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Para asustar a los especuladores: ¿Tobin o no Tobin? Ésa es la cuestión.
Publie le Jueves 8 de octubre de 2009 par Open-PublishingPor Dominique Sicot
¿Qué tienen en común el premio Nobel de economía de 1981, ATTAC y Bernard Kouchner? Una tasa sobre las transacciones de cambio. Pero ¡desconfiad de las imitaciones!
Reivindicación emblemática de los movimientos antiglobalización, como ATTAC, a finales de los 90. La tasa Tobin suscita desde hace algunos meses el entusiasmo de los grandes del mundo. Bernard Kouchner, ministro de Asuntos Exteriores, Adair Turner, jefe de la Autoridad Británica de Servicios financieros, y Peer Steinbrück, ministro alemán de Finanzas (SPD), han sido los primeros.
En la víspera del G20 de Pittsburg, ¡Todos los dirigentes europeos estaban infectados! ¿La tasa Tobin? Una idea que merece la pena ser examinada”, ha lanzado Gordon Brown, primer ministro británico. Una idea sencillamente “soberbia” para Christine Lagarde, la ministra francesa de Economía. De Ángela Merkel a Nicolas Sarkozy pasando por Manuel Barroso, presidente de la Comisión Europea, todos alababan sus meritos. Aunque precisando, por supuesto, que sólo podría ser implantada si todo el mundo estaba dispuesto a aplicarla. Lo cual no es para mañana, ya que los EE.UU. se oponen a ello.
“Echar un poco de arena en los engranajes bien engrasados de las finanzas internacionales”, éste era el objetivo de James Tobin (1919-2002) – economista keynesiano, consejero del presidente Kennedy y adversario declarado del ultraliberal Milton Friedman- cuando propuso en 1972 la pequeña tasa que le ha asegurado mucha más celebridad que su premio Nobel obtenido en 1981. El mundo acababa de abandonar las tasas de cambio fijas establecidas tras la Segunda Guerra Mundial en los acuerdos de Bretton Woods en beneficio de las tasas de cambio flotantes. Para limitar la especulación y evitar los bruscos sobresaltos del valor de las monedas que ponen a las políticas económicas nacionales bajo la dependencia de los mercados financieros, Tobin sugería crear una tasa internacional sobre las transacciones de cambio (del 1% inicialmente, más tarde del 0,05 % al 1%) para no frenar el comercio mundial ni las inversiones productivas a largo plazo de un país a otro. Pero que penalizase los movimientos especulativos a corto plazo: una pequeñísima retención sobre las idas y venidas diarias de las grandes sumas que terminase por llegar a ser significativa. Este mecanismo sencillo sólo requiere para funcionar un mínimo de cooperación internacional.
El ideal Tobin, como el de Keynes, del cual era discípulo, era una especie de capitalismo suavizado. Un capitalismo regulado por los Estados, que dejase espacio al interés general, ¡muy de moda en los años 70! Aunque rechazaba la jungla neoliberal, el premio Nobel no tenía nada de izquierdista. En 2001, entrevistado por el semanal alemán “Der Spiegel” (“Le Monde” del 8 de septiembre de 2001) a propósito de ATTAC y de los movimientos antiglobalización que proponen su tasa, afirmaba “no tener nada en común con los promotores de esta revolución contra la mundialización”. Precisando: “Yo defiendo el libre-cambio”; “Apoyo el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y la Organización Mundial de Comercio (OMC), todo lo que estos movimientos denuncian. Se apropian de mi nombre.”
La Tasa Tobin no tiene, por tanto, vocación de transformar las relaciones sociales. Pero, para ATTAC por ejemplo, aunque no sea la panacea, podría ser uno de los granos de arena de permitieran enfrentarse al derecho que el capital se ha otorgado de dirigir el mundo y a los mercados financieros de apropiarse del valor añadido producido por el trabajo humano. De ahí viene la irritación de la asociación ante los sucedáneos propuestos ahora por nuestros ministros y jefes de Estado, como Bernard Kouchner ¡que agita su grano de arroz del 0,005%¡ un exiguo parche muy descafeinado, abortado antes de nacer. El día en el que la tasa Tobin tenga sentido, será porque habrá sido arrancada por las luchas sociales, aquí y en otros lugares.
NOTAS
Las transacciones cotidianas en el mercado de cambios
– 1,78 millones de transacciones en 2008 (3,7 veces más que en 2001).
– 3.500 miles de millones de euros (5,6 veces más que en 2001), es el montante equivalente.
– 114 veces más que la suma de intercambios internacionales de productos manufacturados.
– Sólo el 17% de estas transacciones corresponden a las necesidades de firmas internacionales.