Portada del sitio > Qué vergüenza
Pero como aquí no hay valor, ni dignidad, ni decencia, piden tratarlos como una plaga. Como al enemigo. En vez de plantarle cara a una Europa que se desentiende de sus víctimas, que nos quiten de encima a los inmigrantes. Los africanos, claro. No es que sean racistas, qué va. Qué vergüenza
Qué ridículo más espantoso: el parlamento autonómico pidiendo que venga la Armada española para no dejar entrar a los inmigrantes. A los africanos, claro. Y para devolverlos a sus "puertos de origen".
Da igual que asaltar una embarcación en aguas internacionales sea piratería. Y que entrar con buques militares en aguas de otro país a desembarcarles gente sea un acto de guerra. La cosa es chillar. Y si las fuerzas navales españolas no son suficientes, que traigan a la OTAN. A la VI Flota norteamericana. Al Séptimo de Caballería. ¡Mamá, que vienen los negros!
Por si no fuera poco bochorno, los diputados que dicen representarnos exigen también mano dura con los inmigrantes (los africanos, por si quedaba alguna duda). Que se les retenga más de los 40 días. Que se les mantenga fuera de donde se les vea, no nos vayan a estropear el turismo. O sofocar a las nenas.
Ya sólo me queda llamar al rey", decía Adán Martín. Y, claro, va el rey y lo llama, para que le cuente. Como si el monarca español pudiese hacer algo.
Eso sí, si hay fondos europeos que poner para esto de la inmigración, el parlamentillo quiere que sean las autoridades canarias las que hagan de intermediarias. Piña asada, piña mamada.
De los cuatrocientos mil inmigrantes en Canarias en los últimos veinte años, sólo una ínfima minoría proviene de África (menos del 6%). Pero de los europeos blancos no se dice nada. Ni arrastrados, wana.
La bobalicona y pazguata burguesía que padecemos sigue cerrando los ojos ante la realidad de un mundo que cambia. De una incontenible marea humana que pasa por Canarias camino a la Europa de la comida, el trabajo, las medicinas, los hospitales. Hasta cuarenta años de diferencia en esperanza de vida, ya me dirán.
Pero como aquí no hay valor, ni dignidad, ni decencia, piden tratarlos como una plaga. Como al enemigo. En vez de plantarle cara a una Europa que se desentiende de sus víctimas, que nos quiten de encima a los inmigrantes. Los africanos, claro. No es que sean racistas, qué va. Qué vergüenza, dios mío, qué vergüenza.
Teodoro Santana
Viejoblues, un espacio libre ∆