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Che Guevara: un hombre, una vida, dos muertos

Publie le Martes 20 de marzo de 2007 par Open-Publishing

« Pasa hoy a la doctrina de Marx lo que pasó más de una vez en la historia a las doctrinas de los pensadores revolucionarios y de los jefes de las clases oprimidas en lucha para su franqueo. De la viviente de los grandes revolucionarios, las clases de opresores los recompensan por persecuciones incesantes; acogen su doctrina por el furor más salvaje, por el odio más feroz, por los campañas más furiosos de mentiras y de calumnias. Después de su muerto, tratamos de hacerlo iconos inofensivos, de canonizarlas para decirlo así, de rodear su nombre de una aureola cierta con el fin de "consolar" las clases oprimidas y de mistificarlos; haciendo esto, vaciamos su doctrina revolucionaria de su contenido, la envilecemos y embotamos el filo revolucionario ". Este exergo de Lenin de una clarividencia notable que figura en el Estado y la Revolución no perdió nada de su agudeza. Este proceso es reeditado en contra del más emblemático de los pensadores revolucionarios: Ernesto Che Guevara.

El mythification del Che a través de la duplicación de su imagen tiende a ocultar su vida y su obra. No queda más que una analogía vaga y poética entre su pensamiento y la percepción actual expresada bajo una forma simbólica. La iconografía del Che funciona como una memoria-pantalla que desvía de lo que profundamente era: un revolucionario marxista. Es un estereotipo visual que propaga otros estereotipos y que acabado por matar el espíritu de su combate revolucionario.

La experiencia y los estudios del Che lo conducen a la conclusión que las contradicciones sociales no pueden ser sobrepasadas sin una rotura absoluta con el sistema capitalista. La Revolución socialista tal como la entiende se propone transfigurar la realidad con el fin de renovar las relaciones humanas. No podía concebir una Revolución sin una sublimación del individuo por la creación de un " hombre nuevo ". El Che no era un romántico, ni un vagabundo celeste y todavía menos un aventurero del espíritu. Fidel Castro lo subraya con razón: " Sonar con cosas imposibles se llama Utopias; luchar por objetivos no solo alcanzables, sino imprescindibles para la supervivencia de la especie, se llama realismo ". No podemos transformar positivamente la realidad por la crítica pura y la condena moral del sistema.

La verdad existe aunque no se manifiesta siempre. Los hombres deben manifestarla. A pesar de las funciones diversas de responsabilidad que ocupó, jamás traicionó sus principios. Perseguidiendo objetivos distintos, el Che se topó muy lógicamente con el modelo social-imperialista del URSS. El CIA y la KGB hasta cooperarán para desembarazarse de él en el momento de su tentativa revolucionaria en Bolivia.

No podemos valuar su acción y su pensamiento teniendo en cuenta solamente su fracaso temporal. Un revolucionario no acondiciona su empeño a la garantía de un éxito personal sino a la pertinencia de los objetivos. Nada todavía vino para invalidar la legitimidad de su lucha. Al contrario, la base material de su combate, la desigualdad social y el imperialismo, todavía se reforzó. Los focos encendidos por el Che abrasan de nuevo América latina y sus mejores hijos se inspiran en su ejemplo. Hugo Chavez y Evo Morales no hacen ningún secreto de esta filiación.

Ernesto Che Guevara pagó su probidad intelectual del tributo de su vida. Rendirle homenaje, es leer sus textos; perpetuar su memoria, es continuar la lucha; hacerle justicia, es sostener sus valores. A principios de las celebraciones de los 40 años de su muerte al combate, es más que el tiempo de devolver vigor a su pensamiento y vida a sus ideas.

Emrah KAYNAK