Portada del sitio > El reposo del guerrero
Las extensas vacaciones que el presidente norteamericano deseaba tomar en su rancho de Crawford, Texas, (las más largas que se ha tomado un gobernante en 36 años) no han sido tan placenteras como había planeado. El goteo de féretros desde la antigua Mesopotamia se está convirtiendo en un gran dolor de cabeza para W. Bush con perspectivas de salpicar a su partido, en especial a los legisla-dores que deberán enfrentarse a las elecciones de medio término el próximo año. Aunque Bush no se verá comprometido en el sentido electoral, pero si puede afectar a sus correligionarios y sus empeños de mantener la mayoría en el Congreso federal.
Las encuestas, promisorias de un futuro algo complicado, están dando desde hace varias semanas una baja ostensible de popularidad del Presidente con menos de la mitad de sus ciudadanos respaldando su invasión en Iraq. En estos días se ha enmarañado más su popularidad por los desatinos en enfrentar y responder al desastre del huracán Katrina en los estados del golfo de México.
A estas malas nuevas se le unión antes Cindy Sheehan, madre de un soldado muerto en esa sórdida guerra, que llegó a la finca de recreo del mandatario con la intención de entrevistarse con él, para exigirle que retornen al hogar los miles de jóvenes estadounidenses en Iraq y otras naciones. Al serle denegada la reunión, acampó en las cercanías y juró quedarse hasta conseguir el encuentro. La mujer, que perdió a su hijo de 24 años en una emboscada en la nación del Golfo Pérsico el año pasado, señaló que lo que Bush considera "un gran momento para los que creen en la libertad" es, para muchas de esas familias, "un momento sin sentido lleno de mentiras".
Lo que empezó como una protesta personal ha ido en aumento proporcional cuando comenzaron a unírsele en la acampada otros familiares de soldados fallecidos y organizaciones antibélicas reviviendo el movimiento pacifista y con posibilidades de convertirse- según algunos vaticinan- en una causa nacional contra la guerra y contra el primo-génito de George y Barbara Bush.
También hay quienes piensan que, la senda tomada por Cindy Sheehan y quienes le acompañan está rasgando el cerco informativo y la imagen montada por el equipo de la Casa Blanca sobre la "causa noble” de la ocupación en el país del medio oriente.
A juzgar por analistas de prensa, los estadounidenses creen, cada vez más, que la población está perdiendo confianza en la misión en el país árabe debido a las crecientes bajas (cercanas a las 2000) y la contradicciones en los mensajes que difunde el gobierno.
De acuerdo con el popular diario The New York Times que recabó la opinión de miembros del Capitolio y estrate-gas políticos de ambos partidos, estos consideran que los republicanos temen el efecto de varios fenómenos: el renacimiento del movimiento pacifista, los problemas para aprobar la Constitución iraquí y el aumento de las bajas militares, sobre todo en unidades de la Reserva.
Ahora bien, tal es la presión sobre George W. que no le quedó otro remedio que salir de la finca a dar una confe-rencia en Salt Lake City, Utha, ante los Veteranos de Guerras Extranjeras, para justificar las acciones militares en Bagdad, aún cuando deseaba continuar el disfrute de su veraneo. Pero hasta allí le persiguieron las protestas, a pesar de encontrarse en una zona conservadora por excelencia.
Si algo se desprende de las demostraciones contra la guerra es que existe una ciudadanía cada vez más dividida, y las resquebrajaduras en el apoyo a la campaña militar de George W. se van haciendo mayores, se aprecian, asimismo, señales de fractura dentro de la Administración, las Fuerzas Armadas, así como en ambos partidos.
Algo anda revuelto en el norte, es indiscutible. No se puede confirmar o negar la posibilidad del avance de un movimiento de oposición fuerte a la guerra, pues está muy en dependencia de la cantidad de muertes de soldados norteamericanos, como sucedió cuando Vietnam. Hay quienes piensan que en esta ocasión se trata de un fenó-meno pasajero. El tiempo despejará la incógnita.
Por el momento, en Estados Unidos, son las divisiones más que la unidad las que caracterizan el tercer año de guerra en Iraq.