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La lucha indígena tras la muerte de la Comandante Ramona

Publie le Lunes 9 de enero de 2006 par Open-Publishing
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El adiós a la comandante Ramona
La lucha del pueblo indígena y la responsabilidad del Estado

Por Rosana Lecay (1)

Desde hace más de 10 años, la lucha por los derechos de los indígenas en México ha tenido un rostro: el de la Comandante Ramona. Una mujer pequeña, ataviada con vestimentas típicas de los indígenas tzotziles y que ha formado parte del EZLN desde la década de 1980, cuando aún la organización era clandestina.
A través de la historia de esta luchadora social se encarna la oposición de los pueblos indígenas a ser excluidos de las decisiones de los gobiernos y a ser ignorados por el resto de la sociedad.
La figura de la comandante Ramona nos recuerda que existen muchas Ramonas en México y en Latinoamérica, propietarias originales de esta tierra, y que, sin embargo, olvidamos y mantenemos ocultas y olvidadas. Muchas Ramonas que se enferman y que no pueden acceder a servicios de salud; muchas Ramonas que no tiene posibilidad de asistir a centros educativos; muchas Ramonas que no cuentan con condiciones dignas para la vida. Muchas Ramonas que apenas subsisten, sin aspiraciones a una vida mejor. Muchas Ramonas que trabajan arduamente el campo para obtener magros ingresos para mantener a sus familias.
La vida de Ramona es una existencia de rebelión a esas condiciones indignantes y una demostración de nuestra propia incapacidad, como colectividad, de acoger en nuestras políticas y leyes las necesidades y derechos de quienes son el origen de nuestra sociedad. Ramona representa la fuerza de una mujer para ser contenida en un movimiento, que por historia y cultura es eminentemente masculino. Ramona representa la disputa por los espacios de la mujer en el movimiento indígena. Representa el grito mudo de miles y miles de indígenas de Latinoamérica.
Su existencia, y ahora su muerte, nos hace reflexionar sobre las razones que llevan a las diferentes administraciones de nuestros Estados a mantener en las sombras la realidad de los pueblos indígenas: ¿Es vergüenza por no haber trabajado adecuadamente en el logro de condiciones de dignidad para ellos o es una negación de nuestro origen?
La marginación de los pueblos indígenas es el más claro ejemplo de la ceguera de los gobiernos que deciden sus acciones con la imagen de un hombre blanco, de clase media, asentado en las manchas urbanas. Esta visión excluye a los indígenas desesperanzados y abatidos por el tiempo que no han sido considerados y que en México encontraron en la lucha armada un medio para expresar su frustración, su miedo, su desaliento porque no había otro canal para expresarse, porque los gobiernos ven por encima de ellos, porque la sociedad los olvida. La lucha armada fue un medio, tal vez no el mejor, pero el que se encontró, para llamar la atención de la sociedad que los margina.
La legislación y las políticas deben ser incluyentes. Legislar para un grupo exclusivamente, implica darles tratamiento especial respecto a otros sectores sociales. La ley debe alcanzar a todos en igualdad de condiciones.
Los modelos educativos deben ser diseñados de manera que consideren la integración de todos los grupos y la no-discriminación por su condición de indígenas, judíos, inmigrantes, negros, homosexuales. La educación es el primer eslabón para la transformación de la sociedad hacia un estadio de integración y convivencia pacífica, con iguales oportunidades para todas y todos.
Cabe a los gobiernos preguntarse por qué dejar que la Comandante Ramona se convierta en un icono de la lucha indígena armada en lugar de tomar cartas en el asunto y atender de lleno las demandas de estos grupos. A doce años del levantamiento armado en Chiapas, las palabras sobran y las soluciones escasean.
No miro hoy la muerte de la Comandante Ramona como ídolo, sino que a través de ella veo todo lo que las administraciones y la propia sociedad ha negado y postergado para lograr una mejor calidad de vida e integración social de nuestros pueblos.
Porque ya no podemos dejar las cosas así... manos a la obra.....

(1)Rosana Lecay es investigadora de la Fundación para la Cultura del Maestros A.C
(rlecay@maestros.org.mx ; rlecay@prodigy.net.mx)

Mensajes

  • Me uno a este sentimiento. Espero que no tengan que morir más Ramonas para ver el problema del indigenismo en México. Ernesto Yaznik