Portada del sitio > 38 años de Héctor Gallego
Este 9 de junio se cumplen 38 años de la desaparición y asesinato del sacerdote católico Héctor Gallego. No lo desaparecieron por fervoroso, misterioso o adulador de los poderes. Desde que llegó a Santa Fe de Veraguas, Héctor tomó partido por el campesinado empobrecido y explotado de la región. La organización campesina se hizo realidad.
El respeto al campesinado fue clave en el éxito de la organización campesina. A diferencia del vanguardismo y el izquierdismo que ve masas útiles para sus supuestos proyectos “revolucionarios”. Héctor Gallego encontró hermanos y compañeros campesinos llamados a ser sujetos de su propia liberación. En el lugar de “dirigentes” y seudo “comandantes” encontró responsables del trabajo de evangelización y educación popular para la organización comunitaria. La admiración del campesinado por el cura de Santa Fe tiene su base en el respeto con que Héctor Gallego siempre trato al campesinado.
En la historia novelada: “Héctor Gallego Esta Vivo”, un legado del equipo nacional de Pastoral Social-Cáritas Panamá, María López Vigil, su autora nos cuenta en una nota final que: “ Terminé este libro y lo di a leer a varios campesinos y campesinas que habían trabajado con Héctor. Los auténticos herederos de su inmenso legado. Leyeron, comentaron, quitaron, añadieron, hicieron sugerencias... Recordaron. Y al final se pusieron bravos. Bravísimos.
– ¿Y por qué carajo termina usted esto con Noriega? ¿Por qué remata con ese tipo?
Estaban furiosos. No respondí. Sólo los escuché.
– Ni mencione usted a esa porquería, ése ensucia de sólo mentarlo. Y además, aunque dijera la verdad, viniendo de él, esa verdad ¿ya pa’ qué? Como lo de hacerlo santo. Ta’ bueno, pero... Aquí en Santa Fe de Veraguas nos preocupa que haciéndolo un santo, trepándolo en los altares, poniéndole coronita, nos lo vuelvan a secuestrar. Mejor ¡se acabó! No hay que hablar ya más de cómo lo mataron. O de cómo lo hacen santo. Porque sólo hacen santos a los muertos. Y Héctor no está muerto. Está vivo. Termine el libro así. Escriba lo que es la gran verdad, la que importa, la que nadie puede ocultar: que Héctor está vivo.”
La responsabilidad del secuestro, desaparición y asesinato de Héctor es obra compartida por militares y oligarquía terrateniente de aquellos años. La Iglesia jerárquica se ha encargado de ir olvidando y matando la memoria de este sacerdote. Entendemos que el ejemplo y testimonio de vida de Héctor Gallego sigue siendo contraproducente para los intereses y privilegios que persigue la institución. Lejos de seguir el mensaje de Jesús, el Cristo, los seminaristas son “educados” para el compromiso con el sistema, NO para transformarlo, como lo hizo Héctor Gallego en Santa Fe.
El compromiso con la comunidad es el sentido de la Iglesia. La actual formación de los seminarista los aleja de este compromiso y los mentaliza para el servilismo y la obediencia ciega con el obispo y las conservadoras directrices que promueven empeñados en la preservación del sistema.
Casados con el poder, la gran mayoría de los obispos de la Conferencia Episcopal Panameña, están muy ocupados y embebidos en las buenas relaciones con los gobernantes para dedicarse a acompañar las luchas de sobre vivencia y defensa de la vida de los sectores comunitarios del campo y la ciudad.
La supuesta “neutralidad” de la Iglesia y de la gran mayoría de curas y religiosos evidencia su fervoroso apego al sistema de lucro y ganancia. Para la mayoría de los curas de hoy, la búsqueda de privilegios, canonjías y los repetitivos y aburridos ritos de misas desencarnadas de la realidad, ocupa más tiempo en sus vidas que, el acompañamiento y atención por los desvalidos, aplastados, marginados, empobrecidos, prostituidos, oprimidos y explotados de la sociedad. La mayoría de los sacerdotes leen en Mateo 25 su destino sin darse cuenta que esa lectura los atraviesa enteramente a ellos y a la institución: "Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis."
Héctor Endara Hill
Colectivo Panamá Profundo
08.06.2009