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El valle de Swat bajo el manto de la charia

Publie le Viernes 27 de febrero de 2009 par Open-Publishing

Pakistán, Islamabad oficializa la ley islámica en las zonas tribales rebeldes a cambio del compromiso de tregua por parte de los insurgentes radicales

En el valle de Swat, los integristas pakistanís han logrado satisfacción : la instauración de la ley islámica en la región de Malakand, al noroeste del país, que controlan, a cambio de una vaga promesa de tregua y del cese de la insurrección. En otro tiempo importante enclave turístico, el valle de Swat estará en adelante bajo el control de los talibanes pakistanís al termino de un acuerdo firmado con Islamabad que parece un pacto leonino al proponer paz por charia. Bajo la presión de los EE.UU., el ejército había desencadenado en el curso del verano de 2008 una amplia ofensiva contra los rebeldes islamistas en los territorios fronterizos del noroeste y en la zona tribal de Bajaur, feudos de los grupos radicales. Los combates provocaron más de 1200 muertos, entre ellos, gran cantidad de civiles y empujado al exilio a alrededor de 200 000 personas sin que los militares pudieran o quisieran realmente poner término a los ataques de los islamistas y a su implantación en una zona situada a menos de 150 km. de la capital. En varias zonas del valle (Matta, Khwazakhela y Kabal), los milicianos islamistas han, poco a poco, sustituido al Estado, controlando las comisarias, las prisiones y los tribunales, cuentan testigos. Curiosamente, es el gobierno local de la provincia, una coalición de partidos laicos salida de las elecciones legislativas de febrero de 2008, quien, el 16 de febrero último, ha tirado la toalla y firmado con los talibanes un acuerdo avalado por las autoridades centrales. Para aumentar la confusión, sobre el alcance de semejante acuerdo, Washington, que proclama desde 2001, querer aniquilar todos los santuarios islamistas en las zonas fronterizas de Afganistán y de Pakistán, se congratula del resultado de las negociaciones. Robert Gates, ministro norteamericano de Defensa, estimaba la semana última, al final de la reunión de la OTAN en Cracovia que los EE.UU. “estarían dispuestos a aceptar un acuerdo político entre el gobierno afgano y los talibanes, tomando como modelo la tregua concluida entre Pakistán y los rebeldes del valle de Swat”. Una toma de posición que legitima al movimiento fundamentalista en el espíritu de la nueva estrategia de la administración Obama en la región, que apunta a obtener de los “llamados” talibanes moderados el abandono de las armas a cambio de un papel político en el país.

La situación en las zonas tribales estará en el centro de las discusiones que el jefe del Estado mayor del ejército pakistaní, el general Ashfaq Parvez Kayani esperado en Washington esta semana, tendrá con sus interlocutores norteamericanos. Una visita que tiene lugar en el mismo momento en el que las informaciones sobre la colaboración estrecha entre el Pentágono e Islamabad son confirmadas por la prensa norteamericana.

“Más de 70 consejeros militares y otros técnicos del ejército norteamericano trabajan junto a las fuerzas pakistanís desde este verano, para ayudarles a combatir a los talibanes, activos en las zonas tribales cerca de las zonas fronterizas con Afganistán”, escribía el New York Times en su edición del lunes (23 de febrero). Y sin duda es probable que los ataques de drones (aviones sin piloto) norteamericanos contra los pueblos sospechosos de albergar milicias de Al Qaeda y de talibanes afganos refugiados en Pakistán estén coordinados en territorio pakistaní y no desde Afganistán. En su última obra, “Descent into Chaos”, el periodista pakistaní, Ahmed Rashid, revelaba que los drones utilizados despegaban de una base secreta de la CIA situada en las zonas tribales pakistanís. El 13 de febrero de 2009, la presidenta de la comisión de Información del Senado norteamericano, Dianne Feinstein, había aportado por primera vez un inicio de confirmación de esta información.

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