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Hungría: Una Constitución ultra reaccionaria

Publie le Sábado 23 de abril de 2011 par Open-Publishing

El primer ministro húngaro Viktor Orban persiste y reafirma su voluntad de imponer una serie de medidas retrógradas, en nombre de la exaltación del nacionalismo y del cristianismo.

Hace poco, Orban hizo votar una ley que permitía condenar duramente a los medios de comunicación con el pretexto de ataques “al interés público, al orden público y a la moral” o de difundir “informaciones parciales”, el gobierno y sus hombres eran los únicos jueces en estos temas. Esta ley que amordaza la prensa entraba en vigor el mismo día en el que Hungría ocupaba la presidencia de la Unión Europea, esto molestó ligeramentea las autoridades comunitarias. Sin hacer nada más, los dirigentes franceses, alemanes y otros fruncieron las cejas, pero sin más consecuencias.

Orban, que no necesitaba sentirse tan alentado, acaba de ir todavía más lejos. Ha hecho aprobar una nueva Constitución que hace referencia a Dios, a la familia y al matrimonio como “valores naturales”, y que glorifica la “doctrina de la Santa Corona”… que data de 1222, una época en la que los soberanos magiares reinaban sobre los pueblos de una parte de los Balcanes.

Los países vecinos, Eslovaquia, Rumania, Serbia, Ucrania, etc. Donde habitan minorías húngaras más o menos numerosas, están aludidos. Si a esto se añaden, en la propia Hungría, los ateos, los judíos, los gitanos, ya en el blanco de los ataques racistas de la extrema derecha, las mujeres (cuyo derecho a la interrupción voluntaria del embarazo corre el peligro de ser cuestionado en nombre del “don divino de la vida”), los homosexuales y las familias mono parentales (que quebrantan el “vínculo natural” del matrimonio, inscrito ya en la Constitución) y, más ampliamente, todas aquellas y aquellos que no acepten los dictados de un orden llamado “moral”.

Esta vez, las autoridades de Bruselas han tosido más fuerte que de costumbre, Orban ni siquiera se molesta en guardar las formas en su política nacionalistay ultraconservadora. Pero los distinguidos representantes de Europa y de la o­nU se han mostrado confiados en la “voluntad del gobierno húngaro de respetar los derechos humanos” ¿ como lo hace desde hace años con las agresiones contra los gitanos y la propaganda antisemita que tienen rienda suelta en Hungría, sin que Bruselas, París o Berlín hayan dicho nada? Visto que los capitales circulan libremente en Europa, Hungría incluida, el resto importa evidentemente poco a los partidarios del orden imperialista.

Hungría es un país pobre comparado con el Oeste europeo y pertenece a una región del continente que las grandes potencias dividieron y subdividieron sin el menor respeto a los pueblos. También ha sido más duramente alcanzada que otros por los efectos de la crisis. Por todas estas razones, sus contradicciones sociales se expresan sin duda con más intensidad que en otros sitios. Pero nos equivocaríamos si viésemos su situación actual como una especificidad húngara. Aunque los frutos de un orden mundial capitalista han machacado a Hungría más rápido que a otros países, el terreno propicio está presente en todas partes.

Traducción de F.P.

Lutte Ouvrière Journal