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Al menos 24 muertos en un ataque contra el comedor de un cuartel de EE.UU. en Mosul

Publie le Miércoles 22 de diciembre de 2004 par Open-Publishing

Tras el ataque, los soldados convirtieron las mesas en camillas improvisadas para los heridos, mientras una bola de fuego corría por la parte superior de la tienda

BAGDAD. Un ataque con cohetes contra una base militar norteamericana en la conflictiva ciudad de Mósul provocó la muerte de al menos veinticuatro personas e hirió a más de sesenta. Un proyectil alcanzó de lleno la tienda de campaña que servía de comedor justo a mediodía, en el momento en el que los militares se habían reunido para almorzar. De entre los muertos, 19 eran soldados norteamericanos.

El grupo islamista vinculado a Al Qaida, Ansar al Suna, reivindicó en un comunicado en Internet el ataque. «Los muyahidín del Ejército de Ansar al Suna llevaron a cabo una operación ejecutada por nuestros mártires contra un comedor de las fuerzas de ocupación», dice el comunicado. Ansar al Suna es una organización integrista que persigue el declarado objetivo de instaurar un Estado como el que los talibanes establecieron en Afganistán.

El grupo fue fundado en el Kurdistán iraquí. Tras la intervención militar norteamericana, no obstante, Mosul se ha convertido en uno de los principales escenarios en los que opera esta organización islamista, de carácter muy radical. La ciudad se ha transformado de hecho en la heredera de Faluya, como principal pesadilla de las tropas estadounidenses y fuerzas de seguridad iraquíes. Tan sólo en la última semana han aparecido los cuerpos de unas cien personas, miembros de las nuevas fuerzas iraquíes o civiles de los que se teme que fueran asesinados por «colaborar» con Estados Unidos.

Bola de fuego

La fuerza de la explosión hizo caer a muchos de los cientos soldados que se habían reunido para comer; una gran bola de fuego se apoderó de la parte superior de la tienda; y había metralla esparcida por todo alrededor, relata un periodista de AP que se encontraba en el cuartel.

Entre gritos y espesas capas de humo, los soldados que habían quedado ilesos reaccionaron con presteza. Pusieron las mesas patas arriba, y las convirtieron en camillas improvisadas en las que se llevaron a los heridos mientras gritaban: «¡Un médico, un médico!».

Los médicos llegaron a toda prisa al lugar del ataque. El grueso de las tropas corría hacia los refugios de hormigón por si se repetía el ataque. Algunos daban pasos vacilantes alrededor de la tienda-comedor, otros se desmayaban, aturdidos por la explosión.

«¡No puedo oír, no puedo oír...!», gritaba una soldado que era arrastrada fuera del lugar por un compañero. Junto a la puerta de entrada era depositado un soldado con una herida de muy mal aspecto en la cabeza. A los pocos minutos, introducían su cadáver en una bolsa negra que depositaban junto a otros tres muertos en el aparcamiento.

La base ya había sido atacada antes unas treinta veces, pero hasta ayer la mayoría de las veces los atentados fallaban su objetivo. Tan sólo en una ocasión murió una soldado de la Segunda División de Infantería cuando corría hacia uno de los refugios. Pero el 276 Batallón de Ingenieros atacado ayer tenía previsto abandonar Irak en un mes, y hasta ahora no había perdido a ningún soldado.

«Casi lo habíamos conseguido. Casi habíamos llegado hasta el final sin que matasen a ninguno de nosotros», comentaba el teniente Shawn Otto con un sombrío tono de voz. Otto salía de su unidad cuando vio a un soldado que se desmayaba por la conmoción de la explosión. Él y el sargento Evan Byler se las arreglaron para dejar al soldado sobre una camioneta.

La teniente Dawn Wheeler estaba esperando a que se le sirviera su ración de pollo, cuando cayó el proyectil. Ella quedó indemne, pero a su lado había un soldado, derribado sobre el suelo, que se debatía con un trozo de metralla incrustrado en su cuello. «Todos tenemos a nuestro ángel», comentaba después la teniente.

El presidente estadounidense, George W. Bush, condenó el ataque, del que dijo que «muestra la desesperación de las fuerzas insurgentes», según señaló un portavoz de la Casa Blanca. «Los terroristas y partidarios de Sadam tratan desesperadamente de socavar la transición a la democracia y la libertad en Irak», afirmó, tras lo que insistió: «Serán derrotados».

Retirada gradual de Italia

Así las cosas, el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, evocó ayer la posibilidad de una retirada gradual de las tropas italianas en Irak, aunque no dio ninguna fecha específica, y puntualizó: «Aún no ha llegado el momento de volver a casa»,

Según Berlusconi, la decisión de retirar las tropas italianas -unos 3.000 hombres, destacados en Nasiriya- se tomará de acuerdo con el próximo gobierno iraquí tras las elecciones previstas en enero. El jefe del Ejecutivo italiano señaló también que en su última reunión con Blair hablaron de que las nuevas fuerzas iraquíes se hagan cargo de la seguridad lo antes posible.

Fuente: http://www.abc.es/abc/pg041222/pren...