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Caracoles semidesiertos y tensión, el panorama

Publie le Viernes 24 de junio de 2005 par Open-Publishing

También fueron suspendidas las clases en la zona

Caracoles semidesiertos y tensión, el panorama

Imperan nerviosismo y reserva entre los pobladores

por HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO

La Garrucha, Chis., 22 de junio. El poco usual panorama de caracoles
semidesiertos e indígenas semimudos comienza a ser común esta semana de
alerta roja zapatista. Los representantes de las juntas de buen gobierno
(JBG) no se encuentran en sus caracoles, lo mismo que en las cabeceras
municipales autónomas no están los concejos ni los representantes
comunitarios. Sólo gente haciendo su vida.

La Jornada lo constató hoy en Francisco Gómez, Primero de Enero y Che
Guevara, así como en el caracol Resistencia hacia un nuevo amanecer, en La
Garrucha. Todas las instalaciones de la sede autónoma rebelde en la selva
tzeltal se encuentran cerradas: las salas de la JBG El camino del futuro y
de la comisión de vigilancia, el café Ciberpozol, el colectivo de mujeres,
las tiendas cooperativas, el campamento civil, la biblioteca, la escuela
primaria y las oficinas de los concejos autónomos de Francisco Villa, San
Manuel, Ricardo Flores Magón y Francisco Gómez. Al igual que en Oventic,
sólo la clínica funciona.

"Se cierra la oficina por alerta roja", repiten cartulinas pegadas en las
puertas, algo que anuncia desde la entrada un trozo de lámina clavado en
una estaca y con el anuncio pintado con brocha gorda. Curiosamente, junto
al mural sobre la fachada de la JBG también se encuentra fijo con grapas un
cartel impreso que anuncia las dos confrencias que dictará el historiador
Immanuel Wallerstein este jueves y el viernes en San Cristóbal de las Casas.

"Pueden estar y mirar lo que quieran, pero no te voy a decir nada",
advierte un hombre que sale al paso de los enviados, luego de solicitar
sonriente y casi con candor que se identifiquen.

Un grupo de campesinos está sentado informalmente ante la casa del
colectivo de mujeres, pero es evidente que "echa el ojo" aquí en el centro
de gobierno rebelde. Del mismo modo, hay personas sentadas, apoyadas contra
los muros de las distintas instalaciones de gobierno.

O sea, abandonado no está el caracol, como tampoco las comunidades de
Moisés Gandhi y Patria Nueva, cabeceras de los municipios autónomos Che
Guevara y Primero de Enero, respectivamente. Allí, como en La Garrucha, San
Salvador, San Miguel, San Manuel y Nuevo Morelia, las familias zapatistas
llevan su vida normal, van y vienen de sus campos cargando azadones,
machetes y costales.

Pero todos están muy atentos y nerviosos, inclusive los niños, que estos
días no tienen clases. Los comercios de los rebeldes también están cerrados
en todas partes, incluidos el comedor Compañera Lucha y la tienda Nuevo
Arco Iris, en el crucero de Cuxuljá.

A orillas de la carretera rumbo a Palenque, la escuela Subcomandante Pedro,
del municipio Primero de Enero, a un kilómetro de la ciudad de Ocosingo,
habla hoy sólo mediante sus vistosos murales, pintados por manos indígenas
(es decir, no por artistas y grafiteros urbanos, autores de buena parte de
las obras en otras zonas zapatistas). Frente a la presidencia municipal
autónoma varios hombres se resguardan a la sombra de un gran árbol.

"Orita no están el concejo ni otras autoridades, sólo la comunidad. Pero
fotos sí pueden tomar", dice uno de ellos, sin camisa, pero al parecer a
cargo de recibir a quienes visitan el poblado.

"No tenemos nada que decir. Todo lo que ustedes necesitan saber está en los
comunicados que ya conocen", agrega. El calor del verano ha menguado porque
llueve de forma intermitente. Aquí también los niños andan sueltos, jugando
a orillas de la calzada de acceso a la casa de Primero de Enero, que hasta
1994 fue casco de una hacienda ganadera.

El de La Garrucha suele ser el único caracol que padece patrullajes diarios
del Ejército federal. No obstante, un indígena comenta que en estos días de
alerta zapatista no han pasado los convoyes militares, lo cual resulta
también excepcional.

Donde sí hay continuos movimientos de vehículos y tropas federales es en el
cuartel de Rancho Nuevo, en San Cristóbal de las Casas. Sobre la carretera
rumbo a Comitán y Ocosingo se ha vuelto a instalar un puesto de revisión
que opera discretamente, pero cuenta con una peculiar batería de vehículos
ligeros alineados, como si estuvieran a punto de una persecución o algo
parecido.

En el tercer día de la alerta roja decretada por el EZLN, todo indica que
no resta sino esperar los resultados y las decisiones de la amplia consulta
que realizan el ejército rebelde, los comandantes civiles, las JBG, los
concejos autónomos y las bases de apoyo. La reserva con que los indígenas
actúan sugiere tensión y alerta.

En las comunidades no zapatistas cerca de Ocosingo y en la cañada de
Patihuitz la vida parece más "normal", pero reina una sorda incertidumbre.
También tensión, incluso reserva.

http://www.jornada.unam.mx/2005/jun05/050623/008n1pol.php