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Mal parado ha quedado el gobierno de Varito. Recibió «cipote gancho de izquierda» por parte de las insurgentes FARC. Dignidad de los patriotas bolivarianos. Ruptura comercial y llamado del embajador de Venezuela en Bogotá a Caracas, comentarios del columnista de ANNCOL, Allende La Paz.
15.01.2005 Allende La paz/ANNCOL
Mal parado ha quedado el gobierno narcofascista del presidente Álvaro Uribe con el secuestro del combatiente fariano, Ricardo González, realizado en pleno centro de Caracas.
Por un lado ha quedado al desnudo, nuevamente, su condición de narcotraficante que ha convertido la Casa de Nariño en una cueva de mafiosos que delinquen y violentan no sólo la constitución nacional colombiana, sino que se abrogan el derecho de violar la soberanía de otros países, bajo el pretexto de combatir el terrorismo, tratando de emular a su amo Bushito.
Lecciones de dignidad
Lo que ha cosechado Uribe «Varito» -y varito viene de vara, tabaco de marihuana- es la movilización de los intelectuales de izquierda y progresistas del mundo, así como una mayor cohesión de los intelectuales y los movimientos bolivarianos del mundo.
La carta de Chomsky, Petras, Calvo y demás intelectuales del mundo al presidente Hugo Chávez Frías, fue el impulso gatillador para que el venezolano le hablara a todo el mundo, después de guardar un prudente silencio de más de 20 días, en el entretanto se realizaban las investigaciones, y confirmara oficialmente lo que se sabía era una verdad sin cortapisas: Rodrigo Granda o Ricardo González -que para efectos prácticos es lo mismo- fue secuestrado en Caracas.
La lección de dignidad de los intelectuales bolivarianos, de izquierda y progresistas del mundo, queda posteriormente signada en un comunicado llamando a cerrar filas contra los planes imperiales que trata de desarrollar el imperio, para lo cual sirve de peón de ajedrez -porque no llega ni siquiera a Torre o Alfil- el cipayo vergonzante y sumiso «Varito», y ha hecho que los ojos del mundo se vuelvan a mirar hacia Colombia y se conozca la verdad de lo que sucede en nuestra patria, que es precisamente el objetivo de los secuestros: evitar que se denuncie a nivel internacional la política fascista del narcoparamilitar empotrado en la Casa de Nariño.
La dignidad de los combatientes Farianos
Igualmente ha recibido una lección de dignidad de los dos secuestrados por la oligarquía colombiana, por órdenes del gobernante del águila calva -comedora de carroña- y ejecutados ambos actos por sus agentes militares-narcoparamilitares. Tanto Simón Trinidad, como Ricardo González, han mostrado al mundo la verdadera esencia de los combatientes de las FARC-EP. Son revolucionarios de verdá verdá, con una firmeza y convicción revolucionarias, que ha sido la mejor prueba de que el infundio propalado mil y una veces por el imperio y sus lacayos oligárquicos es absolutamente falso.
Las FARC son una organización político-militar, cuya ideología se basa en el marxismo-leninismo y el pensamiento bolivariano, con un mando unificado, cuyo objetivo supremo es la toma del poder para el pueblo, para desarrollar una sociedad que viva en paz y con justicia social, y no «una banda de narcoguerrilleros» como nos han querido hacer creer durante tantos años, muchísimo menos «terrorista» como nos quieren hacer creer hoy después del 11-S, nuevo caballito de batalla para descalificar la lucha de los pueblos por su libertad y libre autodeterminación.
Quiso amedrentar a Simón Trinidad y a las FARC con la extradición y lo que recibió fue tremenda bofetada -«cipote gancho de izquierda al hígado», dicen mis amigos los cojteños- y una lección de dignidad revolucionaria: la cárcel no asusta a los revolucionarios, así sea la cárcel en las entrañas del monstruo, como decía José Martí.
Dijo Simón, la cárcel no me amedrenta, en cualquier sitio en que esté un revolucionario, ese es su lugar de combate y lucha. Y ejemplos de revolucionarios que han luchado en las cárceles del imperio los tenemos a montones, citemos no más los casos de Antonio Nariño, y la de los revolucionarios mexicanos.
Ricardo González, cuya misión en FARC era clara, realizar labores diplomáticas y políticas de intercambio de experiencias con los pueblos del mundo, al verlo esposado y custodiado por tres «gorilas» de las fuerzas militares-narcoparamilitares colombianas, lanzando vivas a las FARC y a su comandante en jefe, Manuel Marulanda Vélez, me trajo a la memoria al Ricardo que siempre estaba hablando de la paz, de la solución política negociada del conflicto social y armado que vive Colombia, y nunca le escuché vanagloriarse de la contundencia con que las FARC golpea las fuerzas militares-narcoparamilitares del estado colombiano.
En este revolucionario fariano se conjugan la firmeza revolucionaria con la sensibilidad humanitarista, que entiende que en el conflicto armado, los muertos los pone el pueblo y que el día que el pueblo uniformado entienda tal estado de cosas, ese día la oligarquía no las tendrá consigo y estallaran las alamedas de la revolución colombiana.
