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Partidocracia: Asco, vergüenza y mucho daño

Publie le Jueves 16 de abril de 2009 par Open-Publishing

El nivel de la politiquería en Panamá anda por el subsuelo. Asco y vergüenza es lo que se siente y provoca el currículo vitae de la gran mayoría de los candidatos-candidatas. A su medida, hecho y elaborado por los dueños de los propios partidos políticos, un Código Electoral que trata a reconocidos gangster como si fueran inocentes niños de pecho. Un proceso electoral plagado de vicios, capaz de permitir y habilitar la participación de auténticos mercaderes de los fondos públicos y destructores de los valores y principios de toda convivencia social.

Todos los vicios, toda la maleantería y todos los ultrajes están concentrados en la politiquería panameña. Esto no es democracia, esto es partidocracia, no es lo mismo, ni se escribe igual. Aquí mandan los partidos políticos y los poderes económicos que controlan esos partidos políticos. La ciudadanía no ponen ni quita pautas y ni criterios. Son los partidos los que establecen leyes injustas y antidemocráticas hechas a su medida y su antojo.

En Panamá, lo ancho es para los poderes económicos, que a su vez, controlan los poderes políticos. Con dineros arrancados de los impuestos a la población y de negocios turbios, ligados al blanqueo de capitales y el narcotráfico, según lo señalado en los medios, la campaña electoral en Panamá pauta y reparte mentiras que se repiten en todos los medios masivos de comunicación.

Repleta de inmoralidad, mentira, trampas, ladronería y todo tipo de triquiñuelas, la farsa electoral panameña va viento en popa sin que nada parezca perturbarla. Sólo el creciente inventario de crímenes, asaltos y ajusticiamientos compite, a la par, con la publicidad y la propaganda política de candidatos y candidatas que afirman ser los mejores y que todos los conocemos.

Sin ser pastores, curas, ni obispos… la mayoría de los farsantes politiqueros anda con crisis de identidad… con “dios” en la boca, invocan su nombre a diestra y siniestra. “Dios primero”, “primero Dios”, “Si Dios quiere”, son quizás, los estribillos más repetidos en las campañas de algunos candidatos en busca de votos. “Dios” aquí, no es más que una mentira más, una palabra hueca en boca de las mentes y corazones huecos de la partidocracia panameña.

Héctor Endara Hill
Colectivo Panamá Profundo

15.04.2009