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EL PANDEMÓNIUM PSICOESTRUCTURAL SOCIALDEMÓCRATA REFORMISTA BURGUÉS.

par FREDDY SUBDIAGA

Publie le Viernes 18 de noviembre de 2016 par FREDDY SUBDIAGA - Open-Publishing

EL PANDEMÓNIUM PSICOESTRUCTURAL SOCIALDEMÓCRATA REFORMISTA BURGUÉS.

«La emancipación de la clase obrera debe ser obra de los obreros mismos; que la lucha por la emancipación de la clase obrera no es una lucha por privilegios y monopolios de clase, sino por el establecimiento de derechos y deberes iguales y por la abolición de todo privilegio de clase»
K. Marx

ASOCIACIÓN INTERNACIONAL DE LOS TRABAJADORES
(PRIMERA INTERNACIONAL COMUNIISTA)
27 de octubre de 1864

Pandemónium, una especie de sortilegio misterioso e irresistible que producen sobre los desclasados, alienados y subordinados una auto repulsión a la lucha de clases, bajo los encantos de la cultura de la clase dominante en esta sociedad capitalista y rentista. Es una actitud asumida por los eruditos de la escolástica academicista, que creen que las tinieblas se unen con la luz y viceversa. Y propagan en la psiquis colectiva el anticomunismo, adornando la apología al sistema de explotación del ser humano y la expoliación de los recursos naturales, donde las fracciones de la burguesía con sus contradicciones no antagónicas: alta burguesía republicana o socialdemócrata, la pequeña burguesía republicana- socialdemócrata, que convergen en la oposición oligarca y apátrida; todos haciendo uso de su instrumento del poder político (Estado) con sus embaucadores de oficio a nivel nacional e internacional, (Fedecamaras, Sistema Bancario, Consecomercio, Partidos…; ONU, OTAN, FMI, OEA…; Instituciones Científicas, Eclesiásticas, Jurídicas, Militares y Universitarias…) para doblegar al proletariado que sirve como relleno de la jugosa arepa devorada por estos estamentos de la oligarquía rentista y parasitaria.
Hagamos una breve retrospectiva con Federico Engels y escudriñemos en su obra: Del Socialismo utópico al Socialismo Científico. Cotejando en nuestro tiempo la lucha de intereses no antagónicos (entre las capas de la burguesía financiera, la industrial y la comercial, que siempre se ponen de acuerdo), donde el proletariado manual e intelectual del campo y la ciudad es la carne de boca de cañón:
“Pero, junto al antagonismo entre la nobleza feudal y la burguesía, que se erigía en representante de todo el resto de la sociedad, manteníase en pie el antagonismo general entre explotadores y explotados, entre ricos holgazanes y pobres que trabajaban. Y este hecho era precisamente el que permitía a los representantes de la burguesía arrogarse la representación, no de una clase determinada, sino de toda la humanidad doliente. Más aún. Desde el momento mismo en que nació, la burguesía llevaba en sus entrañas a su propia antítesis, pues los capitalistas no pueden existir sin obreros asalariados, y en la misma proporción en que los maestros de los gremios medievales se convertían en burgueses modernos, los oficiales y los jornaleros no agremiados transformábanse en proletarios.

Esa antítesis proletaria, al capitalismo no puede levantarse sino rompe con ese hilo simbiótico político, social, económico y cultural de la Psicoestructura del modelo de producción explotador y depredador. Entendiendo como simbiosis esa relación estrecha entre dos organismos que no pueden vivir el uno sin el otro. Simbiosis concepto de la Biología que llevándose al plano del desarrollo de las fuerzas socioproductivas donde la asociación que entre sí establecen, surge la contradicción de clases, y de la misma al menos uno de ellos se beneficia y, precisamente no es el proletariado. Por lo tanto, la clase dominante entra en pánico y se percata que una verdadera revolución obrera-campesina pueda romper con la simbiosis psicoestructural reformista burguesa. Ya que si uno de los dos muere, la vida del otro peligra de manera inmediata. Es decir, que si el Proletariado asume su concepción de Clase Liberadora (Clase Obrera) se acabaría el sistema anarquizado del capitalismo, cediéndole el paso al Socialismo Científico.

