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Cuatro años más de Cheneyismo, Por Manuel E. Yepe
Publie le Miércoles 26 de marzo de 2008 par Open-PublishingUna bomba detonada al paso de un convoy militar de la fuerzas estadounidenses el domingo 23 de marzo en la zona sur de Bagdad provocó la muerte de los cuatro soldados que completaron la cifra de cuatro mil víctimas mortales de los ocupantes desde el comienzo de la invasión a Irak en 2003.
El hecho formó parte de una sangrienta jornada que incluyó las doce muertes, varias de ellas niñas, niños y mujeres, que dejó un ataque de helicópteros estadounidenses contra un pequeño pueblo en la provincia de Diyala, al noreste de la capital iraquí.
Otra explosión hirió a tres policías iraquíes al paso de su patrulla por el centro de Bagdad.
Coincidiendo con estos sangrientos hechos, el vicepresidente de los Estados Unidos, Richard Cheney, finalizaba una visita a Israel y los territorios palestinos, supuestamente dedicada a dar impulso al proceso de paz y debatir con el primer ministro de Israel, Ehud Olmert, “sobre diversos temas, incluidos los problemas en la franja de Gaza, el disparo de cohetes y asuntos regionales como la amenaza iraní". .
En su visita a los territorios ocupados, el vicepresidente de los Estados Unidos resaltó que su país se hallaba comprometido con la creación de un Estado palestino, pero que todas las partes tendrían que hacer "dolorosas concesiones" a ese fin.
El recorrido de Cheney incluyó antes visitas a Irak, Afganistán, Omán y Arabia Saudí y concluyó el lunes 24 en Turquía.
Las casi coincidentes giras por el Medio Oriente, Irak incluido, del candidato republicano a la Casa Blanca en las elecciones de noviembre, John McCain, y las vueltas por la región de Richard Cheney, han hecho entrever la posibilidad de que el futuro depare a la ciudadanía estadounidense otros cuatro años de “cheneyismo”.
Por extraño y cruel que parezca a la luz de la impopularidad record con que dejará la presidencia George W. Bush, nadie puede garantizar que los sentimientos racistas y el sexistas del adulto norteamericano medio no deparen a la humanidad la sorpresa de elegir a otro presidente de similar calaña, John McCain, y que ello signifique que la sombra de Cheney se mantenga vigente.
Es notorio que el vicepresidente Cheney ha sido el instrumento principal de la maquinaria neoconservadora, la que ha ejercido la mayor influencia en los procesos de toma de decisiones que han conducido al gobierno de George W. Bush a sus mayores fracasos, empezando por la guerra en Irak.
Una serie de artículos publicados en el periódico Washington Post acerca de la influencia del vicepresidente en la Administración de George W. Bush, revela que el equipo de trabajo que asiste a Cheney duplica en número al equipo del presidente y tiene más influencia en la orientación de la política del gobierno que cualquier otra fuente de asesoría de que disponga el mandatario. El equipo de Cheney se ocupa de “reescribir, modificar o bloquear cualquier iniciativa presidencial que no encaje en la línea de priorizar los intereses corporativos neoconservadores e imperiales de Cheney”, señala el periodista Gerald Plessner.
Incluso si el triunfador en las elecciones de noviembre fuera McCain y se propusiera modificar la situación, no le resultaría fácil purgar el gobierno de elementos de la maquinaria neoconservadora de Cheney o de los “lobbistas” promovidos por Bush.
Cheney ha sido la fuerza detrás de la llamada guerra contra el terrorismo. Su equipo ha orientado el desarrollo de la política de torturas y denegación de derechos civiles; la vigilancia ilegal de la ciudadanía; el uso de declaraciones firmadas para obstruir acciones legales del Congreso y la selección de jueces de la Corte Suprema.
Además de la vicepresidencia otros tres importantes ministerios -los de Estado, Justicia y Defensa- están actualmente controlados por las bandas de neoconservadoras y otros extremistas de la derecha, seleccionados casi siempre por Cheney y sus cohortes.
Por eso, todo indica que McCain no podría ejercer el derecho de nombrar a cientos de personas para cubrir puestos críticos, que habitualmente le ha estado dado a los nuevos presidentes, para así reducir la influencia neoconservadora.
Y, “si John McCain quisiera reducir la influencia de éstos, lo que es dudable dada su reconocida disposición de mantener las tropas estadounidenses en Irak hasta durante cincuenta años- tendría que reemplazarlos con otros individuos de derecha y con el mismo tipo de lobbistas que la administración de Bush ha usado para favorecer los intereses de las corporaciones que lo apoyan. McCain se halla tan comprometido con los intereses de las grandes corporaciones como Bush o Cheney.
“Incluso si el nuevo presidente fuera del partido demócrata, se necesitarían varios meses para llevar a cabo esa tarea, lo que daría tiempo a Cheney para seguir perjudicando al país, violando nuestra Constitución y la Declaración de Derechos” pronostica el periodista.
Se dice que el vicepresidente Richard Cheney no recordó luctuosamente el 5º aniversario del inicio de la guerra de Bush, (Michael Moore insiste en que debe llamársele “guerra de Bush”, y no “guerra de Irak”) sino pescando en el yate del Sultán de Oman en el Golfo.
Tampoco guardó recogimiento cuando se alcanzó la cifra de cuatro mil ciudadanos estadounidenses muertos durante la invasión y ocupación, una triste noticia para el pueblo estadounidense que, además, sufre el dolor de haber recibido ya no menos de cien mil heridos, mutilados y trastornados mentales a causa de una guerra.
Sin hablar de la penosa carga moral que debía pesar sobre la conciencia del “poder detrás del trono” por haber causado alrededor de un millón de bajas a una nación sin armas nucleares, que no fue responsable ni cómplice de los actos de terrorismo de septiembre 11 de 2001 en Nueva York y Washington, y ha tenido que soportar una monstruosa agresión sin haber atacado a nadie ni haber dado motivo real alguno para la violencia que le ha sido impuesta.
Cuatro años más de “cheneyismo” pudiera ser más de lo que el pueblo estadounidense es capaz soportar en términos de culpas y humillación.
Marzo de 2008