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Marzo 15 de 2008
Ciertamente son muchos los problemas y preocupaciones que aquejan a los cubanos de hoy. Puede decirse que absolutamente cada elemento de la vida diaria constituye motivo de inquietud, incluso aquellos que se declaran oficialmente resueltos o que componen una de las vitrinas del régimen, como es el tan llevado y traído tema de la educación. Hoy por hoy, una de las mayores angustias de los padres cubanos es la formación y aprendizaje de sus hijos, sobre todo de los que se encuentran cursando la educación primaria.
La educación en Cuba es gratuita, obligatoria y está garantizada, pregona el discurso oficial. Sin embargo, basta acercarse apenas a los programas de enseñanza y a los maestros responsabilizados con la formación de los niños, o simplemente dialogar con estos últimos, para descubrir el deterioro que atraviesa el sistema educacional en la Isla, cuyas consecuencias en un futuro más o menos cercano se anuncian de magnitudes catastróficas. Voy a graficarlo con varias anécdotas de la vida real, de las que fui testigo directo, o que conozco de fuentes muy cercanas y fidedignas:
Caso 1: Saraí es una niña que cursa el segundo grado. Su maestra le “enseña” que las cinco puntas de la estrella solitaria de la bandera cubana representan los cinco héroes “presos en las cárceles del imperio”.
Caso 2: El 25 de febrero pasado, en el matutino de la escuela primaria José Martí, sita en la calle Obispo, en La Habana Vieja, la maestra encargada de los pioneritos (guía base le llaman) explicó a los niños la gran significación de la fecha: “Un día como hoy –dijo- asesinaron al pionero Félix Varela”.
Caso 3: La maestra de Paolo acostumbra pedir a padres y niños aquellos regalos que considera deben hacerle. Recientemente le pidió a la madre de Paolo un mantel nuevo de los que se venden solo en divisas, deseo que se apresuró a cumplimentar ésta –no sin sacrificios- a fin de evitar represalias con el niño porque él “está muy mal en matemáticas”. Más tarde la maestra se quejó: el mantel quedaba un poco corto a su mesa… También necesita aceite de cocina y champú, aunque no le vendría mal si le regalaran un tinte para el pelo.
Caso 4: Mónica, de cuarto grado, insiste a su mamá para que prepare dos meriendas para llevar a la escuela: “una para mí y otra para la maestra”. Cada día la maestra designa a uno o dos de sus alumnos para cumplir esta nueva “obligación” de los educandos: satisfacer la gula del “educador”. Los niños que no llevan merienda para esta maestra son parados al frente de sus compañeritos de aula y acusados de “tacaños”, con la orientación expresa, por parte de ella, de que los demás los abucheen y repudien.
Caso 5: Un amigo me narra que una tarde, cuando fue más temprano que de costumbre a la escuela a recoger a su hija Violeta, de sexto grado, la puerta del aula estaba cerrada. Dentro los niños gritaban excitados, así que él empujó con fuerza y logró abrir la puerta de un tirón. Dentro, niños y maestras “disfrutaban” de una película de horror. Mi amigo comprendió de golpe por qué su hija tenía problemas para dormir por la noche, temía a la oscuridad y muchas veces despertaba gritando en medio de la noche. La maestra les tenía advertido “que se prepararan si alguno se iba de lengua y le contaba a sus padres” sobre estas instructivas clases de cultura cinematográfica.
Caso 6: Darío no se sabe el reloj y está ya en cuarto grado. A duras penas su mamá ha logrado que comience a entender las horas en punto y las medias horas. Resulta que a su maestra “no le gusta dar esa clase” así que “díganle a sus padres que se lo enseñen”.
Caso 7: Aileen está en tercer grado y cuando los padres la mandan a dormir porque en la película que pasan en TV hay escenas con sexo, la niña les deja claro que ella “sabe todo” porque su maestra y el novio se dan “besos de lengua y rosquete” en el aula, delante de los niños, “para que aprendan”.
