Portada del sitio > ¡Vuelve la arrogancia liberal !
por Marc de Miramon
Tras conocerse los resultados de las elecciones europeas, ha caído una lluvia de anuncios antisociales . Los liberales por su parte reclaman hacer beneficios… ¡como siempre !
«« ¡A la izquierda los asalariados de Continental y Goodyear muy pronto enviados al paro. A la derecha, la Francia protectora de Sarkozy ! »»
“Moral”, “regulación”, “exceso”, hace todavía algunas semanas, sólo tenían estas palabras en la boca… Ante la magnitud de la crisis financiera, patronos, economistas, medios y políticos rivalizaban en el discurso del mea culpa. Incluso Allan Greenspan, el antiguo gurú del Banco federal norteamericano, confesaba estar terriblemente “defraudado” en su inquebrantable fe en la mano invisible del mercado. ¿Tiempos revueltos ?
Como si nada hubiera pasado, basándose en una hipotética “recuperación”, la especulación se ha reanudado con más fuerza que nunca sobre las materias primas, el petróleo a la cabeza. Victoria en las europeas y sondeos al alza obligan, dopados por una oposición debilitada y unos sindicatos a los que les cuesta movilizar, los “liberales” levantan de nuevo la cabeza. Expulsad la naturalidad y la arrogancia vuelva al galope. ¿Una inmensa caradura o esa misma arrogancia ?
El discurso de Nicolás Sarkozy, durante la Cumbre mundial del empleo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), recogía un poco de ambas cosas, vendido como “tiempos duros” de un nuevo “periodo político” de su quinquenio. Ya que el presidente de la República no ha escatimado palabras : “revolución social”, “trabajo decente” “regulación”, “educación”, “sanidad”, en el mismo momento en el que el gobierno tiene previsto elevar la edad de jubilación a los 67 años, de la misma forma que espera “superar” los objetivos de supresión de puestos de funcionarios (¡ya fijados en 34.000 !) para el año 2.010, cuando áreas enteras de la economía (hospitales, energía, Correos) continúan siendo desmanteladas en beneficio del sector privado, Nicolás Sarkozy ha recuperado los énfasis de su campaña electoral. En aquel momento “inspirado” por su asesor “social”, Henri Guaino, el jefe del Estado iba a la captura de votos obreros, y no tenia palabras suficientemente duras para estigmatizar los beneficios indecentes, los salarios fantásticos, a los patronos sinvergüenzas…
Juzguemos sus palabras : “No se arreglará nada si no se arregla primero la cuestión del capitalismo financiero que impone sus propias normas a la economía y a la sociedad (…) es preciso revisar todo : la vigilancia prudente de los bancos, las reglamentación de los fondos de inversiones libres, las normas contables, los tipos de remuneración (…), Mirad el debate sobre la tasa Tobin que es una tasa para frenar la especulación. Yo no sé si es una buena idea, No sé si es aplicable. ¿Pero quién podría comprender que este debate fuese enterrado ?”. Entonces, ¿a quién creer ? ¿Al barón Ernest Antoine Seillière, cuando asegura que después de “algunos meses de tentaciones reglamentistas, la calma vuelve y es mucho mejor” y que “la autorregulación funciona, sin necesidad de muchos textos” ? ¿O a Nicolás Sarkozy, el “Zidane de la economía”, según dijo el mismo barón de Seillière, que promete una tempestad legislativa a escala mundial ?
¿Podemos esperar leyes que obliguen a poner fin a las remuneraciones locas de los patronos del mismo Sarkozy, quien, después de haber tronado contra los retiros dorados, se ha vuelto a poner del lado de Laurence Parisot y de su famoso “código de buenas conductas” ? Sin embargo, al escuchar por todas partes las suplicas a la continuación de las reformas comprometidas por el Jefe del Estado y el discurso Keynesiano que él mismo ha mantenido ante la OIT, hay un sentimiento de malestar, un verdadero doble discurso. “¡La comunidad internacional no puede ser esquizofrénica !” ha asestado Nicolás Sarkozy. Con una excepción cercana : entre la arrogancia y la caradura, él, sí.