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Carta abierta a Mahmoud Ahmadinedjad
Publie le Lunes 18 de septiembre de 2006 par Open-Publishing1 comentario
Señor Presidente:
Francamente, al comenzar esta carta no me provocaba llamarlo de ese modo. Dicho título implica un minimo de respeto. Lo hago, sin embargo, porque es usted quien se expresa en nombre de los iraníes. Sobre las fotos, lo veo a usted ante multitudes, rostros y manos alzadas.
Sin duda uno podria adivinar cierta forma de entusiasmo, en todo caso, de adhesión. Hemos conocido, en Europa, esas multitudes. Fue un mal momento para nosotros. Un período trágico del que seguimos arrastrando la vergüenza y la angustia.
Uno de los pueblos más cultos del mundo, un pueblo que había elevado en alto grado la filosofia, la música, la poesia, un pueblo que había asombrado a sus vecinos por su resplandor, se habia hundido en el odio, la locura racial, la ignominia.
Decenas de millones de individuos sufrieron, en su carne, su cultura, su dignidad, esa extraña barbarie que quería hacerse ver como un "nuevo orden". Fueron en primer lugar los ciudadanos de ese Estado, alemanes, luego y poco a poco los demás, todos los demás. A esa locura se le llamó una guerra mundial.
Pero fue, sobre todo, una guerra contra lo que había de humano en nosotros. Se quemaron los libros, los niños fueron deportados y asesinados, las inteligencias fueron quebradas. Todo lo que honraba al hombre fue pisoteado.
Y luego, llego a usted : una parte de la especie humana, el pueblo judio, fue destinado al infierno. Oh, se lo concedo, sólo una parte. No eran ni los más numerosos, ni los más ricos, ni siquiera los más influyentes.
Eran hombres y mujeres que habían llevado consigo durante mucho tiempo y desde muy lejos, su fe, sus preguntas sobre el mundo, sobre Dios, sobre la necesidad de vivir o de sufrir, sobre la alegria de amar. Generalmente, frecuentaban los libros. Reflexionaban mucho, no comprendían por qué no eran queridos, por qué se les llamaba "subhumanos", Untermensch, por qué se les consideraba insectos...
Fueron perseguidos en toda Europa, ahorcados, fusilados, quemados...Usted sabe perfectamente todo eso, pero lo evoco ante usted por lo menos por tres razones:
– La primera, es que nosotros (digo "nosotros", como modo de hablar) no aceptaremos que todo vuelva a comenzar. Yo no soy judío, pero los judios son, como los persas, mis hermanos en humanidad.
– La segunda, es que ellos tienen el derecho, como usted, como yo, de tener una patria. Que sea Francia o Israel, ello no cambia en nada el asunto.
– La tercera razón no le gustará a usted. Pero, mala suerte: es que ellos le aportan al mundo (y probablemente es eso lo que usted quiere "borrar del mapa") una concepcion del hombre y de su destino que ha enriquecido a varios siglos de civilización, y que honra tanto al pueblo judío como al Estado de Israel.
Señor Presidente, usted tiene el derecho de ser nacionalista. Usted tiene el derecho de sentirse orgulloso de la historia del pueblo persa. Usted tiene el derecho de ser creyente y de orarle al Dios "clemente y misericordioso" citado al principio de cada ’sura’ del Coran.
Usted, sin embargo, piensa que tiene el derecho de obligar a las mujeres a ocultar la cara tras un velo, de torturar a los opositores, de encarcelar a los periodistas que lo contradicen, de condenar a muerte a niños, de perseguir a sus minorías, de iniciar "guerras santas" contra "los infieles".
Pero usted no tiene el derecho de imponerle a Israel la mirada turbia, imbécil y llena de odio que acompaña a sus discursos. Y es que me parece que usted odia en ese Estado, la libertad de expresión, la diversidad de los partidos, el papel de la oposición, la modernidad, la independencia de los poderes y de la justicia, la investigación universitaria, los descubrimientos y nuevos inventos; y sin duda también la valentía que ahi existen.
Es decir todo lo que nosotros tenemos el derecho de admirar.
Los hombres que organizaron la reunión de Wannsee, en la que se decretó el exterminio de los judios de Europa ya murieron. Naturalmente, al igual que todos nosotros, usted seguirá ese destino.
Deseo solamente para usted mismo, para el pueblo persa, para los jóvenes niños de Irán que le sobreviviran, que nadie se sienta con ganas de ir a escupir sobre su tumba.
FRANÇOIS LEOTARD, (ex Ministro francés)
Septiembre 16, 2006
Mensajes
19 de septiembre de 2006, 17:12
Los nazis no sólo llamaron subhumanos a los judíos, sino también a los eslavos y en sí, a todo lo diferente a ellos. El pueblo judío tiene muchas virtudes, sin embargo el estadode israel es un problema, porque cuando profesa consignas como "un pueblo sin tierra para una tierra sin pueblo" es un problema, cuando consideran que la tierra prometida -que les pertenece por derecho divino- está entre el río nilo y el éufrates es un problema (observar la bandera), cuando es el único estado de oriente próximo con armas nucleares es un problema, y así podemos enumerar listas interminables. el pueblo judío tiene todas las condiciones para ser estado y por tanto necesita territorio, pero ¿por que no escogieron parte inglaterra, francia, polonia o la misma california de eeuu que si ya se la habían robado a méxico podían donarla para hacer isrrael? pues no, escogieron a los más débiles. compañero autor, sus apreciaciones sobre mahmoud son bastante exageradas, basta ver el comportamiento de iran en el ataque al líbano y palestina reciente. no pretendo hacer una apología de irán y su presidente, ellos padecen del mismo problema que israel: un dogma es la columna vertebral del estado. justamente en la separación de la iglesia y el estado está la única solución posible para palestina, el estado único láico, con libertad para profesar cualquier fe. de lo contrario seguirá la guerra de exterminio que podrá durar un mes o mil años.
diego viniegra