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18 AÑOS DESPUÉS DEL CARACAZO
José Gregorio González Márquez
caminosaltair@hotmail.com
En los días posteriores al “Caracazo”, conversé con una amiga que entonces era médico forense adscrita a la antigua PTJ. Me sorprendió el estado de ansiedad y nerviosismo en que se encontraba. Los aciagos días de febrero y marzo que había vivido, casi la llegan a desquiciar. Era tanta su depresión que decidió dejar el trabajo y dedicarse a descansar. La causa de esta decisión: la cantidad de muertos que vio en la Medicatura Forense. Me comentaba que comenzaron a hacer su labor como rutina pero, en la medida que pasaban las horas y llegaban más cadáveres, se sintieron desbordados por los acontecimientos. Para una persona acostumbrada a lidiar con muertos, tal cantidad de fallecidos rebasó, sus hábitos de trabajo. Según ella, los cuerpos fueron amontonados unos sobre otros hasta que colapsó la morgue.
Han transcurrido dieciocho años desde entonces. La represión desatada por los cuerpos policiales y las Fuerzas Armadas por esos días, evocó y desbordó la violencia desatada en la década de setenta. Los asesinatos, las persecuciones, las torturas y las desapariciones forzosas reaparecieron en Venezuela como medio para acallar el sentimiento de desesperación y rechazo a una política que buscaba ahogar al pueblo venezolano. Después de la coronación de Carlos Andrés Pérez, en el país se acentuó el clima de inestabilidad económica impulsado por las medidas impuestas desde el Fondo Monetario Internacional. El modelo de democracia perfectible vendido en el exterior resultó ser un tigre de papel.
La rebelión civil se desató en Caracas y el interior del país para extrañeza de los líderes quienes nos consideraban eunucos políticos; no hubo dirección ni concierto en el levantamiento del pueblo, la espontaneidad nos permite teorizar que con la simpleza del alma, los ciudadanos se cansaron de repetir cada año el mismo esquema. “El Gran Viraje” con su paquete de medidas económicas impuestas por Pérez, colmó la insatisfacción que el pueblo tenía pues siempre resultó perjudicado por ellas. El acaparamiento de alimentos, el aumento de precios y la desaparición del pan de la mesa del venezolano – entre otras causas - originó el descontento que marcó la historia de Venezuela. Hoy día, algunos sectores pretenden crear una situación parecida; se equivocan si intentan fomentar una escasez artificial de alimentos; el pueblo está claro y no se dejará engañar ni manipular, pues en la actualidad el estado le garantiza su sustento diario.
A dieciocho años no se ha hecho justicia con los miles de masacrados. Los juicios a los responsables duermen en brazos de la justicia. La insurrección popular de febrero de 1989 demostró que el pueblo tiene paciencia; pero, también disposición para combatir a sus enemigos.