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Choques y CAFTA : ¿Que es lo que asusta de este Tratado de Libre Comercio?
Publie le Domingo 25 de septiembre de 2005 par Open-Publishingpor Giorgio Trucchi
Con la reanudación de las sesiones parlamentarias en Nicaragua, han vuelto las discusiones y los conflictos alrededor de la ratificación del Tratado de libre comercio entre Estados Unidos y Centroamerica-República dominicana (Cafta).
A poner mayor presión al entorno parlamentario ha concurrido la reciente visita del senador norteamericano afín al gobierno Bush, Dan Burton, quien después de entrevistarse con varios partidos, con la empresa privada y con el Gobierno, ha declarado que los Estados Unidos quieren con urgencia que Nicaragua apruebe el Cafta y destruya todos los misiles Sam-7, todavía en mano del Ejército nicaragüense.
Durante la jornada del 20 de septiembre, los diputados del Frente Sandinista han iniciado el obstruccionismo parlamentario gracias al Presidente de la Asamblea Nacional (AN), René Nuñez, quien es el único con el poder de redactar la Agenda parlamentaria con los temas a debatir.
Al interior de la Asamblea Nacional se han presentado varios grupos de ciudadanos y organizaciones sociales que apoyan las diferentes posiciones con respecto a la aprobación del Cafta.
El clima se ha calentado enseguida, cuando los diputados de las diferentes bancadas y las personas que asistieron a la sesión, se dieron cuenta que la Agenda del mes de septiembre no incluía la discusión y la ratificación del Cafta.
Mientras en el hemiciclo se desarrollaban las intervenciones de los diputados, en la planta de arriba de la Asamblea Nacional los diferentes grupos entraban en contacto provocando choques y agresiones que, por suerte, no degeneraron.
Aproximadamente a las 12.30, el Presidente de la AN suspendió la sesión, mientras la bancada del Partido Liberal Constitucionalista (Plc) y los diputados Azul y Blanco (afines al Gobierno) siguieron gritando, aplaudiendo y pidiendo la aprobación del Tlc.
En la confusión, varios diputados y diputadas del Fsln expresaron su voluntad para impedir la aprobación del Cafta, (próximamente en www.itanica.org las declaraciones audio de los diputados sandinistas Bayardo Arce y Alba Palacios), mientras de manera mucho más tímida, lo cual deja espacio a muchas ilaciones, los diputados del Plc defendieron su derecho a discutir y votar sobre este tema.
Ambas posiciones necesitan en todo caso de una interpretación.
El Frente Sandinista ya ha dicho que no se opone al Cafta en cuanto instrumento equivocado, sino que son necesarias una serie de leyes previas que les permitan a los nicaragüenses de balancear el desequilibrio entre la economía estadounidense subsidiada y la nicaragüense, actualmente muy retrasada.
Los liberales han expresado su posición favorable al Cafta, pero coincidiendo con los sandinistas en la aprobación de una serie de leyes que atenúen los efectos del Tlc sobre la economía nacional y luego vinculando su voto favorable con la liberación de su líder y caudillo Arnoldo Alemàn.
La ambigüedad del Partido Liberal ha resultado evidente el día 21 de septiembre, cuando la mayor parte de sus diputados y parte de los Azul y Blanco no se integraron a la sesión parlamentaria, dejando la Asamblea sin el quórum para poder iniciar y avalando de hecho el obstruccionismo sandinista.
Es importante remarcar la presencia en la Asamblea Nacional de numerosos trabajadores y trabajadoras de las maquilas de la Zona Franca, enviados por los propietarios taiwaneses y coreanos que les han regalado camisetas con inscripciones a favor de la ratificación del Tlc.
El impasse que se está viviendo en el Parlamento amenaza con detener la intervención cada vez más urgente para solucionar la grave situación de crisis energética que está viviendo el país.
En todo el País continúan los racionamientos del flujo de energía eléctrica y el sector de los transportes "públicos" (buses en manos de cooperativas que tienen el monopolio del sector) ha iniciado una huelga general que ha durado tres días.
