Portada del sitio > Solidaridad con el pueblo griego
Huelga general y manifestaciones, la jornada del miércoles, 5 de mayo, se anuncia como un gran momento de resistencia del pueblo griego al superplán de austeridad que le quiere infligir la UE y el FMI.
El pueblo griego, amenazado por el plan de austeridad de la UE y del FMI, resiste. Las manifestaciones y la huelga general de hoy (la quinta en el espacio de varias semanas) deberían dar la medida de su rabia y de su voluntad de no dejarse envenenar sin reaccionar. El tratamiento impuesto por los especialistas enviados por Bruselas y Washington para tratar la bancarrota del Estado amenaza de matar al enfermo. El plan de 110 mil millones de euros de créditos en tres años está combinado con recortes salariales de los funcionarios, en las inversiones públicas, y además en un programa que refuerza la precariedad.
Sólo en el sector público, el sindicato Adedy evalúa en un 30 %, de media, la pérdida de poder adquisitivo que van a sufrir los salarios. Varias primas, una parte de las vacaciones pagadas, todo sería pulverizado por el superplán de austeridad.
Un veneno inyectado
La palabra clave, insignia de esta receta de choque, es deflación. Dominique Strauss-Kahn, director general del FMI, la ha presentado como el único medio para Grecia, sin pretender salir del euro, de recuperar la competitividad y la credibilidad ante los mercados financieros. Por su parte el Banco Central Europeo (BCE), presumía todavía ayer del mérito de las políticas de “consolidación presupuestaria deflacionista”. Esta deflación significa una bajada sensible de los precios y de los salarios. Sería el único medio de recobrar los niveles de rentabilidad financiera conforme a lo que desean los mercados.
En realidad, es un veneno que se inyecta a la fuerza en las venas del pueblo griego. Porque las pérdidas masivas de poder adquisitivo van a pesar sobre la demanda interna, provocando nuevas bancarrotas y despidos masivos. Además, tras haber conocido el superplán de austeridad, el Banco Central Griego ha tenido que rebajar, el domingo, su previsión de crecimiento del 2 al 4 %.
La sumisión a la UE
Hay por lo tanto un pueblo en peligro. Pero el apoyo a la lucha que ha entablado contra el plan de la UE y del FMI para su supervivencia va mucho más allá de deber de asistencia. Medidas similares a las infligidas a la población griega están ya en marcha en Portugal, en España, en Irlanda. En Francia, la ministra de Finanzas, Christine Lagarde ha prometido reducir el déficit público, a partir de 2012, en línea con lo establecido en el pacto de estabilidad, y el lanzamiento de la contra-reforma de las jubilaciones entra en esta lógica de austeridad. Igualmente en Alemania nuevas restricciones del gasto público están programadas y los trabajadores alemanes serían los primeros en sufrir en sus salarios, “las presiones deflacionistas” tan queridas por el Banco Central Europeo. Es decir cuánta solidaridad expresada con los griegos está de hecho basada en los intereses convergentes de los diferentes pueblos.
Es la sumisión, contra viento y marea, al principio de construcción actual de la UE que tan bien cuadra con los intereses de los grandes grupos alemanes la que llevaba, ayer, al ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schaüble, a mostrarse abiertamente amenazador : “Si hubiera incumplimientos” al programa de austeridad “los desembolsos se detendrían”, declaró, añadiendo : “Y entonces, la falta de pago amenazaría de nuevo a Atenas” Estas palabras del ayudante en jefe contra del turbulento soldado griego revelan su preocupación frente al crecimiento de la resistencia social y de las contradicciones ligadas al plan de la UE-FMI. Este sentimiento, añadido al aumento de las dudas sobre la capacidad de Madrid para reducir su endeudamiento, sacudió, ayer (3 de mayo NDT) todas las Bolsas. Un regreso de la crisis que subraya la necesidad urgente de hacer emerger una Europa verdaderamente solidaria. Que forzósamente termine con la emancipación de la dictadura de los mercados financieros.
Traducción de J.A.