglo 19.
En China el consumo de opio estaba castigado con pena de muerte y sus usuarios eran mucho más numerosos que en la India donde era legal. A todo esto el tráfico de opio entre India y China, lo manejaban los ingleses que dominaban ambos países, generando pingües ganancias para la Corona británica.
La heroína antes de ser controlada, primero con impuestos y luego con prohibición alrededor de 1925, era consumida regularmente por personas de clase acomodada, activas laboralmente, con una media de edad superior a la cincuentena y ajenas a situaciones delictivas. Luego de su prohibición se comenzó a consumir en sectores hostiles al trabajo, generó la figura del traficante y obviamente bajó la calidad del producto hasta niveles criminales.
Antes de la abolición de la esclavitud en los Estados Unidos no había rechazo hacia la marihuana, originalmente introducida a América por los trabajadores Hindúes en la cosecha de la caña de azúcar en Centroamérica, adoptada por los negros caribeños y finalmente introducida al gran país del norte por los inmigrantes mejicanos.
Tampoco era resistido el opio, introducido por los trabajadores chinos que trabajaron en el tendido del ferrocarril norteamericano.
Es interesante observar que todos los mencionados eran sectores sociales esclavos o con formas de esclavitud que buscaban “liberarse” en su intimidad como una forma de resistencia. Así nació el Capoeira en Brasil también, mezcla de danza y lucha, disfrazada como una coreografía servía para que se entrenaran para el momento de rebelarse.
Fue también el temor a los inmigrantes irlandeses y judíos lo que precipitó la condena del alcohol por la Ley Seca. En esos años preocupaban mucho las reivindicaciones políticas de la población negra del sur, y la cocaína (base originaria de la Coca Cola a través de Pemberton su inventor que quería despegarse de la adicción a la heroína) acabó simbolizando una droga de negros degenerados y consumida en secreto por las clases opulentas donde revistaban políticos, millonarios y gangsters.
Pero ligando las sustancias ilegales a grupos raciales, lo que más se hizo fue confundir a la opinión pública con mentira tras mentira.
El jefe del departamento de toxicomanía en plena guerra fría acusaba a los chinos comunistas de producir la heroína que se vendía en los Estados Unidos.
La búsqueda del enemigo exterior contagia de irracionalidad las decisiones del gobierno y la opinión del pueblo.
No olvidemos que al caer el muro de Berlín y al sucederse la debacle de Rusia comunista, los Estados Unidos comienzan su guerra contra el narcotráfico, siendo ellos los principales consumidores mundiales de drogas, moviendo cifras más altas que las que cualquier país tercermundista destina a salud, educación y alimentos. De esta forma comienza un nuevo “justificativo” para intervenir en cualquier país del mundo militarmente.
Objetivo que actualmente se ha desplazado hacia el “terrorismo” internacional, sobre todo de medio oriente y el mundo árabe, casualmente las fuentes de petróleo más ricas del mundo, combustible que ellos derrochan y necesitan en la actualidad. Otro ejemplo más cercano es la situación del gobierno de Venezuela y sus plebiscitos movilizados y subvencionados por los yanquis para sacar del gobierno a Chávez que no casualmente estatizó las empresas petroleras.
Identificando las sustancias prohibidas con grupos sociales o étnicos se desnaturaliza el origen de las cosas y los motivos que las prohíben.
Ligando el opio y los chinos se olvida que el opio es un invento del Mediterráneo. Fuertemente consumido en Europa por las clases altas en los siglos 18y19.
Ligando negros y cocaína nos olvidamos que esa droga fue descubierta y promocionada inicialmente en Europa. Droga que fue fabricada por prestigiosos laboratorios como Merk, Sharp & Dome que posteriormente fabricaron medicamentos psiquiátricos entre otros.
Ligando mejicanos a marihuana pasamos por alto que la planta fue llevada a América por los colonizadores, tras miles de años de uso en Asia y Africa.
Junto a la química que compone cada planta está el ceremonial, y junto al ceremonial las circunstancias históricas que caracterizan su uso y su prohibición.
En sus formas vegetales, las drogas visionarias han sido veneradas como canales de comunicación con lo eterno y lo sacro. De allí la persecución de religiones monoteístas, sobre todo la católica, ya que el usuario no necesita “intermediarios” para tener estados de introspección o meditativos.
“Seguramente cualquier persona fuma marihuana para colocarse. En cambio nosotros fumamos para conectar con Dios.” Dicen los integrantes de Black Uhuru en una entrevista realizada por Sergio Marchi.
Sabida es la práctica del fumar marihuana por los rastafaris, religión que tiene su raíz en Africa, sobre todo en Etiopía, de donde era oriundo el rey Salomón de quien se dice que la consumía a diario y cuya difusión se propagó mundialmente gracias a los músicos de reggae jamaiquino, sobre todo Bob Marley y Peter Tosh.