Ahora bien, el proletariado y el campesinado venezolano junto a la clase obrera, vienen enfrentando con gallardía toda una parafernalia ideopolítica reformista, conservadora, pseudo socialista y anticomunista; donde los reflejos condicionados por la falsa conciencia de clase, algunos factores recurren a la supuesta colaboración y conciliación de clases y pragmáticamente pretenden que el patrocinio empresarial o mecenazgo, financie la revolución obrera campesina; cuyo antecedente se remonta a la Roma del siglo I. Contradiciendo la máxima de nuestro Carlos Marx: “La emancipación de la clase obrera debe ser obra de los obreros mismos”.
Por tal premisa, la Clase Obrera debe asumir su rol histórico y, en lo esencial debe procurar organizar su propio partido político (Partido Comunista de Venezuela) o queda desarmada ante sus adversarios políticos, enemigos ideológicos y de clase.

Partido que cohesionado e impregnado por la guía científica del Marxismo-Leninismo, se fortalece en la unidad ideológica, optimiza la unidad orgánica y desarrolla una sola disciplina; con el propósito de lograr el objetivo histórico de la toma del poder político por la misma clase obrera, poder político para romper la simbiosis del Estado burgués e instaurar el Estado Democrático Popular Revolucionario. Estado conducido por una Dirección Colectiva articulada con la expresión concentrada de la clase obrera, el campesinado y la intelectualidad revolucionaria, que en el ejercicio de la Soberanía Popular: Planifica, Organiza, Direcciona, Ejecuta y Revoluciona la Planificación Científica y tecnológicamente la Producción de Obras, Bienes y Servicios, bajo el control social de las y los trabajadores sobre los medios y objetos del nuevo modo de economía socialista; estableciendo la administración y distribución de la misma bajo el concepto de cada quien su capacidad, a cada quien su trabajo, para elevarse a la máxima comunista de cada quien su trabajo, a cada quien su necesidad.

Entonces, el socialismo hoy, no puede seguir siendo la modorra psíquica de 1847 un simple movimiento intelectual burgués, muy respetable por las elites del capital; que desdeñaban del comunismo, por ser la expresión concentrada del movimiento obrero, el comunismo era para aquellos todo lo contrario. Algo parecido con nuestra actualidad, no es pura coincidencia, es la Psicoestructura heredada de la socialdemocracia reformista burguesa europea, reproducida cosmetológicamente por los sesudos tecnócratas y burócratas pseudos revolucionarios, alienados simbióticamente al “Estado benefactor burgués”, cuyo modo de vida es consecuencia de generar periódicamente crisis económicas (antieconómicas).

Veamos dialécticamente las experiencias y comportamiento de las capas y clases sociales con las crisis económicas y el tratamiento del Estado a estas crisis, en Las Luchas de Clases en Francia de 1848 a 1850, y, como esto ha sido transmutado a nuestro continente Latinoamericano-Caribeño:

“El déficit del Estado era precisamente el verdadero objeto de sus especulaciones y la fuente principal de su enriquecimiento. Cada año, un nuevo déficit. Cada cuatro o cinco años, un nuevo empréstito. Y cada nuevo empréstito brindaba a la aristocracia financiera una nueva ocasión de estafar a un Estado mantenido artificialmente al borde de la bancarrota”

A caso este círculo vicioso de la administración pública y privada ha desaparecido del subconsciente de la masa burocrática del instrumento del poder político (Estado), que solamente hoy, el proletariado preconsciente rasguña con un gobierno socialdemócrata reformista, como parte de la estructura de ese Estado, y, en el discurso promueve con intencionalidad obrerista, meras reformas a la base económica, acondicionándose la supraestructura a los intereses de las nuevas capas sociales dominantes, cuyo comportamiento simbiótico, se expresa en la confrontación y agudización de las contradicciones de las elites de la oligarquía criolla parasitaria, que se entre mescla con sus acólitos tanto de los nuevos burgueses y pequeñoburgueses, tanto de derecha y de izquierda que se enfrentan por mantener el control del Estado; entrampando en esa disputa al Movimiento Obrero Revolucionario. Volvamos a Las Luchas de Clases en Francia de 1848 a 1850:
“En general, la inestabilidad del crédito del Estado y la posesión de los secretos de éste daban a los banqueros y a sus asociados en las Cámaras y en el trono la posibilidad de provocar oscilaciones extraordinarias y súbitas en la cotización de los valores del Estado, cuyo resultado tenía que ser siempre, necesariamente, la ruina de una masa de pequeños capitalistas y el enriquecimiento fabulosamente rápido de los grandes especuladores. Y si el déficit del Estado respondía al interés directo de la fracción burguesa dominante, se explica por qué los gastos públicos extraordinarios hechos en los últimos años”.

