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La Utopía Humana contra la Distopía Imperial

Publie le Miércoles 13 de octubre de 2010 par Open-Publishing

“¿Es posible que el antónimo de “el olvido” no sea “la memoria” sino la justicia?”
Yosef H. Yerushalmi

La estratificación de la sociedad en Productores, Ejecutivos y Consumidores comenzó hace mucho tiempo como utopía de los burgueses al imponer su revolución cuando destruyen el feudalismo como modo de producción. Las grandes corporaciones, los truts, cada día adquirieron peso e influencia sobre los gobiernos del mundo. Nos encaminaron e impusieron la globalización mercantil para no decir que fue el poder del imperialismos el que estandarizó a las sociedades del mundo; o sea, hasta el totalitarismo mercantilista. Estos conceptos, que preconiza la oligarquía internacional desde hace más de 200 años, es el derrotero al cual llevan a la humanidad haciendo que la tesis del capitalismo más reaccionario prevalezca, queriendo terminar imponiéndose al sentido de lo común y la razón del ser humano.
Esta oligarquía internacional ha dirigido a las oligarquías nacionales Latinoamericana dependientes, por encima del sentido de lo común y la razón, ha usar el Gobierno y las empresas privadas a vernos no como individuos libres, si no como simples consumidores, siendo esto la única libertad que ellos reconocen: una barra en un gráfico, una cifra estadística de ventas, etc. Los partidos políticos congregados en el bloque de la ultra derecha, en las últimas elecciones se ofrecieron como un producto más del mercado, surgido de una cadena de montaje sin un programa definido a la nación. Los gurus del marketing electoral diseñaron estrategias, para convencer de que el camino de la felicidad pasa por los grandes almacenes y los centros comerciales creados por ellos, sin que esto no quite la responsabilidad de quienes en nombre de la Liberación Nacional arrimaron argumentos a la ultra derecha nacional en contra del Proceso Democrático Revolucionario Bolivariano venezolano.
Las comunidades están cada vez más gregarias y aisladas de su contexto, y seguimos viendo como amplios grupos sociales comulgan con las ruedas de molino que administran los Señores del Comercio y sus aláteres de los gobiernos nacionales, estadales y municipales. Con el nivel de recursos materiales más alto de nuestra historia vemos a una inmensa población del mundo, y como ejemplo Latinoamérica, con una calidad de vida cada vez degrada a marchas forzadas. Bosques, selvas y océanos son aniquilados sin misericordia para seguir alimentando industrias obsoletas, cuando no completamente innecesarias. La población aumenta sin freno, las ciudades crecen más de lo razonable y se urbanizan sin control amplias zonas naturales, muchas de ellas vitales para el sostenimiento del equilibrio ecológico y para el aseguramiento de la alimentación. La contaminación se dispara y las reservas de agua potable disminuyen. Pero nos preocupa más ganar el suficiente dinero para comprarnos el último televisor en 3D del mercado, que los vertidos tóxicos en un río o laguna; adquirir el último disco de Lady GaGa, que la desaparición diaria de una superficie de selva tropical equivalente a cinco campos de Baseball; poder salir de vacaciones en Semana Santa, que la destrucción de los más bellos parajes costeros, arruinados por un urbanismo tan insensato como criminal; cambiar de carro cada dos años, que la densa capa de gases tóxicos que nos envuelve, y que acabará por envenenarnos a todos.
El más insignificante aspecto de la vida humana fue y es cruelmente mercantilizada constantemente.
Ante la pregunta ¿Qué significa lo dicho anteriormente?, la respuesta más evidente es: la distopía más célebre de cuanto se ha escrito y, de hecho, sobre pasa lo dicho por muchos autores en esta área de la ficción por ellos escrito desde hace 80 años hasta lo actual.
El imperialismo Fascista Mundial pragmático moderno y postmoderno, distopía de la humanidad, no le cabe sentimientos ni valores humanistas, como la solidaridad, la amistad, el internacionalismo proletario o la concurrencia. Los portavoces ideológicos y "académicos" del Imperialismo Fascista Mundial defienden las tecnologías y la rentabilidad financiera inmediata frente al humanismo y la justicia social. La memoria histórica estorba sus intereses, no recuerdan que la Alemania nazi era la sociedad tecnológicamente más avanzada de su tiempo, y la más inhumana, una sociedad que no puede ser presentada como ejemplo de "progreso" humano y así como, el lanzamiento de dos Bombas Atómicas en dos poblaciones japonesas cuando ya militarmente estaban derrotados. Hoy sabemos que, desde el punto de vista de la justicia social, de la felicidad de los pueblos del mundo, no siempre es conveniente todo lo que tecnológicamente es posible. "Dejar de ser humano supondría deslizarse hacia la nada", afirmaba Karl Jaspers (1), pensador nada sospechoso de comunista o revolucionario.
Las utopías del imperialismo son las distopías de la humanidad actual, puesto que esta niega de modo rotundo la participación de la humanidad misma en la resolución de sus problemas. Y quiero terminar diciendo, describiendo la distopía del Imperialismo Fascista mundial que “toda la historia ha sido una historia de luchas de clases, de luchas entre las clases explotadas y las clases explotadoras, entre las clases dominadas y las clases dominantes, en los diferentes estados de su desenvolvimiento histórico; pero que esa lucha atraviesa actualmente una etapa en que la clase explotada y oprimida (el proletariado) no puede emanciparse de la clase que la explota y oprime sin emancipar al propio tiempo, y para siempre, a toda la sociedad de la explotación, de la opresión y de las luchas de clases, esta idea fundamental pertenece única y exclusivamente a Marx. Lo he declarado a menudo; pero al presente es preciso que esta declaración figure a la cabeza del Manifiesto” (2). Esta utopía tiene su lugar y es real, va en construcción en Latinoamérica y el caribe. Patria o Muerte. Venceremos.

(1) Filosofía de la existencia. Karl Jaspers. 1937
(2) Manifiesto Comunista. F. ENGELS. Londres, 26 de junio de 1883.

f.oscar.f@gmail.com