“Una de las lecciones que nos deja el consumo de marihuana es que altera la rutina psíquica, y al alterar esta rutina implica profundizar en la cordura, no en la demencia, pero tanto el demente crónico como el usuario frívolo podrían verse enfrentados a situaciones Dantescas, el uno por insuficiencia de su espíritu y el otro por una orientación errónea. Empleando los términos de Carlos Castaneda, sólo defiende con eficacia esa pureza en el intento representada por caminos con corazón”. Dice Antonio Escohotado en su presentación sobre plantas visionarias. “Quien haya experimentado su efecto sospecha que activan tanto lo primitivo allí como las funciones más desarrolladas evolutivamente. Sin duda interrumpen la rutina psíquica, abriendo dimensiones anímicas que oscilan de lo beatífico a lo pavoroso, con una tendencia que se orienta a borrar la importancia o relevancia de un YO en todo el asunto. Por eso mismo se vinculan a la experiencia de extasis en sentido planetario, como aparece en las culturas de los cinco continentes, que incluye dos momentos básicos: una etapa de viaje por regiones inexploradas, aligerado el sujeto de gravedad pero incapaz de detenerse en nada, y una etapa esencial que cuando toca fondo implica morir en vida para resucitar libre del temor a la vida y en esa medida, de aprensión ante la finitud propia. El segundo momento puede explicarse también como súbito miedo de volverse loco o estallar de significado, que se desliza al pánico de no poder hacer el camino de retorno hacia uno mismo y concluye con una reconciliación de lo finito y lo infinito, donde el instante y la eternidad se funden, emancipados de deudas con el ayer y el mañana. Es la pequeña muerte que el ánimo experimenta como momento de vigorosa resurrección, no sólo ha sobrevivido como cuerpo y como conciencia, sino que esa inmersión en dimensiones superiores e inferiores le ha templado para elegir la existencia.” Continúa en otra parte de su escrito.
Una breve historia
La experiencia con marihuana se remonta a tiempos inmemoriales.
Los restos de fibra de cáñamo (la planta en cuestión, o cannabis como prefieras) provienen del cuarto milenio antes de Cristo, encontrados en China.
La religión Védica veneró la planta denominándola “fuente de felicidad y vida”.
Las tradiciones Brahmánicas posteriores consideran que su uso agiliza la mente, otorga salud y concede valor así como potencia sexual.
El budismo vió en ella un aliado para la meditación.
Herodoto menciona que era usada por Escitas y Persas, y el Kiphy, luego conocido como Kiff o cigarrito turco, muy fumado por nuestros abuelos, forma parte de las drogas del antiguo Egipto.
La Europa Céltica, antes de la conquista romana tenía grandes extensiones dedicadas al cultivo del cáñamo.
Dependiendo de las culturas se ve un uso profano o religioso, en la civilización grecorromana se usaba como instrumento recreativo en fiestas de ricos.
Fue eclipsada con el triunfo del cristianismo al igual que otras drogas visionarias.
Desde entonces siguió fuertemente arraigada en Africa, Asia menor donde continuó siendo una de las medicinas más versátiles y elemento de meditación de yoguis, chamanes, faquires y derviches.
En la década del sesenta a través de la contracultura tiene un estallido mediático y se conoce en todo el mundo. Hasta ese momento los principales productores de marihuana eran Méjico, Colombia y zonas del Caribe, especialmente Panamá y Jamaica con pequeños aportes de Tailandia y Laos. Durante los años setenta Estados Unidos se convierte en el principal productor mundial de marihuana con técnicas avanzadas de cultivo y desarrollo de semillas. En 1988 la cosecha norteamericana de marihuana valió unos 33.000.000.000 de dólares con beneficios superiores a toda la cosecha cerealera junta.
Pero cómo, no era que el enemigo estaba afuera y era racialmente diferente?
Pregunta interesante que se contesta sola si observamos un poco la historia de ese país.
Un país que dejó que les hundan un barco de guerra (tripulado por latinos y negros) frente a las costas de Cuba para justificar la invasión y así quitarle su colonia a España,
Convirtiendo a la isla en un garito y prostíbulo de las clases acomodadas.
Un país que dejó que bombardeen Pearl Harbour durante la segunda guerra mundial para tener la excusa de declararle la guerra a Japón.
Un país que alimentó la “contra” nicaragüense asesinando y secuestrando niñas campesinas para que sean hembras de sus mercenarios. Leer “La sonrisa del jaguar” de Salshman Rushdie.
Un país que armó al viet cong para que eche a los franceses de Corea y terminó peleando contra ellos en la guerra de Viet Nam.
Un país que armó a Bin Laden para que eche a los rusos de Afganistán y luego pelea contra él.