Con esta crítica lo que deseamos es fortalecer los enormes esfuerzos que viene haciendo el Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela Nicolás Maduro Moros, en el intento de romper el cerco simbiótico tecnocratismo, burocratismo y la corrupción de este Estado Burgués. Nadie debe obviar, primero, las lecciones de Libertador Simón Bolívar en combatir los desmanes de la corrupción del Estado Colonial y, así sucesivamente hasta nuestros tiempos, donde las luchas de la Insurgencia Popular Revolucionaria que antecedieron a la democracia representativa, reformista punto fijita; al Gobierno Bolivariano del Comandante Chávez y Maduro; sus principales demandas se expresaban en parar la dilapidación de los recursos naturales y el derroche de los tributos del Estado. Segundo que tampoco se puede dejar de valorar la voluntad patriótica y nacionalista en esa disponibilidad de distribuir el Producto Interno Bruto en toda la Nación, por la vía de las Misiones Sociales, pero también para nadie es un secreto los viejos vicios heredados de esas Instituciones Estatales. Retomemos Las Luchas de Clases en Francia de 1848 a 1850:
“Las enormes sumas que pasaban así por las manos del Estado daban, además, ocasión para contratos de suministro, que eran otras tantas estafas, para sobornos, malversaciones y granujadas de todo género. La estafa al Estado en gran escala, tal como se practicaba por medio de los empréstitos, se repetía al por menor en las obras públicas. Y lo que ocurría entre la Cámara y el Gobierno se reproducía hasta el infinito en las relaciones entre los múltiples organismos de la Administración y los distintos empresarios”.

Son estos los motivos que mueven y se reflejan en las pugnas a lo interno de esa mal llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que también salpica a sectores involucrados en el proceso de transformación bolivariana y, que quedan al descubierto cuando sugieren políticas de reprivatización de las empresas de suministro a las empresas del Estado, dejando de entrever las rémoras psicoestructurales de las mafias de las capas financieras pervertidas que aprovechan el manejo doloso de las finanzas del Estado, quedando cortos los anuncios de activar el aparato productivo, desvaneciéndose recursos financieros y no financieros, que a simple vista se nota la no activación de la producción, de manera que desde la Asamblea Nacional la oligarquía parasitaria maniobra con su sequito de legisladores, para acelerar la conflictividad entre sus sectores moderados pero atizando sus sectores reaccionarios y fascistas, para enfrentar al bloque de la patria y con esto pretender derrotar al Gobierno Bolivariano. Demos otro vistazo a Las Luchas de Clases en Francia de 1848 a 1850:

“Mientras la aristocracia financiera hacía las leyes, regentaba la administración del Estado, disponía de todos los poderes públicos organizados y dominaba a la opinión pública mediante la situación de hecho y mediante la prensa, se repetía en todas las esferas, desde la corte hasta el café borgne, la misma prostitución, el mismo fraude descarado, el mismo afán por enriquecerse, no mediante la producción, sino mediante el escamoteo de la riqueza ajena ya creada”.

La pérdida del privilegio de tener la oligarquía criolla parasitaria en sus manos directamente el control del Gobierno y las demás ramas del Estado, la irrita y la disloca, que en el desespero de volver a sus andadas con mayor libertad recurre a sus pares transnacionales y con su característica de clase dominante impulsa y desarrolla un ataque contra la Patria Bolivariana, utilizando sus foros internacionales como la OEA, la ONU, la OTAN, entre otras; azuzando a sus acólitos borregos a cumplir con sus desenfrenos aberrantes de expoliar los recursos naturales y explotar las fuerzas creativas, innovadoras y productivas de todos los venezolanos y venezolanas; y para esto debe exigir la intervención extranjera, específicamente de su amo del Norte, el imperialismo estadounidense-europeo. Por lo tanto, no es verdad que quieran dialogar, lo que más desean es volver a tener en sus manos el poder político; veamos una vez más Las Luchas de Clases en Francia de 1848 a 1850:

“Señaladamente en las cumbres de la sociedad burguesa se propagó el desenfreno por la satisfacción de los apetitos más malsanos y desordenados, que a cada paso chocaban con las mismas leyes de la burguesía; desenfreno en el que, por ley natural, va a buscar su satisfacción la riqueza procedente del juego, desenfreno por el que el placer se convierte en crápula y en el que confluyen el dinero, el lodo y la sangre”.