Miles de personas han tratado desesperadamente de llegar a su propio puesto de trabajo a pies, pagando taxis o camionetas privadas que cobraban carisimo el pasaje y el Ministro del Trabajo, Virgilio Gurdián, tuvo que intervenir para pedir a los empresarios, sobre todo a los de la Zona Franca, que no castigaran con reducciones del sueldo (ya de por si pobre), por eventuales retrasos debidos a la huelga.
En la mañana del 21 de septiembre han habido los primeros violentos choques entre los huelguistas, que atacaron a pedradas los camiones y las camionetas que transportaban a la gente, y la Policía con un resultado de varios policías heridos (uno de forma grave) y más de 50 detenciones.
Sólo en la noche del 21, los delegados del sector Transporte y los del Frente Sandinista y del Partido Liberal, estos últimos reunidos en el Diálogo Nacional, han alcanzado un acuerdo según el cual en los próximos días la Asamblea Nacional aprobará el subsidio concedido por el Gobierno, pero que nunca remitió y además entregará aproximadamente 12 millones de dólares a las empresas generadoras de energía eléctrica para que suspendan los apagones en todo el país.
Una vez más, el gobierno de Enrique Bolaños sale deslegitimado por su incapacidad e intransigencia, mientras los dos principales partidos políticos cobran el éxito de haber solucionado en parte una crisis que estaba alcanzando niveles preocupantes, pero que en todo caso volverá muy pronto si no se buscan y adoptan medidas y estrategias a largo plazo.
Por lo que concierne el Cafta, es probable que la cosa se defina en los próximos días y todo dependerá de los acuerdos que los dos principales partidos (Plc y Fsln) tomarán dentro del Diálogo Nacional, al cual el Gobierno sigue negándose participar.
Pero, que es lo que asusta de este Tratado de libre comercio?
Según Sinforiano Cáceres, Presidente de la Federación Nacional de Cooperativas Agropecuarias y Agroindustriales (Fenaccoop) de Nicaragua “el TLC tuvo un grave error inicial. Estados Unidos lo acordó con los cinco países centroamericanos pidiéndoles que lo negociaran como un solo equipo. Pero en Centroamérica somos cinco parcelas donde cada cual hala agua para su molino. Negociamos como región no siendo región, negociamos como una sola zona comercial no siéndolo. La región no estaba preparada para esa negociación, no tenía definidas prioridades regionales, sólo había prioridades nacionales
Y esto provocó grandes contradicciones.
Sólo un ejemplo: para Nicaragua era prioritario el maíz y para Costa Rica la leche. A la hora de negociar, cada uno defendió su prioridad, y a cambio, entregó lo que no era su prioridad.
Estados Unidos se aprovechó muy bien de todas nuestras contradicciones.
Primero planteó que los cinco países debían negociar como región, pero cuando ya había defendido sus intereses en temas como el de la propiedad intelectual y entramos a la negociación del tema agrícola, obligó a negociar bilateralmente.
Dijeron que era para destrabar, para agilizar, para que cada país se sintiera más confortable.
Era el clásico "divide y vencerás". Como resultado, los grandes perdedores fuimos los productores agrícolas".
Pero, que es lo que se tenía que hacer para evitar esta situación?
“Como Centroamérica no está integrada - sigue Cáceres - lo que va a ocurrir cuando entre en vigencia el TLC, aun cuando Nicaragua no lo ratificara, es lo que conocemos como "Triangulación".
Lo facilita que Centroamérica no tiene un arancel externo común. Por ejemplo, el arancel o impuesto de entrada para la leche importada es en Honduras de 20%; en El Salvador de 45%; en Nicaragua de 65% y en Costa Rica de 65%.
Al hacer negociaciones bilaterales con los productos agrícolas, Estados Unidos creó las condiciones para poder introducir los productos que más le interesan por el país donde paguen menor arancel. Y como somos territorialmente un mercado común, lo que entre con aranceles bajos por un país circulará después por toda Centroamérica. La leche, por ejemplo, entrará por El Salvador y por Honduras, donde pagará menos, y desde ahí circulará por el resto de países.
