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Por Juliana Henao | La Voz del Norte
Las fotografías de Julián Cardona archivan en la historia el horror que para muchos se ha convertido en cotidianidad.
Su trabajo se caracteriza por mostrar con imágenes desgarradoras, la realidad de un pueblo que clama justicia por todos los crímenes que en esa ciudad han quedado impunes.
Aunque este fotoperiodista mexicano nació en 1960 en Zacatecas, gran parte de su vida vivió en Ciudad Juárez, ciudad que le ha servido de inspiración para desarrollar su profesión.
Durante más de 10 años Cardona se ha dedicado a documentar con fotografías la cruda problemática fronteriza entre México y EE. UU. Narcotráfico y narcotraficantes, asesinatos y asesinos, migración ilegal, injusticia, barbarie e impunidad. Estos son algunos de los temas que Cardona ha captado con el lente de su cámara, temas que, según él, son consecuencias de la globalización.
En su inicio Cardona también fue fotógrafo de eventos deportivos y conciertos, tuvo un negocio de fotografía en Zacatecas, y cuando tenía 30 años regresó a Juárez para vincularse de lleno al fotoperiodismo. Trabajó para el semanario El Fronterizo y después para El Diario de Juárez.
A lo largo de su carrera profesional se ha ganado el reconocimiento y admiración de los que han seguido su trabajo. En 1995 presentó en Juárez una exposición de sus fotografías que se llamó Nada que ver, y que tres años más tarde se publicaron en el libro El Laboratorio de Nuestro Futuro, junto con ensayos de Charles Bowden, Noam Chomsky y Eduardo Galeano.
El año pasado, la Fundación Lannan de Santa Fe, lo distinguió con el premio de libertad cultural. Este premio es entregado a las personas que demuestran tener liderazgo dentro de la comunidad y promueven la diversidad cultural, manteniendo lazos y tradiciones ya establecidos.
Cicatrices que contradicen las -versiones oficiales
Desde su oficina en Ciudad Juárez, Julián Cardona habla por teléfono de su trabajo, la semana pasada.
La Voz: ¿Por qué escoge como tema de sus fotografías los problemas fronterizos entre México y EE.UU., como la migración ilegal, los asesinatos, tráfico de drogas, etc.?
Cardona: Bueno, he vivido en Ciudad Juárez casi toda mi vida y he sido testigo de todo lo que ahí pasa. He tenido que vivir las consecuencias de la globalidad en carne propia, una globalidad que ha tenido gran impacto en esta ciudad desde que el tratado de libre comercio se hizo efectivo en 1994, trayendo consigo el apogeo de las maquiladoras. Desde entonces las cosas han cambiado mucho en esta ciudad y yo sólo me he encargado de documentar la verdadera cara de lo que pasa.
La Voz: ¿Por qué el autor Charles Bowden asegura que sus fotografías captan cicatrices?
Cardona: Mi trabajo confronta versiones oficiales que evidencian una realidad a medias; mis fotografías contradicen estas versiones oficiales.
La Voz: ¿Cómo logra apartar el sentimiento y obtener objetividad y ojo crítico ante las tragedias y cuadros de horror que registra con su cámara?
Cardona: El drama sólo se vive y se siente si la fotografía se contextualiza, de lo contrario, sólo será una imagen. Claro que soy humano y en ocasiones me pongo en el lugar de las personas que están en frente de la cámara, y es inevitable que el sentimiento me invada. La realidad que vive Ciudad Juárez es sólo una cortina de humo que cubre una situación mucho más grave de lo que parece. El gobierno le apostó a un modelo ambicioso de ciudad perfecta, excluyendo por completo la parte humana.
La Voz: ¿Qué significó en su vida profesional la experiencia de trabajar en una empresa maquiladora en Ciudad Juárez?
Cardona: Las plantas maquiladoras se convirtieron en la mayor fuente de empleo en la región. A mí tambien me tocó trabajar en una de ellas, así que fui testigo de una serie de fenómenos sociales debido al asentamiento de estas plantas, que terminaron por cambiar la ciudad y la conducta de sus habitantes, como la revolucion sexual -me refiero a la vinculación del sexo femenino en el campo laboral- el desarrollo de pandillas y el exagerado aumento del crimen. El vivir de cerca esta situación me permitió concluir que yo no sería parte de esta problemática y que de alguna manera buscaría un cambio en la conducta social.
La Voz: Como mexicano tiene la oportunidad de ser embajador de su país en el exterior, ¿por qué decide mostrar la cara negativa de México?
Cardona: El mundo se ha vuelto sordo y ciego, y a mí me resulta imposible contribuir silenciosamente a esta causa. Claro que México tiene cosas muy buenas y hermosas, pero el mundo debe saber realmente lo que aquí está pasando.
La Voz: ¿Cuál ha sido la respuesta del mundo ante su trabajo?
Cardona: Pienso que de manera lenta y después de mucho luchar por ser oídos, se han ido dando respuestas; por ejemplo, hay un poco más de atención de parte de las ONGs, actualmente los medios de comunicación llegan a reportar lo que pasa. Mi trabajo no es una denuncia; es simplemente documentar los tantos problemas que aquejan esta ciudad. Por ejemplo, el caso de la migración ilegal. Ésta no tiene límites. Cada día, en temporada alta, de 10 a.m. a 5 p.m. unas tres mil personas intentan cruzar la frontera por Sonora. De alguna manera, con mis fotografías la cara desconocida de estos casos se evidencia.