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Lo que (no) dice el señor Almeyra en su comentario de La Jornada
Publie le Domingo 6 de septiembre de 2009 par Open-PublishingEl señor Almeyra -le quito lo de camarada, porque no quiero ser compañero de alguien que dice muchas mentiras y que denigra a sus antiguos amigos de lucha- no se anda esta segunda vez con medias tintas. Aprovecha su pequeño espacio en La Jornada e ironiza con el acceso a Internet en Cuba. ¿Por qué no le dice, o mejor le exige, al Presidente de los EE.UU., el todopoderoso Barack H. Obama que nos permita el acceso a las grandes avenidas de la comunicación por el instalado cable submarino entre ambos países arbitrariamente interrumpido por el gobierno de ese país y que cumpla de una vez y para siempre con su palabra de eliminar el bloqueo genocida y criminal contra la Mayor de las Antillas?
Pero no se detiene el trotskista trastocado y afirma que en mi caso fui respondido por varios lectores. ¿Ud. lee bien señor Almeyra?, y no juego con su visión y su edad -que dice que es de 81 años- porque eso es algo sagrado en Cuba y la respetamos con seriedad, ya que las respuestas o las supuestas críticas a mi artículo dan lastima: son ofensivas, insultantes, abiertamente contrarrevolucionarias, faltas de del más mínimo respeto y, lo más importante, sin argumentos, razones y lógicas. Esos adversarios que Ud. se vanagloria de tenerlos de su parte están carentes de ideas y tratan de herir... y comparar. No hacen falta esas comparaciones. No tengo el mérito de haber estado preso, pero no tengo el demérito de ser un traidor o un vende patria, menos un converso y un travestí político.
En Cuba se dice que no se puede vivir de lo que uno hizo sino de lo que hace cada día de forma anónima y callada, de hacer el bien por el prójimo, incluso fuera de nuestras fronteras, sin proclamarlo y sin esperar nada de vuelta. No creo que nadie le acuse de ser profesor, sino de que haya llegado a esa sabia edad y desande profiriendo falsedades contra mi país. En un comentario pequeño que hizo a mi artículo expresa, sin tapujos y falta de honestidad, que estuvo en el evento de “Carlos Marx y los desafíos del siglo XXI”, en el 2002 o 2003, y que el Comandante en Jefe, el compañero Fidel Castro dijo lo mismo que Ud. -según su mal memoria- expuso en su editorial. Falso. Fidel Castro Ruz fue mucho más crítico y autocrítico, pero nunca habló mal del Partido y de que existiera una tecno-burocracia en la dirección del gobierno y en el Partido Comunista de Cuba. ¿Tiene las grabaciones? Porque el Comandante en Jefe se dejó grabar a pesar de la gran cantidad de compañeros de otras latitudes geográficas que estaban allí y emitió criterios y juicios muy duros contra el “caballerito” Aznar y el “señorito” Menem, los lazos carnales con los EE.UU. y sus famosos vinos de regalo a su persona. Y además hizo varias anécdotas sobre la realidad cubana en la lucha armada-política y popular en la Sierra Maestra y en el llano, y se explayó sobre errores e ineficiencias nuestras. ¿Se recuerda? Yo estaba allí y Ud. parece que no lo sabe. ¿Pero, acaso se va a aprovechar de esa muestra de abierta sinceridad y exceso de confianza del compañero Fidel para lanzar sus dardos contra Cuba?
Mire -y excúseme la ofensa- Ud. anda de filibustero y ya no es trotskista, ni marxista y menos socialista. Porque, como un boxeador con un alto ranking de juego sucio, da golpes bajos a la Revolución por la que, según usted mismo cuenta, estuvo preso en 1957. ¿Alguien le ha dicho en mi Isla que la Revolución Cubana es perfecta, que es el non plus ultra del paraíso socialista terrenal? No lo creo, porque el cubano más común la crítica de forma muy dura y quiere perfeccionarla, igual que desea más democracia participativa y decisoria y que, además, desea aniquilar la burocracia para que haya un mejor funcionamiento de los órganos de gobierno del pueblo.
Léase Ud. mismo y dígame si no se merece dos simples pero argumentadas respuestas, incluyendo los epítetos. ¿Por qué no ofrece su columna y publica el fundamentado artículo de Felipe de J. Pérez Cruz? ¿Es Ud. o no un demócrata socialista de esa especie que detesta a Stalin a toda prueba? ¿O el director o la junta directiva del periódico no le autorizarían abrir ese debate en sus páginas? ¿Tiene miedo a la verdad, señor Almeyra?
