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Cuba, la cultura viento en popa: VII Congreso de la UNEAC, Por Winston Orrillo
Publie le Domingo 6 de abril de 2008 par Open-Publishing1 comentario
A pesar del ominoso “silencio” del terrorismo mediático trasnacional, especial desde Perú
“La unidad lo hace todo y, por lo mismo,
debemos conservar este valioso principio”
Bolívar
“Con los pobres de la tierra
quiero yo mi suerte echar”
José Martí
Hemos seguido, paso a paso, la sesiones liminares, la inaugural, los férvidos debates, la emotiva sesión de clausura, todo con el fondo del salutífero cruce de espadas entre las naturales opiniones encontradas, y, asimismo, como aura que lo nimbaba todo: la presencia –en ausencia- del querido Comandante en Jefe (sólo hay uno) Fidel Castro que, escritor él mismo, y líder revolucionario y artesano de la Cuba impertérrita de hoy, participara -con una carta- en el evento que concluyera exitosamente...
Participara, con una carta paradigmática, dirigida al Miguel Barnet, entonces presidente de la Comisión Preparatoria y hoy, justicieramente, elegido para el cargo máximo en la señera Institución que agrupa a un abigarrado estamento de la sociedad cubana: el de los escritores y artistas, el de los creadores y constructores del alba: gente polémica y heteróclita, per se, que sin embargo, en esta ocasión, demostró su madurez y su afirmación en la conciencia de que la cultura y el arte –los artistas- no son raíces adventicias y, más bien, se imbrican en los más enjundioso del tejido social.
De allí la unidad dentro de la natural diversidad, de allí el acuerdo allende problemas y planteos opinables, de allí la unidad que, como misil transcontinental, resultó el colofón del proficuo VII Congreso que fue todo menos una Asamblea de estetas desarraigados que persiguen el dernier cri, para subirse al carro de un esnobismo a ultranza que, por cierto, recibe baños dolarizados, ya sabemos de dónde…
Fueron, pues, días y noches intensos, álgidos por momentos, pero plenos de sentido creativo y de diáfana conciencia de que el mundo de la cultura, de los intelectuales, de los artistas, es una de las preseas más carismáticas de la Segunda Independencia de América Latina, que empezara (se admiten opiniones) el 26 de Julio de 1953 –un siglo después, precisamente, del nacimiento del Héroe Nacional, en cuya memoria, y encabezados por Fidel, se hizo la toma al Cuartel Moncada, que quedara tachonado con la invicta sangre de los que serían fundadores del Primer Territorio Libre en América.
Y luego el Juicio del Moncada, donde el escritor, el jurista –vir bonus discendi peritus- Fidel hizo su autodefensa y lanzó al mundo una joya de literatura jurídica que, indeleble, ha atravesado el tiempo y el espacio, pues, aparecida en la década del 50, hoy es un clásico en su género y una pieza maestra que solo pudo ser escrita por quien , desde entonces, tenía como sus pater familis a José Martí y a Bolívar, quien, precisamente, alguna vez escribiera –lo que aplicamos a Fidel: “Sin la igualdad perecen todas las libertades, todos los derechos”.
Lo anterior para explicar –y no se olvidan innúmeras piezas oratorias del calibre de los discursos dados con ocasión del recibimiento de las víctimas del Crimen de Barbados; o su presentación, indeleble, en el Foro mundial de NNUU o esa pieza oratoria en la Cumbre de Río, donde dijera aquel diamante que solo puede ser obra de un espíritu preclaro: “Que muera el hambre y no el hombre” (cito de memoria, pues sobre esto discurríamos [café retinto de por medio] con Pastor Rodríguez, Ministro Consejero de Cuba en Perú, y con el que comentábamos las virtudes, eximias, de Fidel-escritor [sin contar los artículos que casi diariamente publica en la prensa mundial, en los que se trasunta su permanente interés por el acaecer y la suerte ya no solo de su bienamada patria, sino del género humano en su conjunto: como por ejemplo cuando se pronuncia sobre la bioenergética o los reiterados crímenes del Imperio y los imperialistas: todo ello tratado con un estilo que roza los linderos de la genialidad])
Lo anterior, del mismo modo, para aplaudir el hecho de que el Comandante Fidel haya sido nominado como Miembro Emérito de la UNEAC, aunque por su obra, hace tiempo que “de oficio” (como dicen mis amigos rábulas) debía habérsele otorgado su carnet para que se le reconozca como Miembro Activo de una Institución –la UNEAC- que ha sabido sortear las vicisitudes, Scila y Caribdis homéricas, las anfractuosidades de la situación mundial –el derrumbe del bloque llamado socialista- y la creciente y cada vez más ahíta de arterías, conducta del mayor enemigo de la humanidad, el imperialismo norteamericano que no dejaba pasar día sin elucubrar cómo defenestrar al Héroe máximo de Playa Girón, al titán de la Sierra Maestra.