«Varito» quiso mostrarlo como un trofeo -sus problemas de infancia deberá tener, me dijo mi amigo el psiquiatra- y lo que recibió fue una lección de dignidad, cualidad de la que por supuesto carece el narcopresidente colombiano. Dignidad que los revolucionarios del mundo cultivan con su formación ideológica y de la cual hay ejemplos gloriosos en el mundo, pero hoy queremos exaltar la dignidad del pueblo cubano que resiste estoicamente las consecuencias del bloqueo asesino del imperio.
La indignad de los inquilinos de la Casa de Nariño
El presidente «Varito» ha querido «enmendar una cagada con otra cagada», como dicen mis ancestros antioqueños. Al descubrirse que no hubo tal captura de Ricardo González en Cúcuta, improvisa y salen a decir que fueron capturados por «cazarecompensas», a los cuales la Casa de Nariño había pagado la recompensa ofrecida.
Nada más grosero, por decir lo menos, desde el punto de vista diplomático -me enseña un diplomático de carrera- que reconocer haberle pagado a mercenarios para que violaran la soberanía nacional y el orden jurídico de un país amigo. Y enciman la mentira, que es la mayor muestra de la indignidad del indigno. Que fue la que rellenó el vaso.
Y salen a decir babosadas los babosos, que es lo mismo decir los representantes del Homo ineptus que están empotrados en la Casa de Nariño. Sale Francisquillo, el inepto de ineptos, a decir que «ojalá los caza-recompensas del mundo capturen a esos bandidos en todo el mundo, la plata está ahí para pagarles», balbuceante y babeante -como siempre- destilando odio contra la lucha popular, llamando a mercenarios a que violenten la soberanía de otros países, que ellos les pagarán por tal acto criminal.
Pero ya se conoce la verdad. El secuestro fue realizado por un mayor de la policía colombiana llamda C.A. Cruz Curtidor, según denuncia el periodista Horacio Benítez, el cual en vez de la millonaria recompensa lo que va a recibir es un plomo para silenciarlo, razón por la cual está escondido y temiendo por su vida.
Igualmente suerte están corriendo los narcoparamilitares de base, los pobretones, que se embarcaron en tal aventura por una paga de 300 mil pesos colombianos, y hoy después de haberse convertido en asesinos abyectos, y haberles servido con eficiencia, son abandonados después del sainete de proceso de paz que sirvió para legalizar y encumbrar a Salvatore Mancuso, que de pobretón que vivía en el barrio Libertador de Santa Marta, hoy es por obra y gracia de los medios como El Tiempo y del asesinato y extorsión y expoliación de campesinos y comerciantes, en hijo de un gran ganadero.
Así paga la mafia narcoparamilitar de Palacio, a los que bien le sirven. Tomen nota señores «caza-recompensas» de los ofrecimientos de muerte que les hacen de la Casa de Nariño.
La dignidad de un Patriota Bolivariano
Ante tal situación, el Presiente Chávez, le ha dado lecciones a «Varito» de diplomacia, de prudencia, y de dignidad patriota.
Chávez, a pesar de lo que muchos pensaban, dio lección de prudencia a «Varito», al no desbocarse desde el primer instante -cosa que yo temí-. Esperó los resultados de las investigaciones de sus organismos de seguridad -que tardaron demasiado según mi modesto entender- y sólo el domingo pasado en su alocución en «Aló, Presidente» confirmó lo que ya se sabía.
Y dio una lección de diplomacia a «Varito», al tratar de sacarlo en limpio. Pero «Varito» es muy bruto y creyó que podía pasarse por la faja la soberanía de Venezuela, porque está apoyado por Bushito, su maestro en estas oscuras artes. (Perdón, me equivoqué, sus maestros son los Arango y la pléyade de narcos que son sus amigotes).
Y lo que llenó el vaso fue la sarta de mentiras balbuceantes y bobaliconas, babeantes, del equipo de «Varito». Y vuelve Chávez a darle lecciones de dignidad al indigno presidente narcoparamilitar de los colombianos. Defiende la soberanía nacional de su patria, Venezuela, apertrechado por el pensamiento bolivariano. Y nuevamente, en una lección de diplomacia fina entre Presidentes Latinoamericanos, trata de sacarlo en limpio. Lo que no es óbice para exigir un pronunciamiento del gobierno colombiano -de «Varito»- excusándose por la violación de la soberanía de Venezuela.
Pero la soberbia de los narcoparamilitares inquilinos de la Casa de Nariño, les impide tal cosa y llevan a Chávez a tomar las medidas que responden al pisoteo de la soberanía de su Patria. Ruptura comercial y llamado del embajador de Venezuela en Bogotá a Caracas.
Ruptura que implica para los empresarios oligárquicos colombianos la pérdida de un mercado de 1.500 millones de dólares al año, y del segundo socio comercial más importante para Colombia. Los que pierden son ellos y no «Varito» ya que sus socios y amigotes siguen mandando «polvito blanco para el Norte».
Pero a «Varito» no le importa que los oligarcas pierdan negocios, lo que le importa es continuar con su demencial y visceral persecución de los luchadores populares -para así mitigar la desazón producida por la muerte de su padre a manos de las FARC (conocido narcotraficante antioqueño), me sigue enseñando mi amigo el psiquiatra- y tratar de purgar los pecados de su pasado-presente narcoparamilitar, para lograr el perdón del amo: el Tío Sam.
Los indignos morirán presa de indignidad, los dignos morirán glorificados en su dignidad.