La triangulación, una de las principales consecuencias de no haber negociado como región, es una forma de competencia desleal.
Centroamérica pudo evitar la triangulación si se hubiese puesto de acuerdo en un arancel común para la leche, sí hubiéramos conseguido lo que, en términos técnicos, se llama "armonización arancelaria".
Igual con los otros productos agropecuarios. Pero no sucedió.
La Unión Aduanera era un muy importante proceso previo al TLC, que le hubiese permitido a Centroamérica negociar con ventajas como región. Pero este proceso se estancó y fue dejado a un lado por los gobiernos de la región, que priorizaron el Cafta, que priorizaron la apertura comercial por sobre la integración regional.
Siempre según Cáceres, "habrá productos ganadores y productos perdedores.
Los productos que resultaron relativamente ganadores son los que no produce Estados Unidos y sí produce Centroamérica.
El principal de estos productos sería el café, pero el café no entra en el TLC, su comercio funciona con otras reglas internacionales.
Otros productos "ganadores" son el maní y el ajonjolí.
Productos perdedores serán todos los que se producen en Estados Unidos y en Centroamérica, y con el TLC van a entrar en competencia. Son el maíz, el arroz, los frijoles y los lácteos, todos ellos alimentos de nuestra dieta básica y donde está concentrada la pequeña y mediana producción en Nicaragua.
Lo peor del Cafta es que no se reconocieron las asimetrías para que los productos que producimos nosotros y producen ellos puedan competir lealmente.
Un ejemplo claro es el arroz.
Estados Unidos es el quinto productor mundial de arroz. A un productor estadounidense producir un quintal de arroz le cuesta 9 dólares con 4 centavos.
A un productor nicaragüense de las cooperativas, le cuesta producir ese quintal ocho
dólares con 45 centavos. Esto quiere decir que en el arroz podríamos ser competitivos. Pero no lo seremos. Porque el productor de Estados Unidos puede vender, y venderá, en Nicaragua su quintal de arroz en siete dólares con 65 centavos.
¿Por qué lo puede vender más barato de lo que lo produce? Porque él recibe de su gobierno un subsidio, y cuando él coloca en el puerto cada tonelada métrica de arroz (22 quintales) para venderla aquí en 179 dólares, ya ha recibido antes por esa tonelada 230 dólares como subsidio. O sea, que cuando él embarca su arroz, ya no le interesa mucho cuánto va a ganar al venderlo en Nicaragua.
De esta forma, el mercado del arroz se convertirá en Nicaragua en un mercado monopólico. Sólo es cuestión de tiempo. Con un esquema de esta naturaleza, ¿de qué sirve que nos digan sean competitivos, sean rentables, si ya sabemos que no es un problema de producir más y de bajar costos, sino que es un problema de competencia desleal, con subsidios multimillonarios que distorsionan los precios y distorsionan el mercado? Lo que pasa con el arroz pasará con el maíz y con los frijoles. El Cafta legaliza el dumping, lo acepta como una práctica comercial válida y normal.
Hasta ahora Nicaragua importaba arroz sólo para cubrir los déficits de la producción nacional. El Cafta establecerá una cuota anual de importación, una cuota creciente, pase lo que pase en el mercado nacional.
En el primer año del Cafta, el arroz importado de Estados Unidos significará el 43% de lo que hoy producimos en el país. En 2015 será ya el 73%.
Los grandes arroceros de Nicaragua, los Mansell y los Amador, dicen que les dan diez años de vida a nuestros arroceros, porque hay diez años de gracia para que el arancel no se reduzca. Pero a partir de ahí empezará la desgravación hasta llegar al arancel cero, cuando el arroz importado entrará sin pagar ningún impuesto. A partir de 2019 ya podrá entrar cualquier cantidad de arroz, sin cuotas fijas".
A pesar de todo esto, el gobierno nicaraguense y la empresa privada siguen defendiendo la importancia del Cafta. Pero, importante para quién?
