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Vargas Llosa y el esclarecimiento de la masacre de Uchuraccay
Publie le Domingo 10 de octubre de 2010 par Open-Publishing3 comentarios
Ahora cuando se acaba de otorgar el Premio Nobel de Literatura al escritor peruano Mario Vargas Llosa, poco vale abundar en comentarios sobre su obra. Su trabajo literario es tan vasto, diverso y complejo, que puede dejar por fuera otras facetas igualmente valiosas de su frenética actividad.
Para demostrar ese compromiso continuo de Mario Vargas Llosa, basta recordar el aporte que le hizo a su país en 1983. Ese año a la demanda del entonces presidente peruano Fernando Balaunde Terry ( 1980-1985), Mario Vargas Llosa presidió una comisión cuyo objetivo fué el de clarificar las circunstancias que rodearon en aquel entonces la muerte de ocho periodistas peruanos en Uchuraccay, una población cercana a la ciudad de Ayacucho.
El hecho pasó a la historia como la « Masacre de Uchuraccay ». Sucedió el 26 de enero de 1983. Eran los años 80, una época de violenta actividad guerrillera en el Perú, promovida en gran parte por la guerrilla maoista Sendero Luminoso. Esta guerrilla aunque habia nacido en la ciudad de Ayacucho, había hecho de la pobreza campesina, el analfabetismo, el aislamiento y el olvido estatal de la Sierra peruana, un tranpolin para llegar al poder a través de la lucha armada.
En ese contexto, a comienzos de 1983 las noticias en Lima anunciaban que en las cercanías de Ayacucho un grupo de senteristas había sido ejecutado por campesinos de la Sierra.
Desde la ciudad esas noticias se recibían casi con júbilo. Se interpretaban como un acto de autodefensa de los campesinos ante el agobio que sufrían de los guerrilleros que sometían cada acto de su vida. Los informes sin embargo se mostraban contradictorios.
Tambien se hablaba de un acto cometido por los « sinchis » los grupos de contra-guerrilla enviados desde Lima para combatir a los senderistas.
El hecho de que se dijera que habían sido los mismos campesinos de la región los autores de esas ejecuciones motivó a ocho periodistas, fotógrafos y reporteros de Lima y Ayacucho, a aventurarse hasta el territorio de Sendero Luminoso. Su interés era el de poder informar para aclarar los rumores sobre lo que de verdad estaba pasando ahí.
El 25 de enero de 1983 los ocho periodistas partieron en un taxi alquidado desde Ayacucho en dirección a la población de Huaychao. Lo hicieron pese a que todos los indices les advertían que el riesgo era elevado y que el ataque contra ellos podría venir de cualquier lado.
Al día siguiente de su partida, el 26 de enero de 1983, sus cuerpos fueron hallados abandonados, por campesinos de la región de Uchuraccay.
Los cadáveres mostraban señales de tortura infligida con objetos rudimentarios como palos y piedras.
La violencia con que fueron asesinados en el ejercicio de su profesion mostró al mundo entero los estragos de la guerra en Perú. Hizo que en ese país y en el exterior se levantaran voces de protesta pidiendo que ese crímen no quedara impune, que se esclareciera el origen y los móviles de esa masacre.
Como en el caso que ellos iban a investigar, en un principio también se creyó que los periodistas habían sido víctimas de los Senderistas. Su modus operandi era el escarmiento con la muerte de aquellos que se atrevian a ingresar en su territorio sin su autorización.
También se dijo que habrían sido los grupos de contra-guerrilla. Estos tambien se habian especializado en la barbarie para amedrentar a los colaboradores de Sendero Luminoso. En medio de esos dos bandos quedaban los habitantes de la Sierra.
Establecida a pocos días de ocurrida esa masacre, sin ningún estatuto jurídico ni fuero militar o policial, la Comisión encabezada por Mario Vargas Llosa, de la cual hicieron parte el criminalista Abraham Guzmán y el periodista Mario Castro, concluyó el 7 de junio de 1983, luego de cinco meses de densa investigación, que el crímen de los periodistas habia sido un acto de violencia colectivo, cometido por pobladores de la vereda de Uchuraccay.
