Portada del sitio > De la Conferencia Episcopal Venezolana
De la Conferencia Episcopal Venezolana
José Gregorio González Márquez
caminosaltair@hotmail.com
Ya no resultan extraños los ataques que en forma constante realiza la Conferencia Episcopal contra el Gobierno del Presidente Hugo Chávez. Tal parece que la mayoría de los obispos venezolanos están apostando al debilitamiento de los cambios generados en el país con la llegada de la Revolución Bolivariana. La cúpula de la iglesia venezolana deja de lado su ministerio – heredado de los primeros cristianos – para convertirse en un operador político de quienes pretenden regresar al poder por la vía de la violencia. Alejarse de los sentimientos del pueblo de Dios, le ha acarreado la deserción de miles de feligreses. Muchas iglesias y sectas religiosas han crecido en Venezuela producto del abandono con el que son castigados los creyentes. En muchos templos católicos, se dedica la homilía a atacar sistemáticamente las obras, planes y proyectos del gobierno para crear un clima de zozobra entre la comunidad con el cuento del comunismo. En los años sesenta cuando comienzan los primeros focos guerrilleros en el país, desde los púlpitos se engañaba al colectivo diciéndole que los comunistas asesinaban mujeres, comían niños y otra cantidad de barbaridades.
Hoy, parte de esa iglesia retrógrada busca anular el avance de la Revolución; se alía a los poderosos intereses empresariales y políticos con la esperanza de seguir figurando en sus donativos. Ahora vemos con tristeza como esos jerarcas se alejan de los postulados evangélicos para asumir la defensa de quienes durante cuatro décadas saquearon el país, persiguieron, asesinaron, torturaron y desaparecieron a sus oponentes políticos. Entonces pocos ministros de la iglesia católica levantaron su voz de protesta para señalar los abusos de autoridad que se cometían. La doctrina social de la iglesia tiene sus cimientos en las enseñanzas dejadas por Jesucristo; el amor al prójimo, la ayuda a los pobres y desamparados, la atención a los enfermos representan realidades olvidadas para ser sustituidas por el creciente interés político de los obispos.
La iglesia está llamada a crear un clima de reconciliación no de tensión; sus esfuerzos deben apuntar hacia la adopción de un socialismo humanista, capaz de brindar sosiego espiritual y humanitario a todos los venezolanos. Confabularse con grupos minoritarios para atacar descaradamente a la mayoría tiene visos de sectarismo. Si somos iguales ante los ojos de Dios cuál es la razón que prevalece para que tantos compatriotas sean relegados por los ministros de la iglesia. En estos días de conspiración, de odio visceral, de marchas filofascistas, de amenazas llegadas desde las filas de la extrema derecha, es papel fundamental de la iglesia católica llevar a la feligresía un mensaje de esperanza donde se haga hincapié en los principios del cristianismo. Jesús, hijo de Dios hecho hombre, vino a la tierra a redimir a la humanidad, a perdonarla por los errores cometidos, a sembrar valores, a fomentar la reconciliación entre los pueblos; su paso por el mundo no estuvo jamás marcado por la política. Así que obispos y sacerdotes, pastores de la iglesia cumplan su obligación, atiendan espiritualmente al pueblo; recorran los barrios, vayan al campo, acérquense al prójimo, vivan el evangelio.