Portada del sitio > De tal palo tal embajador
W. Bush estaba apurado por tener a su halcón en el Palacio de Cristal, la sede neoyorquina de las Naciones Uni-das. Aprovechó que el Capitolio estaba vacío por el receso veraniego y por designación directa impuso en el cargo de embajador ante la ONU al hasta ahora subsecretario de Estado John Bolton.
Sin embargo, aunque las legislaciones le dan potestad al Presidente para tal actuación, no es menos cierto que la impresión que ha dado es mostrar su poderío por encima de todo, sin importarle las opiniones y criterios, en contra de la nominación. Y como dijera un experto en política, comporta una grave falta de respeto a la soberanía del Senado y agranda aún más la brecha entre republicanos y demócratas, cuyas pugnas se empeorarán cuando el Con-greso prosiga sus labores luego de las vacaciones.
John Bolton era el favorito de la ultraderecha que valora altamente su desenvolvimiento de mano dura, pero un nú-mero considerable de senadores se oponía a su designación, sin lograrse el consenso necesario para darle el visto bueno. Y es que todas las referencias sobre el fulano son negativas. Durante las audiencias en Washington salieron a relucir, una y otra vez, las mentiras, y bajezas que han caracterizado a este señor en sus diferentes cargos. Se trata de un sujeto que carece de credibilidad. En un artículo del Wall Street, se le definió como "el hombre más peligroso del Gobierno". El tipo perfecto para aplicar sin que le tiemble la mano la agenda republicana, ferviente servidor del presidente y de la ideología neoconservadora. Célebre, además, por su defensa al unilateralismo y su desprecio a la ONU de la que dijo que sólo es valiosa cuando sirve a los intereses de Estados Unidos. O como esta otra expresión : “el Consejo de Seguridad más efectivo sería aquel que tuviera un solo miembro permanente: Estados Unidos”.
Habría que sumarle a la infinidad de “virtudes” que posee Bolton la de cometer perjurio más de una vez . Lo hizo descaradamente cuando acusó a Cuba de producir armas químicas y biológicas listas para ser usadas. La campaña contra la Isla fue en contubernio con Otto Reich, otra pieza de dudosa reputación en esta administración y su fin era crear las condiciones para una invasión yanqui.
Tan corrupto es este señor que fue capaz de ir a la CIA para forzar la cesantía de uno de los analistas que refutó abiertamente las versiones de ambos. Bolton también hizo echar a otro especialista del Departamento de Estado porque este pretendió eliminar de una de sus alocuciones las aseveraciones sobre las supuestas armas de destrucción masiva en la Isla.
Por algo sus subordinados han protestado porque el subsecretario de estado los presionaba y les exigía respal-dar sus tesis en informes donde los datos no eran verídi-cos. ¿Qué se puede esperar de un hombre tan retorcido?
En verdad Bush hijo escogió al individuo idóneo para representar la prepotencia y la arrogancia, que ha distinguido a su gobierno.
La designación de John Bolton ha provocado consternación e inquietud en el mundo diplomático. Y es que no hay que ser muy perspicaz, para saber que los tiempos por venir en las Naciones Unidas serán bien difíciles y espinosos para sus miembros. Según predijo un senador demócrata su llegada al organismo Internacional será como la entra-da de un toro en un almacén de porcelana, y hay preocupación en los medios políticos congresionales de que su desenvolvimiento dañe aún más la credibilidad de Estados Unidos.
El mensaje enviado desde Washington con este nom-bramiento no es alentador para quienes creen en la continuidad de la ONU, mucho menos para los proyectos de reforma que se ha trazado la institución y donde existe un serio debate entre los estados en temas tan sensibles como la ampliación del Consejo de Seguridad y su democratización, asuntos en los cuales Estados Unidos, querrán imponer sus tesis imperiales, al igual que impusieron al nuevo embajador. El haber asignado a Bolton en la entidad mundial es una muestra más del profundo desprecio que tiene George W. Bush a las Naciones Unidas.
Como están las cosas, y con el nuevo diplomático que envió la Casa Blanca a la institución internacional, vemos una alerta de lo que, según muchos, se aproxima.