Un país que dejó, a pesar de tener información, que le vuelen las Torres Gemelas para poder invadir Afganistán buscando terroristas islámicos, la nueva cara del terror parece.
Un país que invade Irak y comete genocidio en su población para “liberarlos” y detener armas de destrucción masiva que no existen.
Un país que le vendió armas a las dos fracciones en pugna en Kosovo.
Este país es el que creó la DEA una fuerza para luchar contra el narcotráfico alimentado por ellos y contra el narcoterrorismo, y así lograr tener incidencia en países de América Latina como Colombia, Bolivia, Paraguay, Panamá.
Los estudios más difundidos sobre los componentes de la marihuana y el principio psicoactivo, el Tetrahidrocannabinol o THC, patrocinados por el NIDA (Instituto Nacional para el Abuso de Drogas) en los EEUU carecen de objetividad, intentando probar que la marihuana resulta adictiva y productora de demencia, dándoles hasta el equivalente de cincuenta porros juntos a los conejillos de indias humanos provocando solamente descomposturas estomacales, pánico y sensaciones malsanas. Pero no pudiendo demostrar daño físico, psíquico o neurológico.
Es divertida al menos, la escena del documental “Grass”, filmada en los años cincuenta cuando el científico le pregunta al paciente por los efectos - se siente agresivo?- - no para nada- responde, - entonces amigable?- - en extremo- responde el paciente.
Y cierra con este diálogo - estaría dispuesto a experimentar de nuevo?- -por supuesto, cuando quieran, es formidable, solo avísenme y estaré- rubrica el individuo.
“Tomado en exceso tiende a mostrar monstruos, y si se usa durante mucho tiempo puede comunicar con los espíritus y aligerar el cuerpo”. Shen Nung. Médico chino año 3.000 antes de Cristo.
“La diferencia entre ver monstruos y comunicarse con los espíritus depende ante todo del usuario. Quien se busque a sí mismo allí tiene más oportunidades de topar con realidades que quien intente olvidarse de sí”. Agrega Antonio Escohotado..
Como característica de la planta podemos decir que llega a medir hasta tres metros de altura, es de cosecha anual, necesita agua abundante y puede crecer silvestre.
La sustancia psicoactiva, el THC, está en las hembras y conviene separarlas de los machos antes de que expulsen el polen, así se crea la variedad “sin semilla” que es la más sabrosa.
Como droga recreacional tiene un nivel muy bajo de toxicidad. No se conoce ningún caso de persona que haya padecido intoxicación letal o aguda por vía inhalatoria. A lo sumo puede producir sopor profundo que se va con un buen sueño. Ha habido gente que no se ha sentido bien al fumarla o ingerirla, ya que se puede preparar en comidas, bizcochos o canapés (ah! Esos con palta y especias...), sintiendo náuseas o sensación de vómitos pero eran somatizaciones donde la anticipación a un posible descontrol mental producía esfuerzos por desembarazarse del agente químico, expulsándolo. En estos casos la instancia se supera acompañando a la persona afectada con una actitud amable y contenedora para tranquilizarla.
Como efectos secundarios, sequedad de boca, apetito, ya que aumenta las percepciones gustativas y además para incorporar azúcar en la sangre que ayuda a recuperar el oxígeno que consume el THC cuando la sangre pasa por los pulmones. Nada que no se resuelva con un caramelito, sobre todo para evitar comer desbordadamente, por gula.
Además aumenta las percepciones táctiles, olfativas, visuales y auditivas. Con esto nos aseguramos percibir y disfrutar de la música, las caricias, un buen incienso y mirar colores con una intensidad no acostumbrada.
“Comprensión es dominio” dijo Hegel.
El peor miedo es a lo desconocido, por eso es necesario difundir la otra información sobre la marihuana.
Menos nociva que el tabaco, que el alcohol y la televisión.
Estaría casi de más enunciar la cantidad de gente que la consume en la intimidad de sus casas, pero por estadísticas oficiales en Argentina consumen marihuana cuatro millones de personas, si todas estas personas tienen a una o dos a su lado que saben o comparten el uso, genera una masa enorme de gente que se ve amenazada por cometer ilícitos ya sea por consumo como por complicidad.
“La verdad se defiende sola, únicamente el embuste necesita apoyo del gobierno”.
“De la piel para adentro empieza mi exclusiva jurisdicción. Elijo yo aquello que puede o no cruzar esa frontera. Soy un estado soberano, y las líneas de mi piel me resultan mucho más sagradas que los confines políticos de cualquier país” anónimo contemporáneo.
Juan Barbagelata
Bibliografía: “Aprendiendo de las drogas”, Antonio Escohotado.
“Aprendiz de chamán”,Mark Plotkin.
www.lamarihuana.com/boletin
Revista La Mano, julio 2004.
Revista Rolling Stone, julio 2004.