El cotejo dialectico e histórico de este comportamiento de la oligarquía criolla apátrida, recoge tal grado de descomposición como nostalgia de la perversión de la aristocracia europea como está recogida en Las Luchas de Clases en Francia de 1848 a 1850:
“La aristocracia financiera, lo mismo en sus métodos de adquisición, que en sus placeres, no es más que el renacimiento del lumpemproletariado en las alturas de la sociedad burguesa”.

De todas estas experiencias, la oligarquía criolla con sus borregos pretende reproducir algunos episodios de esa lucha de clases, considerando al Gobierno Bolivariano, como el Gobierno Provisional de aquella época. Hoy conducido por un hombre de extracción obrera, con sensibilidad clasista, que enfrenta a la burguesía con las herramientas amelladas del capitalismo, como es este Estado reformista burgués, y con unos vecinos que juegan al derrocamiento de este proceso de Liberación Nacional. Citemos una vez más Las Luchas de Clases en Francia de 1848 a 1850:

“Del mismo modo que habían instalado en el Gobierno Provisional a un obrero al lado de la mayoría burguesa. ¡Organización del trabajo! Pero el trabajo asalariado es ya la organización existente, la organización burguesa del trabajo. Sin él no hay capital, ni hay burguesía, ni hay sociedad burguesa. ¡Un ministerio propio del trabajo! ¿Es que los ministerios de Hacienda, de Comercio, de Obras Públicas, no son los ministerios burgueses del trabajo? Junto a ellos, un ministerio proletario del trabajo tenía que ser necesariamente el ministerio de la impotencia, el ministerio de los piadosos deseos, una Comisión del Luxemburgo. Del mismo modo que los obreros creían emanciparse al lado de la burguesía, creían también poder llevar a cabo una revolución proletaria dentro de las fronteras nacionales”.

Para ir cerrando este trabajo en esta fecha ya a finales de este año, noviembre del 2016, que no le fue fácil al Gobierno Bolivariano, pero que tampoco se le hiso cómodo a nuestro pueblo venezolano que dignamente se enfrentó y sigue enfrentándose a los desmanes de la oligarquía apátrida, antihumana y parasitaria, pero también a las ineficiencias e ineficacias de la tecnocracia adocenada y la burocracia pervertida de este Estado Reformista y burgués.
De tal manera que nuestra Clase Obrera no puede quedarse entrampada esa ilusa benevolencia ancestral que en un periodo de prosperidad económica y esplendor cultural para la aristocracia romana y no para los esclavos, con el emperador Augusto. Un distinguido ciudadano de la aristocracia, llamado Cayo Cilnio Mecenas, debido a su apoyo “desinteresado” al arte y la cultura. Dio nombre al mecenazgo, y según por su caridad fue un protector reconocido de artistas y poetas, que fomentó el compromiso de la sociedad culta y poderosa de la época con las artes y las letras.
En ese sentido nuestro Movimiento Obrero Revolucionario, no puede pretender que su emancipación de la explotación. Liberación que debe ser obra de su propia lucha, de sus propios recursos y de su propia organización Partidista (Partido Comunista de Venezuela); le sea patrocinada o financiada por sus adversarios políticos y sus enemigos ideológicos y de Clase. Todavía siguen vigentes los considerando de los Estatutos de la Internacional Comunista:

ESTATUTOS GENERALES DE LA ASOCIACIÓN INTERNACIONAL DE LOS TRABAJADORES
(PRIMERA INTERNCIONAL COMUNISTA)

Que el sometimiento económico del trabajador a los monopolizadores de los medios de trabajo, es decir de las fuentes de vida, es la base de la servidumbre en todas sus formas, de toda miseria social, degradación intelectual y dependencia política;

Que la emancipación económica de la clase obrera es, por lo tanto, el gran fin al que todo movimiento político debe ser subordinado como medio;
Que todos los esfuerzos dirigidos a este gran fin han fracasado hasta ahora por falta de solidaridad entre los obreros de las diferentes ramas del trabajo en cada país y de una unión fraternal entre las clases obreras de los diversos países;

Que la emancipación del trabajo no es un problema nacional o local, sino un problema social que comprende a todos los países en los que existe la sociedad moderna y necesita para su solución el concurso teórico y práctico de los países más avanzados;

Escrito por Carlos Marx: Entre el 21 y el 27 de octubre de 1864
¡Proletarios de mi Patria Latinoamérica-Caribeña Uníos!
¡VIVA LA CLASE OBRERA!

FREDDY SUBDIAGA

MILITANTE DEL GLORIOSO PARTIDO COMUNISTA DE VENEZUELA