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Déjalos caer

Publie le Jueves 24 de marzo de 2005 par Open-Publishing

Por Juan Barbagelata
Paraná, Entre Ríos, Argentina.

“Las piedras siempre caen hacia abajo”
Fernando Savater. Etica para Amador.
 

Parece ser que no siempre las piedras cayeron hacia abajo, o al menos eso es lo que planteó la iglesia Católica cuando Galileo Galilei realizó los descubrimientos sobre la ley del péndulo y los centros de gravedad de los sólidos.

Galileo comenzó estudios de medicina en la universidad de Pisa, su ciudad natal, en 1581 luego, atraído por la geometría y el movimiento de los cuerpos se dedicó a las matemáticas y la física, siendo profesor en la misma universidad donde se capacitó.
Estudioso de la teoría de Copérnico, según la cual el centro del universo era el sol, mientras la tierra y los demás planetas giraban alrededor de él. De esta manera sentó las bases para el postulado científico de la ley de gravedad llevado a cabo por Isaac Newton.
Un descubrimiento más que importante para la humanidad que fue rechazado de plano por la jerarquía eclesiástica y que le costó a Galileo Galilei dos juicios por los tribunales de la Santa Inquisición e incluso la prohibición de continuar con sus investigaciones. Esto sucedía en 1616.
 
Una persona con dos dedos de frente comentaría “pero que necios!”.
Otra persona con esos dos dedos de menos diría “bueno, pero fue hace mucho y no estaban los conocimientos necesarios, además errar es humano...”
 
Marzo de 2005.
Ante el pedido del presidente de la república Argentina Néstor Kirchner, de remover al Obispo castrense Antonio Baseotto de su puesto por comentarios, en principio contra el ministro de Salud de la Nación por defender la anticoncepción y luego por otros comentarios antisemitas de dicho personaje, el Vaticano confirma a Baseotto en su puesto, dado que es un comentario equivocado “humano”. Ante este escándalo salen a la luz nuevos detalles que son por lo menos espeluznantes. El Vicario castrense, Monseñor Pedro Candia, fue antes que religioso militar perteneciente a las fuerzas armadas y se fue de baja del ejército luego del fallido alzamiento carapintada de Semana Santa de 1987 en contra de un gobierno democrático. Dejó el ejército para abrazar los hábitos.
El secretario general de este Obispado es el presbítero Zanchetta, conocido por ser confesor de los torturadores y asesinos de los grupos de tareas de la ESMA durante la dictadura militar argentina. Sabemos que la ESMA fue el campo de concentración más grande de Latinoamérica, destinado a la tortura y desaparición sistemática de civiles durante la dictadura.
Baseotto fue defendido desde el Vaticano por el Nuncio Adriano Bernardini, en representación del Papa Juan Pablo II.
Mientras, en el Vaticano se libra una de las más fuertes luchas por el reemplazo del agonizante Juan Pablo II, una lucha de poder que deja al descubierto la estructura de ambición y manejo político de la religión mas grande y poderosa de occidente.
 
Enciendo la tv y las noticias pantallean comentando que la Conferencia Episcopal Argentina se expide ante los hechos hablando de “error humano” . Declaran que “deseamos que se encuentre una pronta solución a este desacuerdo y que el incidente no sea más que un episodio pasajero”.
Declaraciones complementadas desde la Santa Sede por el Secretario de Estado del Vaticano Angelo Soldano al decir “lo mejor es echar un manto de olvido”.
Bastante desafortunada declaración que me lleva a revisar un poco la historia, de América, y de la Iglesia Católica en relación a otros hechos “humanos”
 
Las instituciones, cualquiera que sean, no son entidades abstractas, están integradas por personas. Estas personas al obrar en un sentido cualquiera le están dando el carácter a la institución. Pasa con el Vaticano, con los gobiernos nacionales y con las empresas multinacionales.
Si George W. masacra Irakíes, no es un “error humano”, tiene un país detrás que lo avala, con el apoyo y con el voto.
Si un Obispo declara que hay que “atarle una piedra al cuello y tirarlo al mar” al ministro de un país, tiene una institución que lo avala. En este caso la de la caridad cristiana.
Pero vamos a la historia.
 
América, a la llegada de Cristóbal Colón por encomienda de Isabel “la católica” en 1492, ya estaba poblada desde 30.000 años antes.
Tenía desarrolladas sociedades muy avanzadas. Entre ellos los Aztecas, los Mayas, y los Incas. Estas culturas respetaban a los seres vivos, no practicaban caza deportiva y cuidaban el medio ambiente. Siendo los más respetados los ancianos y los niños porque eran la sabiduría y el futuro de su civilización.
Américo Vespucio, en “El nuevo Mundo” escribe “estos salvajes no tienen leyes ni fe y viven en armonía con la naturaleza. Entre ellos no existe la propiedad privada, porque todo es comunal. No tienen fronteras ni reinos, ni provincias, no tienen rey.
No obedecen a nadie, cada uno es dueño y señor de sí mismo. Son un pueblo muy prolífico, pero no tienen herederos porque no tienen propiedades. Sin duda estamos cerca de un paraíso terrenal”.
Obviamente no era la idea del paraíso terrenal que se manejaba en el Vaticano.
 