No es un secreto para nadie que habrá personas que se enriquecerán con el Tratado (los pocos de siempre) y personas que se volverán más pobre y fracasarán (la mayoría).
Siempre según Cáceres "el caso del arroz es muy claro. Durante los primeros diez años de gracia, el arroz en granza importado pagará el 45% de impuesto, y el arroz oro el 65%. En el primer año del Cafta van a entrar al país 90 mil toneladas métricas de arroz en granza estadounidense y 13 mil toneladas métricas de arroz oro.
¿Por qué esta diferencia de cuotas? Esto tiene que ver con los productores: ganadores o perdedores. El arroz en granza es el que se corta cuando todavía está en la casulla y hay que trillarlo para que quede limpio, listo para venderse y consumirse.
El arroz oro es el que ya está limpio. Todos los pequeños y medianos arroceros de Nicaragua producen arroz en granza. El arroz oro lo producen los grandes arroceros, que además son los dueños de los trillos.
En la negociación del TLC, los negociadores nicaragüenses optaron por salvar a los dueños de los trillos y aceptaron que viniera mayor cantidad de toneladas de arroz en granza para que los trillos no dejaran de funcionar.
Esta decisión significa que cuando el pequeño productor llegue a venderle su arroz en granza al dueño del trillo, éste le dirá: Tengo llenas las bodegas, si quieres te lo compro, pero te lo pago a menos precio. Así, se saturará el mercado del pequeño productor.
Mientras que el gran productor, que produce arroz oro y vende arroz oro, no afrontará una competencia fuerte con las 13 mil toneladas que se importarán.
Si en Nicaragua hay actualmente 17 mil arroceros, en poco tiempo sólo quedarán unos 2 mil o 2 mil 500. ¿Qué pasará con el resto?
Seguirán produciendo a pequeña escala para comer arroz, pero van a dejar de tener presencia en el mercado, lo que significa pobreza y escasez, porque con los excedentes de arroz que vendían compraban todo lo que no se produce en su finca, la ropa, la medicina.
En el arroz, Nicaragua tenía una integración vertical, una cadena productor-procesador- comercializador que estaba bien armada y era competitiva.
Pero no la defendimos. Sacrificamos al productor primario y beneficiamos al procesador y al comercializador.
Ahora, nuestros trillos se convertirán en lo que son las fábricas de maquila: los chinos traen la tela, los químicos, el hilo, instalan la planta en Nicaragua, absorben nuestra mano de obra barata y luego exportan los pantalones.
Igual será ahora con el arroz: tienen aquí la maquinaria, traen de fuera el arroz en granza, utilizan la mano de obra barata del país y luego re-exportan arroz oro a Centroamérica".
Tenemos otro ejemplo con la leche y con los productos derivados.
En el rubro leche, Nicaragua y Costa Rica entraron en serias contradicciones.
En leche y productos lácteos, los costarricenses, líderes regionales en este rubro, tienen muy integrada su cadena productiva: es nacional la producción de leche y está en manos de pequeños productores, es nacional la procesadora de leche, y es también nacional la comercializadora, bajo la marca Dos Pinos, que es una cooperativa.
En Nicaragua, la producción es nacional y de pequeños productores, hay una gran procesadora transnacional italiana - la Parmalat - con pequeña proporción de procesadores nacionales, y la comercializadora es también la Parmalat, con pequeñas cuotas de comercialización de empresas nacionales.
En las negociaciones del TLC, Costa Rica planteó que quería resguardar la integración de su cadena productiva y proteger a sus pequeños productores nacionales de leche. Por eso, se opuso a que entrara a la región leche en polvo importada de Estados Unidos, que tiene la mitad del costo de la leche líquida de producción nacional, por el subsidio que reciben los productores estadounidenses.
Para seguir siendo competitivos en lácteos, la procesadora se vería obligada a dejar de comprarle la leche a los pequeños productores nacionales.
Nicaragua planteó que no podía hacerle ese "favor" a Costa Rica porque la Parmalat había amenazado que si Nicaragua no permitía la importación de leche en polvo, abandonaría Nicaragua.