Pero asimismo están las llamadas “tecnologías de punta” que seducen e hipnotizan a las masas, pero frente a las cuales es necesaria la reflexión admonitoria de Fidel sobre su uso, y lo que ello implica, como mayor enriquecimiento de las trasnacionales que acumulan en sus manos, en dólares ”tantos ceros que es ininteligible”; y “Peor todavía: cada uno de los nuevos inventos” será sustituido por otro invento más efectivo y ya no puede garantizarse el secreto de lo que habla una pareja en el banco de un parque “.
Y continúa el Comandante, muy preocupado por el destino de los cubanos ahora que se abre el mercado a la voracidad omnívora de las trasnacionales fabricantes de todo esto. Y frente a lo cual, el maestro austero que es Fidel, proclama: “¿Tiene algún sentido ese tipo de existencia que promete el imperialismo? ¿Quiénes rigen la vida de las personas? ¿Puede incluso garantizarse la salud mental y física con los efectos no conocidos todavía de tantas ondas electrónicas para las cuales no evolucionó ni el cuerpo ni la mente humana?”
Fidel insistió en que preguntas cardinales como éstas “no pueden dejar de ser abordadas en un congreso de la UNEAC”. A riesgo que digan que es fatalismo, a lo que él responde: “No, fatalismo es dejar de plantear el problema” Y luego repasó temas caliginosos como el del “clima cambiado como consecuencia de la acción irresponsable del hombre” y su correspondiente rotura de equilibrio” “¿Cómo restablecerlo es el gran problema por resolver”.
De este modo, el argonauta del “Granma” concluyó, y luego de pasar someramente lista a las principales arterías de los adversarios escaldados por los triunfos innegables de la Revolución, señaló que los éxitos del proceso cubano, “exacerban el odio de nuestros adversarios”, por lo que sus órganos de prensa “nos atacan en jauría”
Luego de pasar revista al escandaloso episodio de censura -¡en Suecia!-, donde el sitio web llamado Rebelión, por su innegable apoyo a las nobles causas de la Isla, fue sacado del aire por empresas yanquis contratadas para tal fin.
Y concluyó con esa capacidad suya de sintetizar el pensamiento, hasta que quede como una proclama, como un lema renovado:
“todo lo que fortalezca éticamente a la Revolución es bueno, todo lo que la debilita es malo”
Acaeció, pues, este gran Congreso que, en sí, constituyó la prueba más esclarecida de que la creación sigue siendo una martiana trinchera de lucha, y que sus creadores-sus catecúmenos,, sus condotieros- mantienen la guardia en alto y, como decía el poema del inmortal León Felipe: “sensibles a todos viento” no esperan que la realidad se transforme sola, sino que ellos mismos aspiran a ser protagonistas de la consolidación de esa sociedad cubana del siglo XXI en la que, unimismados, artistas - vale decir, pueblo- y gobierno y dirección política , tienen el mismo Norte, cuyo continente y contenido están en perpetua consolidación.
Prueba fundamental de lo que afirmamos, es la presencia del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, General de Ejército Raúl Castro Ruz, quien acudió a despedir a los congresistas y manifestó que éste “había sido un gran Congreso, con mucha discusión”. Expresó, asimismo, su acuerdo con la mayoría de las opiniones “mientras algunas, las menos, sinceramente no las compartía. Sin embargo resaltó que “para esa diversidad de criterios luchábamos”, y recordó “como siempre había sostenido que, de las mayores discrepancias, salen las mejores decisiones”.
El discurso de clausura lo pronunció el Ministro de Cultura, novelista y ensayista. Abel Prieto, y la misma sesión estuvo presidida también por los miembros del Buró Político del Partido, Esteban Lazo y Carlos Lage quienes a su vez felicitaron al poeta, novelista y etnólogo Miguel Barnet, figura emblemática y de real proyección internacional, por su elección como Presidente de la UNEAC.
Pero la condecoración máxima la dio la Central de Alcantarillas del Terrorismo Mediático que, una vez más, (Vico, Vico, la historia se repite); una vez más, quisieron tapar el sol con un dedo y dieron la orden de silencio para todo lo que se refiera al VII Congreso de la UNEAC.
Pero resulta que el silencio resultó más expresivo que sus columnas tarifadas, porque en Cuba ha triunfado el porvenir, mientras los órganos de prensa del Establishmen representan a un valetudinario esperpento que, poco a poco, va cayéndose por el peso de su infamia, de su estrabismo histórico, ya suficientemente estudiado.
La Calera, Lima, 5 de marzo de 2008
Mensajes
8 de abril de 2008, 01:15, por Idalia
Felicito a la UNEAC por tan grandioso y creativo VII Congreso. Me gustaria manenerme en comunicacion con ellos. A lo mejor y se puede. Soy Directora de Cultura de la Unversidad Politecnica de Nicaragua. Proximamente tendremos un encuentro con los Directores de Cultura de todas las universidades del Consejo Nacional de Universidades y esta experiencia de ustedes me han enriquecido en relacion a algunos temas de interes de la cultura.