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El Salvador: Los gritos de la violencia

Publie le Jueves 5 de mayo de 2005 par Open-Publishing
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Después de San Salvador, San Miguel es el departamento que presenta más casos de violencia intrafamiliar en ese país de América Central. Los golpes, gritos, abusos psicológicos, sexuales y malos tratos en contra de mujeres, niños, niñas y personas de la tercera edad son problemas cotidianos en ese departamento salvadoreño.

(Mujereshoy) Según el Instituto Salvadoreño para el Desarrollo de la Mujer (ISDEMU), San Miguel, departamento oriental del país, ocupa el segundo lugar en casos de violencia intrafamiliar. La nada honrosa segunda posición de los migueleños solo es superada por los casos que se reportan en San Salvador.

Las oficinas de ISDEMU, los tribunales y la Fiscalía reciben a diario denuncias de agresiones intrafamiliares. El promedio es de 10 denuncias diarias procedentes de las zonas urbana y rural del departamento.

Datos estadísticos del ISDEMU demuestran que durante los primeros tres meses del año 2005, en San Miguel se atendieron 283 víctimas de violencia intrafamiliar, mientras que en 2004 y en esa fecha se brindó atención a 238 personas. Esto significa que la cifra aumentó un 15 por ciento en relación con el año pasado.

Las causas

Para la coordinadora del ISDEMU en San Miguel, María Antonieta Pinto de Rosa, el incremento de casos se debe en parte a que las mujeres poseen una mayor cultura de denuncia y considera que eso es “gracias a las reformas en el Código Penal y a las campañas de concienciación que llevan a cabo en forma conjunta algunas instituciones gubernamentales”.

Pinto de Rosa sostiene que los orígenes de la violencia intrafamiliar son culturales, ya que la sociedad salvadoreña aún se rige bajo la organización del patriarcado, en el que los hombres se encargan de ejercer poder y sometimiento ante aquellas personas más vulnerables.

Lo más común en estos casos es que el victimario ejerza su fuerza y poder mediante gritos, insultos y violencia psicológica. Luego están los golpes y las agresiones sexuales, hasta llegar al peor de los casos: el homicidio.

Buscando salidas

La información y el cambio cultural de las conductas agresivas y dominantes figuran como las principales soluciones contra la violencia intrafamiliar.

Tanto la víctima como el victimario deben estar conscientes de que ninguna persona tiene el derecho de maltratar, violentar o ultrajar a otra que se encuentre en situación de desventaja o vulnerabilidad, es decir, de un esposo a una esposa y viceversa o de los padres hacia sus hijos menores y de los hijos hacia sus padres.

Precisamente esto es lo que se da a conocer en las campañas de concienciación que desarrolla el ISDEMU en sus oficinas departamentales y en las visitas que efectúan a instituciones educativas, unidades de salud y casas comunales de municipios y zonas rurales del país.

Ana, una vida llena de golpes

Ana (nombre ficticio) tiene 25 años de edad y es madre de dos niñas, de cuatro y ocho años de edad.

A los 17 años empezó a vivir con un hombre que la doblaba en edad. Al principio la trataba muy bien, pero una vez que su hija nació, empezó a beber, justificando tal acción porque su sueño “había sido ser padre de un niño”.

Una Navidad llegó completamente ebrio a la casa y sin importarle que Ana tuviera en sus brazos a su hija de un año, la golpeó y la echó de la casa.

Durante tres años estuvieron separados, hasta que el hombre dejó de beber y nuevamente la buscó. Le prometió que jamás volvería a tomar y que esta vez se casarían ante un abogado.

La pareja contrajo matrimonio civil y luego contrajeron nupcias por la vía religiosa. Manuel (nombre ficticio) se hizo evangélico y cambió de manera positiva.

Sin embargo, hace un año, y cuando ya eran padres de dos niñas, el hombre volvió a llegar ebrio a la casa. Esta vez no la golpeó, pero le confesó que mantenía relaciones con una mujer que también acudía a la iglesia.

Al siguiente día, cuando el hombre estaba sobrio, Ana le pidió explicaciones. No recibió más que golpes. Sin necesidad de que la echara de la casa, Ana decidió irse y llevarse a sus dos hijas.

Nuevamente vino el perdón; sin embargo, otra vez, hace 15 días, Ana volvió a ser víctima de los golpes de su esposo quien, esta vez, sí fue denunciado.

Hechos

El agresor, generalmente, es alguien cercano a la víctima.

El agresor es, generalmente, una persona normal que no logra controlar su agresividad y que está convencida de que su rol en las relaciones de pareja y de familia es la de dirigir, controlar, disciplinar y ser obedecida.

El agresor puede ser una persona con rasgos de personalidad antisocial que ejerce conductas violentas dentro y fuera del hogar.

Los agresores dependientes son personas celosas y agresivas que sólo descargan su conducta violenta en el interior del hogar.

La mayoría de las víctimas de violencia intrafamiliar son mujeres y la mayoría de los agresores son hombres.

Las víctimas presentan características físicas y psicológicas que las pueden convertir en personas inseguras y que se aíslan para que no descubran su condición de abuso.


Fuente: La Prensa, El Salvador (Flor Lazo)

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