Parmalat ganó. Costa Rica respondió entonces que si Nicaragua permitía la entrada de leche en polvo - que después triangularía a toda la región y a Costa Rica -, ellos abrirían las puertas para la importación de maíz, que no era su prioridad, aunque sí la de Nicaragua.
Otra vez ganó el "divide y vencerás".
"En el primer año del Cafta - sigue Cáceres -, Nicaragua introducirá 600 toneladas métricas de leche y 850 toneladas métricas de queso, mantequilla y otros productos lácteos. Y podrá exportar productos lácteos a Estados Unidos.
Pero, en nombre del principio de reciprocidad, Estados Unidos exportará a Nicaragua sus productos lácteos en la misma cantidad que los que le envíe Nicaragua.
¿Quién ganará en esta competencia?
Para hallar alguna pista, basta pensar que cuando en Nicaragua empiezan las lluvias y entra el invierno, ocurre cada año lo que los productores llaman "el golpe de leche": la leche que vale 4 córdobas en verano, baja a 1 córdoba o a 1.50 en invierno, sólo por el efecto de la lluvia, que desbarata los caminos y convierte en un problema sacar la leche.
Si sólo el invierno baja tanto los precios, ¿cuánto más los bajará la entrada masiva de productos estadounidenses subsidiados? Nuestros productores prefieren no imaginarlo.
Por otra parte, al aceptar que entrara leche en polvo de Estados Unidos, Nicaragua sacrificó también a los productores de leche nacionales.
Nuestras cooperativas, como la Camoapán —que ha sabido colocar buenos productos en los supermercados nacionales y en los de Estados Unidos— están muy preocupadas. Están ante un dilema: o se suicidan o mueren de muerte natural.
Porque el costo de producir queso y otros productos en base a la leche en polvo subsidiada que venderá la Parmalat es casi la mitad de lo que les cuesta producirlos con la leche que les venden los pequeños productores asociados en la cooperativa.
Si quieren seguir viviendo como cooperativa, les quedan dos caminos: o compran la leche en polvo y arruinan a sus propios socios o les compran a sus socios y se arruinan todos.
Cuando Nicaragua aceptó importar leche en polvo, Costa Rica negoció bilateralmente con Estados Unidos la importación de maíz.
La leche era prioridad para Costa Rica, el maíz lo era para Nicaragua.
El gobierno de Nicaragua afirma en su propaganda que con el maíz no habrá problema porque Nicaragua negoció muy bien el maíz. Y es cierto. En Nicaragua el maíz importado tendrá un 10% de arancel y sólo entrará una cuota bajísima. Nicaragua produce actualmente 11 millones de quintales de maíz al año. 160 mil pequeños productores están en ese rubro.
Y lo que va a venir de Estados Unidos serán sólo 100 mil quintales, menos del 1% de nuestra producción. En 2015 tendrán 6 mil 500 toneladas, ni el 1%.
Visto así, el gobierno de Nicaragua hizo una buena negociación. Pero lo que no dice el gobierno es cuánto maíz de Estados Unidos va a circular por la región triangulado. Desde Honduras y desde Costa Rica nos llegarán 84 mil 660 toneladas métricas de maíz blanco y 190 mil de maíz amarillo.
Van a inundarnos.
El maíz amarillo es el sustituto del sorgo, el que se utiliza para fabricar el alimento balanceado de las aves, del cerdo y de otros animales menores. Desde hace dos o tres años ya está entrando en Nicaragua maíz amarillo de Estados Unidos, importado por la empresa norteamericana Cargill, y por eso los sorgueros ya están en problemas.
Actualmente, los Pollos Tip-Top y los Pollos Estrella le pagan cada camión de sorgo a los sorgueros nacionales en ocho cuotas semanales.
En esas condiciones, son cada vez menos competitivos. Yo calculo que cuando empiecen a entrar vía TLC cuotas de maíz amarillo —serán 68 mil 250 toneladas métricas el primer año—, los sorgueros nacionales no durarán dos años, desaparecerán".
