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Pagando favores a los criminales que llevaron a Uribe a la presidencia de Colombia

Publie le Viernes 21 de abril de 2006 par Open-Publishing

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Llevamos décadas sufriendo el rigor del fenómeno paramilitar y aún nos quieren hacer creer en su separación del Estado colombiano. Son desadaptados mentales, son hechos aislados grita el otro. Hoy, añaden el cuento de que el paramilitarismo ha infiltrado el organismo de seguridad política, DAS, nada más lejano a la realidad.

La concepción paramilitar, está presente en todos los actos del Establecimiento colombiano. Está en la Iglesia, en la Fiscalía, en la Procuraduría, en las Fuerzas Militares, en la Registraduría, en la oligarquía liberal/conservador, desde luego en los medios de información. Y desde su nacimiento está ligado al narcotráfico. Primero el Cartel de Medellín con el “uso de El Mexicano” para adelantar el exterminio de la Unión Patriótica, en la época actual con la venta de franquicias paramilitares a los capos del narcotráfico para comprar ingreso al “proceso de paz”.

Estas bandas criminales nunca se han alzado en contra del Estado ni de sus gobiernos, aduciendo debilidad institucional se dedicaron a hacerle el trabajo sucio a las fuerzas represivas del Estado, con el soporte de leyes plasmadas en la Constitución colombiana y con la participación/coordinación de altos mandos del Ejército, la Policía y de los organismos secretos como el DAS. Es el aparato represivo del sistema el que utiliza al narco-paramilitarismo para sus fines y no al revés.

Ha sido y va a ser un instrumento de los ricos colombianos para impedir que las cosas en Colombia cambien. Así diga con tono triunfalista el doctor ‘Ternura’, “hemos desmovilizado a 30000 paramilitares y queda por terminado este diálogo iniciado hace tres años en Santa Fe de Ralito”.

Entiéndase que más bien se cierra un capítulo para abrir otro. Es la legalización de los narco-paramilitares. Desde luego con nuevos jefes, ya no se llamaran AUC, se llamaran AUV, recogiendo las iniciales de Álvaro Uribe Vélez si es reelegido. Pago de favores, ¡ustedes me llevaron a la presidencia yo les legitimo sus crímenes de estado y sus dólares!

Miremos, cuántos han pasado por está última etapa. Los hermanos Castaño, Jorge 40, Mancuso, Ernesto Báez, Isaza, y otros tantos de menor cuantía. De ellos sabemos como empiezan pero no como terminan su trayectoria criminal.

Que se volvió norma este instrumento criminal en el gobierno de Uribe Vélez, no cabe la menor duda. Pero no digan ahora que los gobiernos anteriores no manejaban esta estrategia de ‘quitarle el agua al pez’ asesinando a civiles en estado de indefensión, es decir, aplicando la Doctrina de Seguridad Nacional elaborada por el Pentágono y la Casa Blanca en su “guerra contrainsurgente”. Lo cual se demuestra en el aumento inusitado del narco-paramilitarismo en la administración Uribe Vélez (12 mil en el 2002 a 42 mil en el 2005, contando “reinsertados” y capturados).

En esa perspectiva, Uribe buscará su reelección a sangre y fuego. Amenazando, desapareciendo, desterrando, estigmatizando, provocando autoatentados, asesinando, no le queda otra opción para alargar su inevitable defunción política.

Desaparecerá esta estrategia, hija de la Doctrina de la Seguridad Nacional, cuando en Colombia se conforme un Nuevo Gobierno Pluralista Patriótico, Democrático y de Reconciliación y Reconstrucción Nacional, que adelanta una solución política al conflicto económico, social, político y armado que vivimos por cuenta de la oligarquía y el imperio. No antes.

O que le pasaría a un jefe de Estado en un real Estado de Derecho, si le acusan a su policía política de matar profesores, de poner bombas o de borrar expedientes de criminales? Una investigación de la Fiscalia, que en el caso de Uribe Vélez no prosperaría por ser “su” Fiscal, subordinado de este y de paso, de su política de Seguridad Democrática, esencia narco-paramilitar.