No voy a extenderme sobre el particular. Mi intención es que los lectores que tengan conocimiento de experiencias similares u otras escriban aquí las que conocen y expongamos juntos la extrema gravedad de la situación: se trata de la formación de los valores de nuestros niños. Sin embargo, lo peor es que estos no son casos excepcionales, sino la generalidad. Ninguna responsabilidad social es tan grande como educar a los niños. Por mi parte, considero que los padres que callan ante esto, no solo se hacen cómplices del mismo crimen, sino que son aún más culpables que los propios maestros.
Mensajes
28 de marzo de 2008, 08:48, por Rosa C. Báez
Dice la Sra. ¿Eva gonzález? "lo peor es que estos no son casos excepcionales, sino la generalidad. Ninguna responsabilidad social es tan grande como educar a los niños. Por mi parte, considero que los padres que callan ante esto, no solo se hacen cómplices del mismo crimen, sino que son aún más culpables que los propios maestros", luego de desgranar un rosario de "historias" más truculentas que la mencionada película de horror que se exhibía según ella en una escuela...
Tengo un hijo y dos nietos... uno de ellos estudia en el mismo centro escolar donde culminé mi escuela primaria, lejos de aquellos días de primero y segundo grado, en la Escuelita de los Mangos, de madera, en la que teníamos que reunir los pupitres en un rincón cuando llovía porque esta caía más dentro que fuera... Mi sobrina es profesora integral de computación, y le da clases al más pequeño ¡¡de sólo 6 añitos!!
Si, tal vez me dirán que lo que cuento no tiene que ver con lo que Eva, tan aleccionadoramente, nos relata. Y me pregunto, dada la fuerza con que expone sus argumentos aquí, en este llamemosle Foro internacional, si ya Eva se acerco a los Directores de esas supuestas escuelas violadoras del mas estricto buen hacer profesoral. Si fue a algunas de las delegaciones municipales de Educación, si dirigió sus alertadores reclamos al Ministerio de Educación o si, simplemente, se dirigió al periodista José Alejandro Rodríguez, incansable Quijote que atiende en el Correo:
acuse@jrebelde.cip.cu
las quejas de nuestra población, "al duro y sin guante"
Y como sé que Eva, o dará la callada por respuesta o esgrimirá argumentos de censura, abuso de poder u otra de esos en los que se apoyan, colijo que está armando un asqueroso tinglado para desacreditar uno de nuestros más caros logros, la educación. Y que nada de lo que dice es cierto. Y que si fuera cierta aunque sea una ínfima parte de esas burdas y monstruosas mentiras, Eva, tu silencio en donde verdaderamente tienes que hablar te hace, como dijera Martí, cómplice
28 de marzo de 2008, 18:14, por Tomy
Suponiendo que todas esas peripecias educativas fueran ciertas y que todas hubieran ocurrido así en la práctica, no son nada de nada en comparaciòn con lo que ocurre en las escuelas del mundo: drogas, pandillas, asesinato de unos alumnos a manos de otros; los padres que tienen recursos llevan sus hijos a las escuelas hasta con escoltas, como ocurre en paìses de latinoamèrica que no viene al caso mencionar.
A los niños impedidos fìsicos se les asignan maestros ambulatorios paraque les enseñen ciencias y letras en sus propias casas.
Cuba ha logrado que ni siquiera en medio de las montañas un niño se quede sin escuela, parece que eso molesta a algunos.
La propia UNICEF ha reconocido los resultados de Cuba desde el punto de vista educativo.
No es perfecta la educaciòn en Cuba; pero ella ha formado ese espìritu de solidaridad y ayuda que tienen los cubanos, en un paìs donde la gente se saluda con alegrìa y se alegra de poder ayudar a otros hasta para encontrar la direcciòn de una calle.
