Portada del sitio > Las mujeres de la Petite Hollande
Forman una alegre cuadrilla, las voluntarias del Secours Populaire del barrio de la Petite Hollande. Este día, ausente Marcelle, todas las demás nacieron al otro lado del Mediterráneo. La presencia de la Asociación en el barrio popular de Montbéliar es reciente. El pequeño local es compartido con Amnistía Internacional.
Todas están de acuerdo: “¡Ser una mujer de origen inmigrante, sin diplomas ni títulos, tiene muchas limitaciones!” Algunas de ellas llevan el fular y reconocen que esto complica más su situación. Pero Houria quiere hacer saber que “llevar un velo no impide vivir, ni salir o viajar”.
Para Zohra, el aspecto no tiene nada que ver con la discriminación: “las mujeres que no lo llevan encuentran las mismas dificultades en el mundo del trabajo.” Los hombres también se enfrentan a las desigualdades. Y Zohra cuenta la historia de su hijo, escolarizado en clase de 3º que buscaba, como todos los estudiantes, un cursillo de prácticas de una semana. La empresa que había solicitado le aseguró que no tenía la posibilidad de acoger a un cursillista. Sin embargo el mismo día, uno de sus compañeros cuyo nombre no tenía resonancias del Magreb obtuvo respuesta favorable. “Mi hijo no podía evitar las lágrimas”. Para su hija, tampoco fue más fácil. Una sola comerciante aceptó tomarla en prácticas. Ella misma era de origen magrebí. “¿Cómo quiere ustedes que nuestros hijos estén motivados para estudiar?”, pregunta Zohra.
Madjouba tiene 48 años. Ella ha obtenido la nacionalidad francesa. “Pero eso no cambia gran cosa, ¡porque yo tendré siempre una cabeza árabe!”, bromea. Zoulikha vino con 20 años a Francia y ha tenido siete hijos de su marido francés. Cuenta su historia en un librito. Ante todo se proclama “terrestre, habitante del planeta Tierra, porque ya no sé si soy francesa o argelina”.
Las mujeres del grupo local del SPF organizan una distribución de alimentos al mes. Lo que resulta increíble dado la estrechez del local. Es preciso, además, ir a buscar los alimentos al SPF de Besançon. Las voluntarias también animan la vida del barrio, proponiendo meriendas para los niños o pequeñas fiestas. “¡Formar parte de una asociación, libera! Es un grupo con múltiples voces. Y esto nos permite ayudar a las mujeres con dificultades” subraya Nadjet, que quiere luchar contra la imagen “de mujer magrebí siempre en la cocina”. Y ¿Cómo ven ellas el futuro de sus hijos? Madjouba tiene confianza: “nuestros hijos conocen sus derechos. Ellos salvarán la barrera de las discriminaciones e Irán más lejos que nosotros. Nosotras estamos excluidas. ¡Pero no se podrá excluir a nuestros hijos nacidos aquí!”
Traducción de J.A.