Óigase y analícese, aunque le va a ser muy duro porque piensa que puede juzgar a Cuba de forma implacable: “[...] En las asambleas sindicales, que son convocadas para discutir el cumplimiento de los planes y aprobar el proyecto de presupuesto, ¿se puede modificar el orden del día, incluir otros puntos críticos y propuestas, elegir delegados por resolución de las bases? En las asambleas en los centros de estudio, ¿es posible discutir y rechazar los programas y los métodos de enseñanza? Además, si el partido es tan democrático como mis críticos lo pintan, ¿por qué expulsó a Celia Hart, a pesar del voto unánime en contra de su célula? ¿No saben tampoco estos historiadores que el marxismo-leninismo -que el Estado quiere difundir- fue una invención aberrante de la burocracia soviética y que sería mejor enseñar la historia de las ideas socialistas y del movimiento obrero mundial? ¿O qué Mella fue expulsado y militó en México en la Oposición de Izquierda? ¿Tampoco saben que la idea de la infalibilidad del Papa pertenece a la Iglesia católica pero no al marxismo, y que si bien Fidel es un revolucionario y tiene grandes méritos, también ha cometido grandes errores? ¿Por qué tener fe, como religiosos, en la vieja generación revolucionaria cuando de lo que se trata es de preparar su relevo elevando el nivel de preparación y de participación política de los jóvenes y de los trabajadores?”
¿A qué se debe esta andanada de odio y mezcla de problemáticas contradictorias de todo tipo? ¿Esta llamando al desorden, al caos y a la anarquía en mi Isla, señor Almeyra? Mire, no puedo perder más tiempo con Ud., porque no merece ningún tiempo del mundo -después se queja que Felipe escribió más páginas que las usted usó en un artículo que parece pagado por las agencias especiales para atacar a la Revolución Cubana. Atienda detenidamente quienes apoyaron su escrito anticubano, aunque la mayoría con seudónimos, y sacará sus propias conclusiones. Fue aplaudido por la gusanera cubana, latinoamericana e internacional.
Sin quererlo o queriéndolo, de forma malintencionada y manipuladora, Ud. está actuando de oportunista y defenestrador de un proceso revolucionario que tiene un historial de limpieza en derechos humanos más puro que ninguna otra Revolución en la historia mundial. ¿Desconoce que Amnistía Internacional le pidió al gobierno de EE.UU. que suspendiera el bloqueo contra el Verde Caimán? Porque como dice que gracias a la cibernética no necesita estar de cuerpo presente en los lugares específicos para enterarse de todo -lo que es otra mentira-, puede ser que el tiempo no le de cobertura para leer todas las noticias que se publican diariamente, y peor aun, no tenga oportunidad de seleccionar críticamente cuales son reales y cuales no.
Desconozco en qué organización Ud. milita, pero estuve hace poco en Argentina y algunos camaradas de su bella tierra -la del Che Guevara- se han quedado asombrados por sus últimas posiciones. ¿Cuánto le paga La Jornada por esos ataques furibundos y excesivos -medias verdades y medias mentiras- contra Cuba socialista y revolucionaria?
Conozco los casos de las sanciones de Julio Antonio Mella y Celia Hart. Y no importa ahora dirimir ese problema que fue y sigue siendo muy cubano, aunque de Mella se ha escrito bastante -yo lo he realizado y Felipe en abundancia-, porque sería remover cosas pasadas y muy alejadas en el tiempo una de la otra y con diferentes contexto-escenarios históricos nacionales, regionales e internacionales. Pero el valor de los dos, a pesar de la gran estatura política e intelectual orgánico de Julio Antonio Mella, es que siguió militando en el Partido comunista -la Internacional Comunista le devolvió su militancia en 1927-, y Celia Hart siguió siendo fidelista hasta su accidente fatal, que todos sentimos como nuestro. ¡Respete a los muertos y no enjuicie errónea y malintencionadamente al partido marxista-leninista de Cuba en esos dos períodos de la historia de nuestra Patria!
Yo no tengo nada contra la edad, porque el ser revolucionario radical no es un problemas de arrugas, pero me quedo con mi dirección política, porque si Ud. fuera el que dirigiera este país ya estuviéramos en las garras del imperialismo y la gusanera del Miami, y no por tener Ud. más allá de la tercera edad, sino por un problema de deslealtad a los principios y perdida de los valores revolucionarios. No tema, en Cuba hay mucha juventud preparada para el relevo y habrá cambios, pero no esos que Ud. se imagina y quiere.
Si no hizo la Revolución a su tiempo, no pierda el tiempo en recomendarles a otros que la hagan a su gusto. Sea modesto y humilde. No dé lecciones y aprenda también, porque nunca es tarde. Y dedíquese a atacar al imperialismo y a la derecha oligárquica de la región. Ese sería su gran último aporte, si es que decide regresar al camino revolucionario del cual parece irremediablemente extraviado.
*Dr. Orlando Cruz Capote, Investigador Auxiliar, Instituto de Filosofía, Cuba