El azúcar
Un caso muy especial y curioso es el del azúcar. El precio internacional del azúcar es 10.12 dólares el quintal. Pero en Nicaragua el quintal lo compramos a 24 dólares.
Cualquiera se pregunta: ¿por qué si dejaron entrar arroz, maíz y frijol para que se venda más barato en Nicaragua, no dejaron entrar azúcar?
Porque en Nicaragua existe un poderoso grupo azucarero nacional que lo impide.
Cáceres afirma que "en este grupo, los Pellas son el socio mayor, pero averiguando quiénes más integran ese grupo, descubriríamos a representantes de los dos grandes partidos políticos, que ya no producen el azúcar, pero tuvieron ingenios azucareros —el Timal, el “Javier Guerra”, otros ingenios— y conservan cuotas del azúcar que se comercializa.
La que más les interesa no es la que venden a 14 dólares en Estados Unidos, sino la que venden en Nicaragua a 24 dólares.
En Nicaragua, por cada quintal de azúcar que consumimos le "donamos" 14 dólares a este poderoso monopolio. Se nos niegan subsidios, y para subsidiar la producción de maíz necesitaríamos la mitad de lo que entregamos como subsidio a este poderoso grupo azucarero.
El Cafta viene, y tendrá el efecto de un huracán.
El TLC logrará que Nicaragua distorsione todas sus prioridades. Muy pronto se irá debilitando la soberanía alimentaria, que es la capacidad que tiene un país de producir sus alimentos básicos a partir de sus recursos nacionales genéticos, productivos, intelectuales. Con el TLC la lucha contra la pobreza dejará de ser una prioridad, y la prioridad será exportar, ser competitivos, ser un mercado atractivo para las inversiones.
¿Qué podemos hacer ante este huracán? Hemos planteado que las instituciones y la sociedad civil establezcan en consenso, un plan de transición, con metas medibles y plazos concretos, en el que se apruebe un conjunto de leyes que nos defiendan de los efectos de este huracán.
Tenemos vacíos jurídicos, y necesitamos leyes similares a las que existen en Estados Unidos para enfrentar los efectos del huracán.
Proponemos una Ley Antimonopolio. Planteamos también otra ley, similar a la que funciona en Estados Unidos, la Ley Antidumping, que establece que cuando un país exporta a Estados Unidos un producto y lo vende más barato que su costo de producción, no se le permite la entrada.
Estamos planteando también la creación de un Banco de Fomento y Desarrollo.
Si nos dicen que seamos más competitivos y que produzcamos con más calidad, para eso necesitamos, por ejemplo, poner riego, pero para comprar el riego necesitamos crédito, y el crédito tiene que ser de largo plazo, y eso se llama inversión... y la banca privada no nos da crédito para eso.
Entonces, exigimos que el gobierno, que fue el que firmó el Cafta, nos apoye para aprovecharlo, si es que dice que lo podemos y debemos aprovechar. No hay ningún país que tenga agricultura competitiva que no tenga una banca de fomento y desarrollo.
También estamos planteando reformas institucionales.
Tenemos un Estado que no está hecho para promover el desarrollo. Necesitamos un Estado con más capacidad, con un sector público menos disperso, menos frágil, y sobre todo, más coherente y con una visión de desarrollo compartida con los actores del desarrollo.
Nicaragua necesita instituciones que promuevan la pequeña y mediana producción urbana y rural, porque quien genera empleo masivamente es la pequeña y mediana empresa, no la grande.
Los grandes reconocen que los medianos y pequeños generan más o menos el 90% del empleo en el país. Hay que fortalecer a esos sujetos económicos, y el gobierno no está diseñado para eso. Está diseñado para promover y apoyar al inversionista extranjero... que nunca termina de llegar.
Viendo con un ojo lo mío y con el otro ojo lo nuestro. Ante el huracán Cafta, la lucha, en esencia, es para evitar que nos conviertan el país, nuestros recursos y nuestra propia vida, en una mercancía”.