Óptica marxista y balance para culminar el año

Realizar un balance del año, vale decir, una reflexión profunda sobre la actuación personal y colectiva, es una poderosa costumbre del pueblo venezolano cada vez que llega el mes de diciembre e igualmente acontece en la fecha de nuestro cumpleaños; hallándome personalmente hoy 20 de diciembre en ambas situaciones, la ocasión es propicia para reiterar algunos aspectos fundamentales para el interés de la patria, nuestro pueblo y del movimiento popular venezolano. Recordemos que vivimos la primera revolución popular de nuestra historia, obligatorio es defenderla, depurarla y gestionar honestamente la unidad política que nos garantice el estratégico triunfo electoral en el año 2012 para la profundización del actual proceso de liberación nacional.

En tal sentido, en mi carácter de hijo de un preso político durante la etapa histórica puntofijista (1958-1998) y abogado participante en la comisión especial designada en 2011 por el Presidente de la Asamblea Nacional Fernando Soto Rojas para la elaboración de una ley sancionatoria a la violación de derechos humanos en ese período, doy testimonio sobre la tremenda importancia de impedir el regreso de aquel régimen fascista que, además de empobrecer al pueblo, aplicó el Terrorismo de Estado contra los disidentes mediante asesinatos, torturas, desapariciones forzadas, privación de libertad sin debido proceso y discriminación social.

Hoy día, colocados en un tránsito histórico y decisivo de la vida nacional, nuestros aliados deben entender que toda revolución tiene fallas y aunque la crítica sea fundamental, jamás puede olvidarse la prudencia sobre la forma de lo que se plantea, ya que de lo contrario se contribuye con el enemigo burgués para que menoscabe la reputación de nuestro movimiento y se facilita el retorno del brutal sistema represivo que ya conocemos.

Convencidos de que la lucha de la humanidad es entre clases, asumimos nuestra pertenencia clasista proletaria como fuente esencial de nuestra identidad por sobre cualquier otra fuente partidista, religiosa, gremial, racial o nacional. Por ello, en esta realidad de clases enfrentadas, es comprensible que provisionalmente la vanguardia tenga con formas organizativas y métodos que pertenecen a al Estado burgués (ejemplo: las viejas leyes), pero la revolución popular no puede jamás desnaturalizarse, ni dejarse asaltar ni dirigir por oportunistas o usurpadores.

Luchemos contra las sectas aburguesadas que pretenden traficar con la bandera socialista y al mismo tiempo permanecen divorciadas de la realidad de la clase popular por la concreta razón de que no viven ni trabajan como el pueblo. Sólo nuestra permanente práctica social certifica lo que somos, pues del mismo modo en que un hombre se hace revolucionario, puede también por su conducta puede dejar de serlo.

Constitucionalista. Profesor estudios políticos e internacionales.
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