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El nuevo Papa va a tener que enfrentar desafíos no administrados por Juan Pablo II

Publie le Miércoles 6 de abril de 2005 par Open-Publishing
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Humo blanco sale de la Capilla Sixtina: El nuevo Papa se ha elegido.

“Esperamos que sea electo un Papa de América Latina, África o Asia. Un hombre que abra, en la Iglesia, el debate en torno de los temas congelados por Juan Pablo II: células madre o troncales, moral sexual, celibato facultativo, papel de la mujer en la Iglesia, uso del preservativo, etc. Sobre todo, un papa que anteponga el Evangelio al derecho canónico, el amor a la ley, la misericordia a la disciplina, la justicia a las conveniencias, la alegría al dolor, la libertad a la opresión”. Con esta afirmación de Fray Betto, uno de los más importantes exponentes de la Teología de la liberación en Brasil, se traduce el sentimiento de la iglesia progresista del país. Es hora de repensar los rumbos de la Iglesia y aceptar el pluralismo. El nuevo Papa va a tener que enfrentar desafíos no administrados por Juan Pablo II, como la epidemia del Sida, el celibato de los sacerdotes, el movimiento ecuménico y los oficios religiosos, la disminución del número de fieles y sacerdotes.

Incluso hasta aquellos que no están tan identificados con la línea progresista como el “papable” arzobispo de San Pablo, Cláudio Hummes, dice que es hora de repensar la iglesia y modernizarla. En entrevista para Globonews, ayer en la noche, declaró que para cada pontificado hay una nueva iglesia. Hummes afirmó que Juan Pablo II durante su pontificado hizo a la iglesia “vivir” las decisiones del Concilio Vaticano II y ahora es hora de repensarla y reinsertarla en la sociedad, ante los avances de la ciencia y de las culturas, resaltando la necesidad de discutir la bioética y el papel de la mujer.

El monje benedictino Marcelo Barros opina que el Cónclave servirá para que los cardenales analicen la situación actual de la Iglesia Católica y enumeren ciertos criterios a partir de los cuales deberá ser escogido el próximo Papa, y cree que tienen que asumir el compromiso de volver a la simplicidad del Evangelio y unirse a las otras Iglesias en el testimonio del amor divino para con la humanidad. Y arriesga: “Probablemente, desde el mundo entero, llegarán pedidos para que se valorice una mayor autonomía de las Iglesias locales, se reencuentren caminos de un más profundo diálogo de la Iglesia con el mundo actual, con las otras Iglesias cristianas y con las demás religiones”.

El sacerdote Marcelo recuerda además que, desde la década del 60, muchos fieles y obispos ilustres como Don Helder Cámara, proponen que el Papa renuncie al cargo de Jefe de Estado, entregue el Vaticano para ser un Museo de la Humanidad y asuma plenamente el cargo de obispo de la Iglesia local de Roma, colocando el primado “petrino” al servicio de la unidad de las Iglesias y de la paz mundial. Sostiene que la Iglesia Católica debe aceptar la recomendación que los obispos latinoamericanos hicieron en 1968, en su 2a asamblea general en Medellín, Colombia: “Que se presente cada vez más nítido el rostro de una Iglesia auténticamente pobre, misionera y pascual, desligada de todo el poder temporal y valientemente comprometida con la liberación de todo ser humano y de toda la humanidad” (Medellín. 5, 15 a)

Para Don Tomás Balduíno, presidente de la Comisión Pastoral de la Tierra, ahora existe la posibilidad del “surgimiento de la fuerza de las iglesias y eso va a fortalecer la expresión de las identidades plurales del mundo". Defiende que esa pluralidad tiene que ser respetada ya que las diversas culturas no pueden ser tratadas de la misma forma a partir de Roma, de manera universal. “Una Iglesia es la de Brasil y la de Uruguay, por ejemplo; y otra la de Europa y Estados Unidos".

El obispo emérito de São Félix do Araguaia (en Mato Grosso), Don Pedro Casaldáliga, 77 años, sostiene que un Papa que no tenga las mismas resistencias anticomunistas de orden personal de Karol Wojtyla a un abordaje de la fe que flirtee con el marxismo, podría en tesis, ensanchar el camino para la recuperación de la Teología de la liberación. El obispo opina que el perfil de la elección de la curia también es importante porque, recuerda, parte importante de la resistencia del Vaticano a esa doctrina venía de los consejeros más cercanos del Papa, como el cardenal alemán Joseph Ratzinger.

Perspectivas teológicas

La "Conferencia sobre el Cristianismo en América Latina y el Caribe - Trayectorias, diagnósticos, prospectivas", que reunió en agosto de 2003 a más de 700 teólogos de toda América Latina en San Pablo (PUC-SP), ya muestra el camino que los latinoamericanos defienden. Discusión, inclusive, profundizada en el Foro Mundial de la Teología de la liberación, ocurrido este año en Porto Alegre, donde se profundizaron aspectos importantes de la teología orientada hacia las minorías sociales.

João Batista Libânio, doctor de la Universidad Gregoriana de Roma y profesor del Centro de Estudios Superiores de la Companía de Jesús, destacó en San Pablo la perplejidad del Cristianismo ante los cambios actuales. Entre los enfrentamientos sociopolíticos y económicos, destaca: el neoliberalismo y el mundo de los pobres y la confrontación con la subjetividad del intercambio competitivo, donde el cristianismo sugiere una colectividad y la tecnología y el ritmo de la vida moderna aleja a las personas de la convivencia social. Sin embargo, sugiere algunas pistas pastorales, como una agenda temática a partir de América Latina y del Caribe, que incluye el papel de la mujer en la sociedad y en la Iglesia; la confrontación con la ignorancia; el pasaje de un nivel de información a la praxis; y el pasaje de una fe individual a la comunitaria y comprometida, creando una red de comunidades.

En el mismo encuentro, Don Demétrio Valetin, obispo de la Pastoral del Emigrante, propone que se apueste a la visión bíblica de "Iglesia del pueblo de Dios"; reuniendo nuevamente al pueblo en comunidades; cultivando la práctica liberadora del Evangelio; cultivando la lectura popular de la Biblia; y buscando un nuevo modelo de Iglesia. “Una Iglesia más participativa; superando las dicotomías y cultivando la fraternidad; diversificando los ministerios; valorizando los nuevos sujetos eclesiales; y fortaleciendo la solidaridad y el compromiso con la causa de la vida”.


Fuente: Adital
Traducción: Daniel Barrantes