Ver en línea : Cuba sos maestros
29 de marzo de 2008, 06:17, por Nuria Barbosa León
Me alarma toda la sarta de mentiras que habla Eva. Tengo un hijo en edad escolar y yo (siendo negra y de familia humilde) estudié hasta la universidad en el sistema educacional cubano, gratuito y obligatorio para toda la población.
Lo primero que me alarma es la falta de combatividad al no denunciar todos esos hechos, que por demás sabe, que se toman medidas al respecto con sanciones severas para los educadores que incurren en tales faltas.
Yo voy a contar varias anécdotas. Hace un tiempo fuí visitada por un joven argentino y juntos participamos en un cumpleaños de niños. El gaucho quizo saber si todos los niños sabían el significado de la frase "Seremos como el Che". Yo le propuse preguntar a los niños presentes en la actividad. Resultado: Todos sabían quien era el Che y lo asociaban a valores como revolucionario, honestidad, sencillez, valentía, solidaridad (claro, en su lenguaje).
El otro caso, en esta misma semana, nos quedamos dormidos en casa debido al cambio de horario en Cuba. Mi niño de 11 años por tal de no llegar tarde a la escuela se fue sin desayunar. Yo preocupada me fuí tras él para alcanzarle la merienda y cuando llegué a la escuela, él saboreaba dos panes porque hay designado desayuno para los alumnos de primaria, (algo que desconocía).
La maestra de mi niño labora con su grupo de 20 alumnos por aula desde que se iniciaron en primer grado. Es un maestro preparado para impartir todos los grados y conoce los rasgos de sus educando, sus vínculos familiares y el entorno donde vive. Lo cual incide en una mayor atención pedagógica a cada uno de los niños.
La escuela de mi hijo se llama Raquel Pérez, está ubicada en el barrio de Cayo Hueso, en el municipio Centro Habana. Se construyó hace 8 años, tiene aulas amplias, biblioteca, laboratorio de computación, áreas polivalentes para la educación física, patios interiores para el juego y comedor dentro del centro. Eso sin contar que cada aula tiene un módulo de equipos audiovisuales que contempla el televisor y el video para las teleclases.
Los niños están en la escuela desde las 8:00 de la mañana hasta las 4:30 de la tarde, con doble sesión de clases y almuerzo garantizado. Además de las asignaturas obligatorias reciben, computación, inglés, educación física y son atendidos por instructores de arte para la enseñanza artística.
Lo principal. Mi hijo va solo a la escuela y no hay temor de que sea secuestrado, violado ó raptado para vender sus órganos. Pensará que la escuela de mi hijo es una excepción de la regla ó un sueño de ciencia ficción. Invito y reto a cualquiera para que visite una escuela cubana.
¿En qué país del mundo tiene más garantías un niño? Me puede responder Eva
1ro de abril de 2008, 09:18, por Rosa C. Báez
Excelente descripción Nuria... también tengo una anécdota: hace unos dos o tres años, acompañé en un recorrido por la Habana Vieja a un matrimonio de colombianos, ceramistas que compartían el oficio artístico con la enseñanza en una escuela de niños de difícil conducta... Me contaba Luisa Fernanda cómo debían pasar un detector de metales por sobre la ropa de los educandos, y me hablaba de como muchos niños provenían del campo, del que habían huido por la acción de los paramilitares... Yo les mostré cómo en la Habana Vieja los niños rotaban por todos los museos, donde había un aula destinada a los niños, que daban alli sus clases normales y también aprendían el amor al cuidado del patrimonio artístico cultural... Mientras caminábamos, una fila de pioneros se acercaba cantando canciones infantiles: nos detuvimos para cederles el paso y cual no sería mi emoción al ver cómo Luisa lloraba, por el impacto que aquellos niños alegres y despreocupados le provocaron. Y pronunció una frase que nunca olvidaré: Cuiden esta revolución, porque es muy muy grande...
Y he tratado de cumplir esa promesa!!