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33 años después: Chile
José Gregorio González Márquez
caminosaltair@hotmail.com
Después de treinta y tres años, el pueblo chileno aún sigue marcado por el acto de felonía y proceder cobarde que encabezó el general Augusto Pinochet en contra de las instituciones y el gobierno legítimamente constituido. El 11 de septiembre de 1973 comienza para Chile una de las etapas más oscuras y aberrantes que pudo pasar a lo largo de su historia. Recordar ese día trágico resulta doloroso; sin embargo, más difícil es olvidar la cantidad de asesinatos, desapariciones forzosas, torturas, persecuciones y violaciones a los derechos humanos que el régimen asestó al pueblo chileno.
El compañero Presidente Salvador Allende, gana las elecciones el 4 de septiembre de 1970 con el respaldo del pueblo soberano, que le cede la responsabilidad de dirigir al país con el compromiso de caminar por los senderos del socialismo para fundar una sociedad donde la igualdad y la equidad permitieran al pueblo acceder a sus derechos primarios. El Presidente Allende fue sacado del poder usándose como pretexto la necesidad de salvaguardar la defensa de “la civilización occidental y cristiana” y “el respeto a la personalidad humana”. Paradójicamente, los militares que se sublevaron con la bendición de sectores civiles, se dedicaron a violar de manera consecutiva los derechos humanos; extirparon cualquier tipo de resistencia popular.
El asalto de los generales “defendió el derecho” de los capitalistas nacionales y extranjeros, supeditó los intereses del pueblo a los grandes capitales. El proceso revolucionario llevado adelante por la Unidad Popular lesionó las ganancias que los poderosos grupos foráneos tenían en Chile. Aún permanece latente en la memoria de los pueblos del mundo el cierre del Congreso Nacional, la proscripción de los partidos políticos de izquierda, la clausura de diarios y emisoras de radio que apoyaban al gobierno y lo que fundamentalmente generó el filofascismo: la violación de los derechos individuales y colectivos.
Treinta y tres años después, la presencia del Compañero Presidente y de todos los camaradas que murieron durante la dictadura de Pinochet, permanecen presentes en nuestra memoria pues representan los estandartes para seguir luchando por la vida y la democracia. No olvidemos las últimas palabras que Allende dirigió al pueblo chileno:
“ Trabajadores de mi patria: tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres de Chile este momento gris y amargo donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que mucho más temprano que tarde, de nuevo abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre digno para construir una sociedad mejor”
Mensajes
12 de septiembre de 2006, 00:48
resentido eso no mas...............