Segun el informe firmado por Mario Vargas Llosa y los dos otros miembros de la comisión, los grupos asentandos en la Sierra, particularmente los Iquichanos, vivían desde tiempos inmemoriables en una forma de autarquía, de la cual habian sido obligados a salir a causa de la violencia que les habían impuesto la guerrilla y los militares.
El informe presentado al presidente Fernando Balaunde Terry estuvo estructurado en cuatro partes : la primera se tituló « lo que pasó ».
En ella los miembros de la comisión abordaron los preparativos y la expedición de los periodistas, sus itinerarios e incidentes en el camino.
Una segunda parte se tituló : « Por qué sucedió ». En ella se expuso el contexto político, social, psicológico e histórico de Perú, elementos según la comision, necesarios para poder comprender lo que había pasado en Uchuraccay.
Una tercera parte incluía los informes de antropólogos, juristas, linguistas y psicoanalistas. Una cuarta parte estuvo dedicada a las declaraciones completas que fueron grabadas por la comisión a 42 personas y grupos implicados de una u otra manera en esos hechos.
Lo que declaró a la prensa Mario Vargas Llosa el 7 de junio de 1983, pocas horas después de haber entregado su informe al presidente Balaunde Terry, resume el pensamiento del intelectual comprometido que ha sido siempre :« La historia de los ocho periodistas muestra la vulnerabilidad de la democracia en América Latina. Muestra la facilidad con la que puede desaparecer bajo las dictaduras militares de derecha o de izquierda. Los beneficios de la democracia, es decir libertad de prensa, elecciones, instituciones representativas, son dificilmente defendidas con convicción por aquellos que no están en capacidad de comprenderla y mucho menos de poderse beneficiar de ella. La democracia no se podrá nunca fortalecer mientras que ésta sea el privilegio de un sector y una abstracción incomprensible para el resto de la gente» (1).
Mario Vargas Llosa el escritor, es ante todo un hombre comprometido con su tiempo. Así lo llamó esta semana el periodico francés Le Monde en su primera página.
A bientôt
Maria Helena Escalante, octubre 9 de 2010
(1) Un barbare chez les civilisés/ Mario Vargas Llosa. Editions Arcades-Gallimard. Paris, 1990. (paginas 81-197) ISBN 2-07-074757-3
Mensajes
14 de octubre de 2010, 23:25, por el servidor
A usted o Uds. le falta información o por lo menos escuchar o leer la versión opuesta. A esos indigenas los armaron la marina del Peru indicandoles que atacaran a toda persona extraña que vieran por el lugar y así lo hicieron. Como dice el dicho popular, LA CULPA NO ES DEL MONO SINO QUIEN LE DA EL GARROTE. El Vargas, elegantemente defendió al gobierno asesino con la tesis de que era de esperar un hecho asi viniendo de un grupo de salvajes.
15 de octubre de 2010, 01:14, por CHILENO
BUENO, A MI ME SIRVE PARA PODER ENTERDER UN POCO MAS SOBRE LO QUE MARIO VARGAS LLOSA,EL ESCRITOR, PUDO HACER EN NUESTRO PAIS Y ASI PODER RECONOCERLO AÙN MAS.
26 de enero de 2011, 22:58, por Silvr
En el informe se declara que los periodistas fueron confundidos por terroristas, pero eso es una vil mentira, pues las herramientas que ellos tenían eran las que caracterizan a un periodista, y no a un terrorista (posteriormente al informe se encontraron rollos fotográficos que desenmascararon a la moral de MVLL). Ahora si ellos fueron masacrados, es ilógico que no haya habido ningún tipo de dialogo, dialogo que debió servir para dejar por sentado que ellos eran periodistas (obviamente sabido). El guía era un lugareño (también muerto). Los testimonio recogidos por los deudos de los periodistas a habitantes del Uchuraccay declaran que quienes perpetraron esa barbarie fueron militares, y no senderistas, ni lugareños. Testimonios que no se consignan en el informe de la comisión presidida por MVLL. MVLL podrá ser todo lo laureado que tu quieras, por su pluma y imaginación, pero moralmente esta descalificado para hablar de derechos humanos (como lo suele hacer), porque mintió descaradamente al país, por defender un gobierno.