Entonces Colón, con la venia de Isabel “la católica” se lanza al saqueo de América, que durante las dos primeras décadas provee de 15.000 kilos de oro a la corona de España.
En 1493 los reyes de España le solicitan al Papa Alejandro VI la confirmación sobre la propiedad de lo que llamaban las Indias Occidentales.
El Vaticano decidía quién era dueño de tierras que no le pertenecían justificando el saqueo y la matanza que se llevó a cabo en América durante los 500 años posteriores y que nos alcanza hasta hoy bajo otras máscaras pero con el mismo interés.
La difusión de la religión católica y los beneficios materiales compensarían a la iglesia de las pérdidas ocasionadas a causa de la Reforma Protestante.
 
Podemos decir que fue otro “error humano”?
 
Es interesante saber quién gobernaba la iglesia Católica en esa época.
 
Alejandro VI, originalmente llamado Rodrigo Borja e italianizado como Borgia, había comprado su papado a través de su dinero amasado durante años al frente de la Cancillería vaticana. El hijo de Alejandro VI fue modelo de personaje para “El príncipe” de Nicolás Maquiavelo. En esta obra dice “Alejandro VI no hizo nunca otra cosa que engañar a los hombres, y siempre encontró medios de poder hacerlo. No existió nunca un hombre que tuviera mayor eficacia en aseverar, y con mayores juramentos afirmara una cosa, que al mismo tiempo la observara menos. Mostró cuánto puede prevalecer un Papa con el dinero y la fuerza”.
Fue uno de los Papas más corruptos de la historia. Gastaba las donaciones destinadas a los pobres en orgías lujosas en las que mantenía relaciones con jóvenes de los dos sexos y según se dice con su propia hija Lucrecia Borgia, con quién tuvo un hijo-nieto. Lucrecia fue nombrada regente plenipotenciaria del Vaticano en ausencia de su padre.
 
Podemos decir que fue otro “error humano”?
 
En la bula papal que emitió para autorizar a los reyes católicos a apoderarse de los territorios de América menciona que se pueden conquistar siempre y cuando no estén bajo el mandato de otro príncipe cristiano, por ende, todo lo que quieran saquear.
 
Fray Bartolomé de las Casas escribe en su “Historia general de las Indias”: “ los cristianos con sus caballos y sus espadas y lanzas comienzan a hacer matanzas y crueldades en ellos. Entraban en los pueblos, ni dejaban niños ni viejos, ni mujeres preñadas y paridas que no desbarrigaran. Hacían unas parrillas de varas sobre horquetas y atábamos en ellas y poníanles debajo fuego. De aquí comenzaron los indios a buscar maneras para echar a los cristianos de sus tierras y posesiones en armas”.
Ante la desaparición de la mano de obra gratuita por rebelión y muerte, el Papa Nicolás V, con otra bula papal otorga el derecho de esclavizar a los “infieles” de Africa. Así comenzó el tráfico de esclavos negros hacia América entre los siglos XV y XIX que le costó al continente africano 30 millones de personas que fueron vendidos como cosas en las colonias.
 
Podemos decir que fue otro “error humano”?
 
Tal vez, si nos ponemos demasiado flexibles.
 
Entonces para que seguir machacando con historia vieja a la que conviene “echar un manto de olvido”.
Y llegamos al siglo veinte, y leemos en los diarios que el Vaticano declara una conspiración “anticatólica” en relación a los millones de dólares en juicios por abuso de menores que viene sobrellevando la iglesia en los Estados Unidos.
Y aparecen pantallazos al azar.
El Papa Juan Pablo I, un renovador de la iglesia, que muere en forma misteriosa a los treinta días de haber asumido su papado.
El Cardenal Marcinkus, jefe de seguridad de Juan Pablo II, envuelto en un escándalo de blanqueo de dinero del tráfico de armas con la Logia P2.
 
El misterioso “suicidio” de Licio Gelli, ahorcado en un puente por el mismo escándalo bancario
 
Podemos decir que fue otro “error humano”?.
 
Y llegamos a la actualidad con la agonía del Papa Juan Pablo II y las conspiraciones de pasillo para apoderarse del manejo del Vaticano y sus crisis de imagen y sus paranoias de conspiraciones en su contra y lo único que se me ocurre es que hay que respetar la ley de gravedad.
“Las piedras siempre caen hacia abajo”.
 
Entonces déjalos caer.

Bibliografía:
Historia del Almirante. Hernando Colón.
Enciclopedia Británica en Español.
La conquista de América. Tzvetan Todorov.
Historia del cristianismo. Paul Jonson.
Los mitos de la historia Argentina. Felipe Pigna.
Los héroes malditos. Pacho O’ Donnell.
Historia general de las Indias. Fray Bartolomé de las Casas.
El príncipe. Nicolás Maquiavelo.